No es agradable ni fácil decir NO. Eso lo sabemos todos, pero es necesario por nuestra seguridad. Si nunca les decimos que no a nada, los caballos no adivinan nuestras normas por lo que tenemos que explicarles claramente que pueden hacer y que no. Si nadie les pone un tope nunca, ellos instintivamente van ganando terreno. Y si a nuestros potritos les consentimos todo, se pueden volver tan y tan agresivos que pueden no tener vuelta atrás. Mucha atención a aquellos que se han quedado sin madre por algún motivo.
Si ignoramos ciertas señales y vamos dejando que hagan un poco lo que les parece, es muy posible que con algunos caballos nos hagamos daño. Existe una gran diferencia entre:
un caballo que está atento a nosotros, educado y equilibrado de energía, al que le dejamos comer de vez en cuando, no somos tan estrictos en las normas porque sabemos que a la mínima que les llamemos la atención están ahí para colaborar en lo que sea.
La mayoría de nuestros caballos que no saben muy bien por donde van los tiros. Nos solemos quejar que de repente se asustan de todo o que nos suelen atropellar o empujar cuando algo les llama la atención y cuando queremos su atención están pendientes de otra cosa. Principalmente en momentos de conflicto. Estos caballos, para volver a ser caballos necesitan que un líder les diga cuando sí y cuando no pueden comer o hacer ciertas cosas que los caballos hacen. No necesitan que les dejemos hacer lo que quieran porque puede ser contraproducente.
En este caso en particular, el caballo tiene prisa para entrar y le he puesto un tope porque no quiero que salga corriendo para irse a comer. Quiero que respete mi espacio, que entremos tranquilos y una vez esté relajado, le soltaré para que vaya a comer. En el curso on-line de Lenguaje Equino explicamos, además de todos los conceptos fundamentales sobre la comunicación entre jinete y caballo, cómo se pone el tope y qué ejercicio es clave para tener a nuestros caballos atentos en todo momento. Sería largo explicarlo aquí por palabras. En el curso lo tenemos todo en vídeo y con ejemplos 😉
Hay que mantener la educación de los caballos, un caballo educado pero ya con algunas mañas, fácilmente ‘olvidará’ las buenas costumbres. Con el caballo de la imagen hay que recordarlo constantemente porque en caso contrario, como ya ha ganado la mano de quien trabajó con él anteriormente, podría ser peligroso para mi y para otros que lo suelten cuando yo no esté.
En el momento que yo le pongo un tope él me da unas pequeñas
señales. Son sutiles, pero existen:
Cuando le pongo presión para ir hacia atrás, en
lugar de apartarse para salir de la presión, tensa el cuerpo en mi dirección
Tuerce el cuello y la cara hacia mí, junto con
el morro y la oreja.
Es justo el momento en el que debemos empezar a explicarle de forma clara qué es lo que sí y no puede hacer cuando les ponemos límites. Además de las señales, existe una energía que vamos sintiendo a lo largo del trabajo, y esa energía puede ser de distintos tipos: tranquila y receptiva, o tensa y contrariada, o alegre y desatenta, etc. La iremos captando conforme vayamos viendo las señales e interpretando el momento en su contexto. En este caso, su energía es claramente contrariada y ya invadiendo mi espacio.
Si estas señales son ignoradas, lo siguiente puede ser una reacción brusca y peligrosa: pueden arrancar a correr, morder, o cualquier otra. Teniendo en cuenta que suelen ser caballos de naturaleza dominante y siguen su instinto.
A veces nos puede parecer que ciertas señales no tienen importancia pero la tienen. En este caso, estas señales que vemos en la imagen, definirán un final feliz o uno peligroso de una conversación con el caballo. Es uno de los momentos clave, en los que, o se corrige y se deja claro lo que permitimos del caballo, o él toma el mando.
Puedes ver la clase entera sobre esta imagen en el curso online sobre Cómo educar al caballo del ramal que consta de más de 30 vídeos, con ejercicios de diagnóstico sobre la situación actual de tu caballo, demostraciones, ejercicios fundamentales que puedes añadir a tu rutina diaria de trabajo y estaré ahí para echarte una mano con ellos:
Si eres nuevo por aquí, te interesa el tema de la educación de tu caballo, no estás suscrito al blog y no sabes muy bien por donde empezar, sugiero que te descargues la Guía de 15 Normas Esenciales de Educación Equina que regalamos una vez rellenes el formulario para suscribirte al blog. Una vez te la leas, te llevaremos por correo, por un camino que hemos trazado especialmente para ti, para que mejores la comunicación con tu caballo en el día a día. Podrás hacerme preguntas y formular dudas por correo, que te responderé sin costes, te informaremos de nuevos retos y cursos que vamos proponiendo que hagas. Muchísimo material que mandamos por correo es únicamente para nuestros suscriptores.
Podemos dejar que haga siempre lo que quiera para que sea un caballo “feliz”, para ello le podemos dejar suelto en el campo y no interactuar con ellos.
Pero si no es ese el caso, si queremos interactuar con ellos, cuidarlos y protegerlos, no podemos dejar que hagan siempre lo que quieran. Sí se les puede dejar hacer cosas, pero dentro de unos límites que tenemos que establecer nosotros y nadie más.
Cuando conocemos a una persona y le damos libre acceso a hacer un poco lo que quiera en nuestra relación con ellos, sin poner ningún tipo de límites, pueden pasar dos cosas:
Que la persona sea educada y sabe donde están los límites de los demás y tiene en cuenta nuestro espacio personal. Aquí estaremos hablando de una educación general.
Que no tenga en cuenta los límites de los demás y empiece a ganar terreno. Y creo que todos sabemos por donde estoy yendo. No hace falta poner ejemplos. Esa persona, si no se le ponen límites, acaba por quitarnos todo lo que tenemos si le dejamos.
En ambos casos, nosotros estamos actuando de forma equivocada.
En el primer caso, por mucha educación que tenga la otra persona, no nos conoce. Y la única forma de conocernos es que de vez en cuando le dejemos entender lo que sí y lo que no nos gusta que haga cuando estamos juntos. Nadie es adivino y nadie ha nacido para complacer a otra persona, por mucha educación que se tenga. La relación puede ir a peor sólo porque uno no comunica lo suficiente sobre lo que sí y lo que no permite. Y puede haber malentendidos constantes por culpa de ello. Sintamos la diferencia entre: “Si si, estás en tu casa, soy tu amigo, haz lo que quieras.” O, “Sí si, estás en tu casa, soy tu amigo, pero esto no me gusta, y esto prefiero que no lo toques, etc”.
En el segundo caso, estamos lidiando con una persona que además de no haber aprendido los límites, está acostumbrado a conseguir lo que quiere de personas que no ponen límites. No hay confianza. Hay abuso. Y si no le paramos los pies a tiempo podemos estar metidos en un problema grande. Es mejor no hacer cosas serias con estas personas o si lo hacemos, ponerlas en orden a la mínima que veamos que están ganando terreno. (Por experiencia, cuando se ponen en orden, se apartan y se van a intentar ganar terreno con otras personas.)
Volvamos a los caballos, que aunque sigo siendo alumna en la equitación, de las personas tengo aún mucho más que aprender 😊
Un caballo al que tenemos educado que sabe lo que sí y lo que no puede hacer en términos generales, no tendrá ningún problema si le dejamos que coma aquí o allá en un paseo relajado. O le damos comida de la mano. O dejamos que se mueva un poco cuando nos subimos de vez en cuando, o dejamos que se tumbe cuando no toca, etc. Siempre y cuando, se le recuerden las normas de convivencia cuando sea necesario. Generalmente con un gesto sutil ya han entendido que por allí pueden o no pueden ir.
¿Por qué?
Porque estos caballos saben perfectamente que a la mínima que se les llama la atención para seguir trabajando o atendiendo, lo harán sin poner más problemas. Son los caballos con educación. Y de vez en cuando hay que recordar: “Sí sí, soy tu amigo, pero espera, esto no te lo permito.” Generalmente son caballos seguros de sí mismos, no sufren de ansiedad, son atentos y de espíritu relajado.
Los caballos que no han aprendido límites no son caballos con confianza en sí mismos cuando están entre humanos. Les dejamos hacer un poco lo que quieren y al ratito ya no aceptan que les llamemos la atención, hay que “tirar constantemente de ellos” para que nos atiendan, nunca están de acuerdo con una orden firme y a la mínima que nos despistamos nos han ganado terreno y nos tenemos que poner más firmes y serios. Suelen ser caballos inseguros, atentos a todo menos a nosotros, suelen tener querencia y tienen tendencia a resistirse a las peticiones. Estos caballos muchas veces también son causadores de problemas cuando vamos en grupo con otros caballos y cuando están sueltos con otros pueden ser los problemáticos del grupo.
Espero que esto ayude a reflexionar un poco sobre lo que hacemos con nuestros caballos.
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Mientras trabajamos los caballos no
siempre están de acuerdo con lo que se les pide. No es por fastidiarnos ni es a
propósito, simplemente están siendo caballos y tienen otras cosas que su
instinto les dice que son más importantes. Claro que cuanto mejor educados
están, menos resisten y, por lo tanto, mayor es nuestra responsabilidad para
que no dejen de ser caballos. Sólo deben colaborar en el trabajo como caballos,
ni como personas ni como máquinas.
Cuando no están de acuerdo podemos
simplemente darles dos tirones o dos patadas para que atiendan, pero cuando nos
preocupamos por tener una comunicación y queremos resultados a largo plazo,
vemos que ellos nos hacen saber su estado de tensión mediante diferentes
señales.
El bostezo es una de ellas. En este caso,
este caballo en particular, cuando era entero y fue de mano en mano, una de las
cosas que hacía precisamente en esta bajada, era salir corriendo para entrar en
el picadero donde había una yegua que debía cubrir. Estas y muchas otras cosas
han hecho que se acostumbrase a no respetar a quien está de la mano con él.
Como no es el único caballo con esta mala costumbre es un buen ejemplo.
Equiconsejo: No es aconsejable que un principiante o a alguien con poca experiencia trabaje o quiera educar a caballos con muchas malas costumbres. Primero debemos aprender nosotros y luego aprender a enseñar al caballo de forma correcta y corregirle cuando haga falta. Para un principiante es siempre mejor un caballo que no tenga malas costumbres y no haya aprendido a ganar al jinete. Claro que por falta de experiencia, el caballo puede ganar algunas malas costumbres y debe aconsejarse siempre con un profesional de calidad para que le mantenga el caballo educado y le enseñe a educar a su caballo mientras trabaja con él. Cuanto mejor sea el carácter y la educación de base del caballo, menos problemas dará.
Aquí, en el vídeo de donde hemos sacado esta imagen estamos demostrando cómo funciona la educación previa a una situación de conflicto durante una de las clases del curso on-line. En este caso, el caballo tiene un poco de exceso de energía (que es una de las situaciones en puede salir todo lo malo que han aprendido a lo largo de los años) y voy a llevarlo a un campo de hierba que él ya anticipa. No es un gran conflicto ni nada espectacular porque no es la idea, queremos ver ejemplos que ocurren en nuestro día a día para que puedas identificarte con ellos.
Yo siempre suelo hacer un pequeño test a los caballos cuando los llevo de la mano, forma parte de los ejercicios de diagnóstico que suelo indicar para conocer un poco más sobre la relación caballo-jinete: es simplemente parar. Parar para ver su paciencia, su naturaleza, el nivel de educación, su estado de estrés, atención, etc, En este caso, como lo noté un poco tenso, paré para ver su reacción y a los pocos segundos, al ver que no íbamos a avanzar, bostezó. Liberó tensión y al mismo tiempo, a mí me sirvió para indicar que estaba tenso pero que estaba en proceso de relajarse, no estaba demasiado de acuerdo porque si lo estuviese, no bostezaría. Se relajaría, bajaría la cara, masticaría y todo él se relajaría.
Equiatención: Todas las señales que debemos aprender a detectar vienen acompañadas de una energía que el caballo emana hacia nosotros o hacia el ambiente. Cualquier estado de tensión por nuestra parte nos dificultará el acceso a ese tipo de energía (que es realmente la que comunica con nosotros mucho antes de la gestual o verbal). Muchas veces, creemos que estamos tranquilos pero nuestro lenguaje corporal, nuestra intención y energía le dice otra cosa al caballo. Ellos no engañan;). Del mismo modo que el caballo «lee» la energía de nuestros gestos y la interpreta de una forma absolutamente increíble, nosotros debemos también aprender su lenguaje observándolos, aprendiendo y estando entre caballos.
En esta foto no se aprecia bien, es mejor en los vídeos y mejor aún en
vivo. Pero hay que empezar a tenerla en cuenta. Solo así acabaremos por
sentirla en el momento.
Junto con otros pequeños gestos, concluyo
que el caballo está tenso, no está demasiado de acuerdo con que yo me pare y él
tenga que hacerlo también pues así se lo he enseñado y sabe que, si no responde
a mis ayudas, hay consecuencias incómodas para él. Y cuando digo consecuencias,
no digo palizas ni nada parecido. Consecuencias son límites que un caballo
puede o no puede rebasar. Topes. Lo pondré incómodo si los rebasa. Le
llamaremos educación.
Esta señal me pone en un estado de alerta para el resto del camino puesto que la falta de ganas de colaborar indica que su tensión se va acumulando y que a cualquier despiste por mi parte o conforme el campo de hierba sea más y más cercano para él, más impaciente se pondrá. En estos casos es importante que el caballo tenga una educación previa para que le pueda hacer recordatorios durante el camino de que estoy ahí y que debe respetar mi integridad física en todo momento. Sin estrés. pero sin despiste. No es peligroso ni tiene por qué ir mal, pero, si estamos trabajando y vemos esta señal es bueno mantener al caballo en orden en todo momento y ver cómo podemos acabar de liberar esa tensión que parece que está acumulada. Si está con exceso de energía, quizás es un buen momento para quitarle ese exceso, soltándolo primero y trabajándolo un poco en libertad.
Si quieres ver como funciona el lenguaje equino durante el trabajo diario con nosotros, con un montón de ejemplos, clases, conceptos y ejercicios, prueba uno de los siguientes cursos online en los que estaré ahí para echarte una mano con tu caballo:
Un caballo que retrota cuando va con otros caballos y no lo hace cuando va solo por el campo, claramente nos indica que no está tranquilo con otros caballos.
Retrotar cuando va con otros, en el fondo es un buen
momento. Bueno, en el mismo momento reconozco que no es para nada agradable,
principalmente porque ir montados en un caballo que retrota sin poder
solucionarlo puede llegar a revelar nuestro peor carácter (ese que solemos
guardar y sólo aparece en las ocasiones de estrés).
“Los problemas nos hacen tomar
decisiones”
Digo que es un buen momento porque es un momento en el que
hay que decidir sobre la equitación que estamos practicando, y cuando digo
equitación no digo montarnos encima de un caballo e irnos a pasear. La
equitación trata de equilibrar tanto física como mentalmente a un binomio: son
dos seres, de los cuales, uno es irracional. Y muchas veces el otro
también…pero se supone que estamos trabajando en ello y nuestros caballos son
de gran ayuda para practicar nuestra “paz interior” como le llaman algunos.
Como seguramente ya habrás visto (y a veces experimentado),
durante los momentos de estrés y conflicto sale todo lo malo que hemos
aprendido a lo largo de la vida y no hemos aprendido a dominar, disipar o
dirigir, y para los caballos no es diferente. Es en los conflictos donde vemos qué
debemos mejorar y qué estamos haciendo mal, ya sea con nosotros mismos o con
nuestros caballos. No en ese mismo momento porque la situación está en
caliente, pero una vez ha pasado la tormenta, volvemos a la calma y es momento
de reflexionar.
Una de las formas de intentar disipar nuestro estrés cuando
vamos con otros caballos, suele ser echar la culpa a los demás, porque, claro, “los demás están aquí para complacernos”
pero nos equivocamos. Nosotros somos los
únicos responsables de cómo se porta nuestro caballo. ¿Que los demás pueden
hacerlo mejor? Sí. Claro. Y para complacernos deberían ser perfectos.
¿Pero quién educa a nuestro caballo? ¿Y quién elige salir
con otros caballos (y jinetes) cuando el nuestro no está preparado para hacerlo
(o nosotros)? ¿Es nuestro caballo diferente y nunca será capaz de andar con
otros sin retrotar o ponerse nervioso?
No. Para nada. Pero tenemos que estar dispuestos a seguir un
proceso de educación con nuestro caballo.
“En momentos de conflicto no se
educa a los caballos. Se educa antes.”
Los momentos de conflicto son una especie de prueba para ver
si hemos hecho bien o mal los deberes y en caso de que no estén bien hechos, es
un buen momento para probarnos a nosotros mismos que somos capaces de mantener
la calma y la educación, con nuestro caballo y con los demás.
Es el momento de hacer un paso atrás y dejar de hacer lo que
nos apetece (en este caso pasear tranquilamente con amigos) y volver a la base
de la educación del caballo. Si tenemos sitio para hacerlo allí mismo, en la
situación de conflicto bien, si no, habrá que irse a casa a hacer deberes.
Y si no tenemos tiempo, no nos apetece, “ya sabemos montar a
caballo, que ya lo hacemos desde hace muchos años” o no es nuestra prioridad,
no nos podemos quejar de que retrote cuando vayamos con otros caballos.
Parece duro que lo diga así, pero no lo veo de otra forma. Si
hay más estímulos que interfieren en su educación, la cosa es más difícil pero no
imposible; tardamos más tiempo en lograr resultados y hay que ir recordándole
que estamos ahí. Cuando van con nosotros siguen nuestras normas y es nuestra
responsabilidad explicárselas y que vean las consecuencias cuando las rebasan:
Pero siempre que las rebasen, no una vez sí y otra no.
Yaaaaa…lo sé….
“¿Quién dijo que la educación era
simple?”
Ni es algo inmediato y ni se consigue dándole a unos botones.
Y ahora vamos a la solución para ti que nos lees (y que si
has llegado hasta aquí seguro que lo haces porque ya te has dado cuenta de que
algo tiene que cambiar para solucionar el problema 😉)
No voy a entrar en áreas que no son mías, presupongo que el
caballo está bien cuidado de cascos, tiene los dientes hechos, lleva equipo que
no le daña y está sano de miembros y dorso. Caso contrario, un buen
veterinario, un buen herrador y/o un buen fisio seguro que puede ayudar.
En primer lugar, debes cuidar tu
asiento. De verdad, no es ninguna broma.
Si vamos con las piernas sueltas, el peso atrás en la montura y agarrados a la boca del caballo, nunca seremos capaces de tranquilizar al caballo, simplemente porque le estamos haciendo daño. Lo hemos hablado en el post anterior.
Y me preguntarás: ¿Pero
porqué cuando va solo y voy igualmente sentado no lo hace y con otros caballos sí?
Pues porque para él es un momento de conflicto y en esos momentos el caballo se
mueve más, empeora nuestro asiento y lo empeoramos todo.
Soluciones que yo te puedo dar desde aquí:
Periódicamente doy cursos de corrección de errores de asiento y aplicación de ayudas, se me da bien trabajar el asiento de los jinetes y acoplarlo a sus caballos y su forma de ser. Hago cursos en grupos de mínimo 6 personas y si así lo quieres voy a casas particulares para trabajar de una forma intensiva el asiento si ese es realmente el problema. Dos días trabajando en tu asiento mañana y tarde, más los deberes que pongo para ir haciendo cuando no estoy, dan mucho de sí, se mejora muchísimo y en pocas sesiones nos vamos librando de un problema que, si no se trata, nos molestará para siempre en todo lo que hagamos con nuestro caballo. Claro que todo tiene su coste y su organización, pero piensa, ¿Cuánto dinero has gastado en esto, ¿cuántos años llevas en esto y tus piernas y tus manos aún no responden como te gustaría? Y muchas veces el tiempo necesario para cambiar las cosas es mucho menos del que te imaginas. A continuación una playlist de vídeos con resúmenes de lo que vamos aprendiendo en los cursos (puedes verlo cuando termines de leer el post ;)):
En segundo lugar, debes cuidar la
educación que tiene tu caballo pie a tierra.
Y tampoco es ninguna broma.
Pie a tierra, ya sea a distancia o del ramal, podemos poner normas simples de convivencia y mientras les estamos enseñando esas normas establecemos una comunicación no verbal que el caballo entiende.
En primer lugar, le dejamos claro que quien pone las normas somos nosotros y mientras lo hacemos, le pedimos su atención completa porque sin ella no aprende nada. Una vez tenemos su atención, le damos la posibilidad de elegir lo que va a hacer dentro de unos límites: Lo que no debe hacer tiene consecuencias incómodas, mientras que lo que le permitimos hacer le ayuda a obtener nuestra relajación después de haber puesto unos límites mediante la presión. Este proceso, a su vez, hace que desactivemos la parte reactiva de su cerebro y lo pongamos a trabajar para encontrar soluciones. Es decir, lo estamos dirigiendo para que trabaje su autocontrol.
La costumbre de desconectar la parte reactiva de su cerebro mientras está con nosotros, hará que en momentos de conflicto nos preste más atención puesto que sabe que buscaremos la forma de que se sienta cómodo y no incómodo.
Trabajar de esta forma con nuestro caballo hará que trabajemos nuestro autocontrol también y conozcamos mucho mejor las reacciones de nuestro caballo aprendiendo a anticiparlas.
El trabajo pie a tierra hará que el caballo flexibilice su cuerpo, por poner un ejemplo, el simple hecho de pedirle que vaya hacia atrás: hace que cargue el peso sobre los posteriores, redondee el dorso y levante la espalda. Cuando hace todo eso y además lo hace relajándose al mismo tiempo, obtendremos una descontracción de la nuca y la mandíbula. ¡Cuántas veces hemos escuchado sobre la importancia de lo que acabo de escribir cuando estamos montados!
En tercer lugar, debes cuidar del
exceso de energía de tu caballo
Ya hemos hablado mucho sobre esto en este blog, no hace
falta mencionar que ir a pasear una vez por semana y el resto de los días tener
al caballo en box, no vale. Por mucho que no tengamos tiempo, no podamos
más…eso no vale. Por lo menos deben estar sueltos todos los días. Y no es que
no puedan comer (como me malinterpretan algunos), es que hay que equilibrar lo
que come el caballo con el trabajo real que hace todos los días.
Eso hay que decidirlo junto con el veterinario. Y no vale
engañar al veterinario. Si le decimos que hacemos doma clásica expliquémosle
qué trabajo hacemos. Es diferente un buen calentamiento, trabajo de trote con
ejercicios de diferentes niveles y el caballo ser capaz de galopar un cuarto de
hora seguido con pequeños descansos, ejercicios, paradas, cesiones,
alargamientos etc, que puede ser en total entre 25 y 40 minutos de trabajo, que hacer 20 minutos de paso, un poco de trote “cochinero” un galopito de vez en
cuando, unos círculos y un pequeño paseíto de la mano para terminar, aunque
hayamos tardado en total una hora y media.
Lo mismo para los paseos, hay que ser realista. Pensemos: ¿mis
paseos por el campo tienen sólo cuestas, largas o cortas, pero cuestas y algunas
fuertes?, ¿son rectas, voy siempre al paso, hago un poquito de trote y una
galopadita, y lo demás paso?, ¿o lo troto durante un cuarto de hora seguido, le
doy unos galopes de uno a dos minutos seguidos en cuestas ligeras y el trabajo
es intensivo? ¿Hago paseos al paso de una hora o de tres?
Los caballos necesitan descargar sus energías y no siempre el trabajo de pista o el paseíto por el campo se ocupa de esto. Y los hay que casi todos los días necesitarían dar unas patadas al aire para soltarse y para soltar energía que le sobra.
Desfogar a nuestro caballo por el campo a galope tendido no
es solución. Muchos caballos se calientan por el campo y más de cabeza, cuanto
más corren más se calientan, más sudan y más se estresan. Esa no suele ser
buena solución. El exceso de energía debe ser gestionado junto con unos puntos
de educación para que se establezca una comunicación antes de montarse uno en
el caballo.
El trabajo en libertad suele ocuparse de este problema,
tener al caballo suelto no siempre es suficiente, si llueve no suelen correr
para no resbalar y las energías se acumulan, aunque estén sueltos todo el día,
así que proporcionarle un trozo de terreno diferente en el que le pidamos
cuatro cosas para ver cómo está de receptivo y si sabemos hacerlo podemos hacer
el trabajo en libertad completo es ¡muy buena idea!
En cuarto lugar, debes cuidar de tu
trabajo montado.
Saber cambiar de dirección, parar, arrancar, hacer un paso
atrás, hacer un círculo, pedir galope, venir a más y a menos sin tirar de la
boca del caballo y utilizando un proceso que el caballo es capaz de entender
para cada cosa, es tan importante para pasear como para darse un recorrido a
1,60 o correr un gran premio de doma, vaquera o clásica.
En esto puedo ayudarte también, pero primero hay que ver cómo está el caballo de energía, como vas de tu asiento, y qué atención tiene tu caballo hacia ti y hacia tus ayudas 😉 No suelo empezar el trabajo del caballo hasta que no vea que tu asiento lo permite, la energía del caballo es la adecuada y la atención hacia ti es razonable y gestionable.
Y en último lugar, el consejo: el
nivel de conflicto debe ser acorde al nivel de trabajo que llevas hecho con tu
caballo.
Claro que hace falta tener alguna experiencia para aplicar
esto. Pero me imagino que, o tienes gente con más experiencia alrededor, o
llevas algunos años en esto porque si no, no te aconsejo que te pongas a
enseñar a tu caballo algo en medio de un conflicto. Se lo deberías pedir a un
profesional o mandarlo a alguien que pueda trabajar esto durante unos meses por
ti. Eso tiene también sus costes y después hay que mantener el trabajo, pero te
quitará un peso de encima y evitará accidentes innecesarios.
Es mejor ir introduciendo un caballo de cada vez durante los paseos. Sobre todo, al principio. Recuerda que es el momento de probar el trabajo que has estado haciendo con tu caballo, puede que el problema haya desaparecido por completo y ni hayas tenido que trabajar el problema de forma específica ninguna vez (suele ocurrir cuando tengo al caballo en trabajo unos meses), pero si no es el caso, prueba primero con otro caballo. Si va bien intenta que el otro caballo se aleje y vuelva, que pase cerca de ti trotando y mientras tanto lo pones a hacer serpentinas, círculos pequeños o pequeños ejercicios que lo tranquilicen y mantengan su atención en ti. Siempre que se relaje, debes dejar de hacer las serpentinas, dejar que ande tranquilamente hacia delante y el otro caballo debe relajarse y dejar de provocar conflicto Una vez puedas hacer de todo con otro caballo haciendo cosas al lado, delante y detrás, introduces un segundo caballo. Para caballos que llevan muchos años retrotando cada vez que hay más caballos, el círculo puede ser difícil de quebrar, pero hay que buscar un punto de partida: primero un caballo a lo lejos, luego cerca, dos caballos, etc..
La cuestión aquí es que el caballo debe acostumbrarse a
relajarse en momentos de estrés y para ello el estrés debe entrar gradualmente.
Nunca hay que dejar que el caballo pierda el control sobre sí mismo. Ahí es
donde ayudamos nosotros.
Cuando el caballo se da cuenta de que es capaz de relajarse
y está acostumbrado al proceso de estrés-relajación y lo domina, el problema
habrá desaparecido por completo ya que habrá ganado confianza tanto en el
jinete como en sí mismo y estará atento a lo que hace el jinete antes de
estresarse: si el jinete se relaja, el también lo hará.
Para terminar, decirte que nada de esto te ayudará si no entiendes los conceptos fundamentales del LENGUAJE EQUINO y cómo aplicarlo en tu día a día. Yo puedo darte ejercicios para hacer, pero si no sabes cómo pedir las cosas de forma que cualquier caballo, tenga la edad que tenga, sea de la raza que sea y tenga la educación que tenga, te entienda, no irás lejos. Y éste es sólo un concepto fundamental de los muchos que aprenderás a poner en práctica en el curso online, viendo las clases, respondiendo a preguntas clave, aprendiendo con ejemplos mientras aplicamos los conceptos a diferentes tipos de caballo y vamos comentando.
El curso tiene más de 230 comentarios a los que respondo particularmente o con un vídeo para todos los cursantes. No es un curso que está hecho deprisa y corriendo «porque ahora todo tiene que ser online», está hecho con todo el cariño, editado después de muchos años recopilando detalles, vídeos, imágenes tomadas desde 2013 con el propósito de ilustrar todos estos conceptos que parece que muchos jinetes buenos aplican en su día a día sin pensar pero el aficionado no siempre sabe ponerle nombre, cómo se aplican y más importante, cómo se explican al caballo de forma que su fiel amigo entienda.