Antes de contarte cómo puedes explicar al caballo el ritmo que quieres de él de forma que lo entienda, quiero que hagas una reflexión sobre parar a un caballo que va galopando fuertemente por el campo: Si tienes un coche parado encima de una colina sin freno, ¿Cómo será más fácil pararlo y controlar su velocidad y dirección?
- Intentando controlarlo al principio de la colina
- Cuando ya esté casi abajo y a toda velocidad
Exacto, ¿te lo estás imaginando cierto? No tiene mucha vuelta de hoja. A caballo, el control viene antes, no después. Es decir, los primeros km que hagamos a caballo deben servir para establecer un ritmo que le permita equilibrarse, que nos permita mover la grupa y la espalda y flexibilizar sus dos lados, trabajar dónde pone el caballo los pies, en la obediencia a nuestras ayudas laterales, de más y de menos y establecer un contacto con la boca y el resto del cuerpo del caballo que permita que los mensajes fluyan.
Ese es el objetivo de los primeros km, es decir de cualquier calentamiento. Luego ya, podemos aumentar el ritmo, la velocidad, ejercicios más difíciles, etc. Y al final, vendrán algunos estiramientos, que puede ser dejarle estirar el cuello mientras lo flexionamos un poco hacia un lado y otro, etc.
En el primer galope, cuando vamos con otros caballos, es normal que el caballo quiera ir con los demás, a su ritmo, pero debemos contrariarlo y seguir con nuestros objetivos principales del calentamiento (los que hemos descrito arriba). Como parte importante vamos a hablar sobre el ritmo. Si controlamos el ritmo, controlamos su velocidad y, por lo tanto, educándolo en condiciones, lograremos pararlo SIEMPRE que sea necesario sin tener que llegar al punto de decir la frase ¡Ayuda, mi caballo no para!
Si alguna vez montas conmigo por el campo y ves que me quedo atrás con el caballo, ya sabrás lo que estoy haciendo. Los primeros km son cruciales para que el trabajo fluya sin problemas el resto de la sesión. Dependiendo de la educación del caballo, su energía y entrenamiento, tardamos una sesión entera o más sesiones en las que nos debemos dedicar de pleno a los principios descritos antes para poder llegar a trabajar un poco más sólo en los primeros 15 minutos de cada sesión siguiente y tener al caballo disponible y fácil para el resto de la sesión obteniendo resultados a largo plazo.
Ahora sí, vamos a la cuestión en sí sobre cómo explicarle al caballo el ritmo que necesitamos desde el principio, de forma que él entienda.