Sin esto, no hay equitación: se vuelve muy forzada, muy peligrosa.

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This entry is part 39 of 40 in the series Misión re-posicionamiento a caballo

Mientras estamos trabajando al caballo, nuestras emociones fluyen queramos o no. El sólo hecho de que el caballo se mueva debajo de nosotros, ya supone un desequilibrio a todos los niveles. Lo que es cierto es que el equilibrio emocional y físico es importante, no podemos dudarlo. Sin esto, no hay equitación: o se vuelve muy forzada, o se vuelve muy peligrosa.

El caballo no miente…revela, sin tener que utilizar palabras, nuestras emociones y las dificultades que ellas representan en nuestro día a día. De ahí que los cursos se transforman en días tan especiales. Cuando logramos conectar a través del caballo con alguien a quien no conocemos, dejando que el caballo nos transmita sus “conflictos emocionales” sin tener que utilizar para ello palabras, logramos una conexión especial sin que llegue a ser invasiva….No hemos dicho nada, el caballo lo va revelando conforme le vamos pidiendo cosas.

¿será que la palabra «NO» es algo complicada en nuestra vida?

¿será que tenemos una necesidad un poco irracional de controlarlo todo?

¿será que tenemos algún miedo de situaciones desconocidas y nos encontramos intentando retener el movimiento hacia delante casi de una forma constante para que lo desconocido «no llegue»?

¿será que ese miedo se ha transformado ya en alguna rabia y frustración y se nos nota en la mano algo dura y rigidez del mensaje que le estamos transmitiendo?

¿Será que esa frustración ya lleva bastante tiempo en nuestro subconsciente y arrastramos nuestros problemas encima del caballo no logrando asumir la gestión del movimiento del caballo con nuestra pierna y asiento, de ahí que nos equilibremos con la mano?

¿o será simplemente que tenemos el equilibrio en el sitio equivocado encima del caballo y el mismo movimiento del caballo nos descoloca y sentimos tendencia a controlar con las riendas el movimiento hacia delante para que el caballo no se “mueva excesivamente”?

Lo que haya, el caballo lo revelará tarde o temprano 😉 Y cuando lo revela, concentrarnos en poner al caballo a trabajar en determinada función nos ayudará a disipar todas esas emociones y transformarlas algo positivo. Unos ejemplos: dejar que un caballo asustado descanse con las manos encima del remolque pero mirando recto hacia delante y se relaje en esa posición, cuando montamos a un caballo tenso que nos tensa a nosotros también cambiar la colocación de la cabeza, cambiar de dirección, pedirle que ponga un pie u otro debajo de la masa o hacer unas transiciones condicionando al caballo a que reaccione sólo con nuestra intención. Bien hecho eso disipa las emociones tanto en el caballo como en el jinete y en el curso dimos el paso a paso para lograrlo.

Este fin de semana, además, hemos visto que estos posibles conflictos emocionales pueden ser debidos a una serie de reflejos que, o llevamos mal integrados desde siempre, o algún evento menos positivo en nuestra vida (entre otros factores) ha hecho que dejasen de estar integrados. El miedo paralizador es uno de ellos y es interesante ver cómo funciona y en qué situaciones funciona sin tener control sobre ello. Pie a tierra hay una serie de ejercicios y terapias que nos pueden echar una mano integrando esos reflejos y en consecuencia, facilitar el trabajo una vez estemos a caballo.

Seguramente,  repetiremos la experiencia de juntar las dos técnicas, la ecuestre, y la integración de reflejos fuera del caballo.  Haznos saber si estás interesado en pasar un fin de semana entre estas dos técnicas y prepararemos otro fin de semana parecido. Así, si has estado este fin de semana, podrás seguir evolucionando con nuevos deberes que te daré a caballo y con los ejercicios que te dio Felicidad (para la integración de reflejos o para reforzar tu equilibrio mediante los ejercicios de Equipilates).

Para mis queridos alumnos que ya repiten la experiencia estoy muy muy agradecida por la confianza que depositan en mi trabajo movilizándose cada cierto tiempo hasta donde estoy dando el curso para poder trabajar conmigo, y muy muy orgullosa del trabajo que logran hacer con las herramientas que vamos dando en cada curso durante el tiempo que no estoy…es algo con lo que nunca hubiese soñado, único y verdaderamente satisfactorio.

Para los que ya no es la primera vez que vienen de oyentes, espero que los fines de semana sigan siendo amenos, que esto de la equitación es muy extenso, hay siempre cosas nuevas que aprender y nunca me cansaré de teneros presentes, las preguntas, las dudas, las risas y buen ambiente hacen de los cursos algo maravilloso para todos.

Para los que habéis estado por primera vez…muchas gracias por el voto de confianza, me ha encantado conoceros, nos reímos, aprendimos y desde luego que conectamos a través de los caballos, espero haber colaborado con mi granito de arena en vuestro trabajo diario con vuestros profes, que desde luego muestran el buen trabajo que vienen haciendo hasta ahora ;). ¡Es todo un placer poder colaborar en vuestro camino ecuestre de vez en cuando!

Atreyu merece una mención especial.  Ese gordito que nos dio dos horas para cargarlo en el van el viernes…con él aprendimos mucho. Se puso de todos los colores a nivel emocional, la tensión y la relajación fue tan evidente en tantas ocasiones durante el curso, que todos le cogimos cariño y aprecio.  Cargarlo el domingo resultó tan satisfactorio que me hizo saltar de alegría. (Cosas que afortunadamente también pasan con las emociones ;)). Isa, fuiste muy valiente en querer que el caballo revelase todo lo bueno y lo malo que puede tener un caballo cuando se le cambia de ambiente y es un poco inseguro y claustrofóbico. Prueba superada, enhorabuena 😉

El próximo curso: Cómo aprender a gestionar las tensiones del caballo para sacar mejor rendimiento en el entrenamiento. 

En este curso haremos unos ejercicios todos juntos en la pista con los caballos. Ha llegado el momento de aprender mediante paso a paso gestionar sus movimientos (pie a tierra, a la cuerda o montados) para que el nivel de tensión nunca llegue a pasar de los límites en los que perdemos el control sobre ellos y para que podamos enseñar y pedir las cosas de forma que aprendan a largo plazo.

Si quieres participar, envíanos un mensaje o comenta abajo diciendo que estás interesado y te mandaremos la información en cuanto tengamos las fechas.

Equierror: Cuando un caballo no tiene claro quién pone las normas.

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Un error frecuente: Analizar demasiado sus reacciones y actuar dejándonos llevar por las emociones (muchas veces sobre actuamos o no actuamos en absoluto…tanto una cosa como la otra son peligrosas)

Los caballos con algún carácter y sangre se desestabilizan emocionalmente cuando no entienden quién es el que realmente pone las normas y se preocupa de que nada le pase con los peligros que ven y sienten, pero que para el entorno humano no son una amenaza para ellos.

Generalmente son caballos tranquilos que nos muestran su inestabilidad en momentos de conflicto. Por ejemplo, algo les asusta y vienen a buscar refugio en nosotros, pero, resulta que nosotros, de repente, empezamos a ocupar nuestra cabeza con emociones como: “Pobrecito, qué mono, tiene miedo y se viene corriendo conmigo!! “ . (¡¡El que no lo haya pensado alguna vez que levante la mano!!)

En este caso emanamos emociones negativas: la pena y la preocupación. Y estas emociones llevan una energía que el caballo interpreta como sensación de inseguridad y puede hasta asumir el papel de macho dominante y ponerse a protegernos a nosotros del peligro que, a su vez, también le asusta…

Y en medio de esa inseguridad, nosotros seguimos interpretando: «¡OH mira que mono!! ¡¡¡Nos protege del peligro!!!» Mientras de nuevo emanamos una energía extremadamente insegura para un caballo que realmente lo que le pasa es que NO SABE QUE HACER con relación a ese peligro para mantenerse a salvo a él y a estos seres que parecen aún más inseguros que él. Quizás los tiene que proteger pero no tiene ni idea de cómo hacerlo. Se da la paradoja de que, si hace algo, es posible que le caiga una bronca enorme (que también pasa), así que, si también le ha pasado eso, la inseguridad aún es mayor en relación con lo que puede y no puede hacer en ese momento…

Conforme vas leyendo ¿logras sentir el nivel de energía negativa que hay en el aire ahora mismo? Pues si lo notamos nosotros mientras lo explicamos o leemos, imaginemos cómo se siente ese caballo que no está entendiendo nada y además hay un verdadero LEÓN listo a comérselo (aunque sea una bolsa de plástico, una bicicleta, o la moto ruidosa. Algo para nosotros es algo tan normal).

Y por si no tenía suficiente,

De repente entra alguien en su espacio con ganas de decirle lo que tiene que hacer (a veces sin querer, pero su cuerpo muestra algún tipo de intención que él no acaba de entender). En medio de esta inseguridad, lo más efectivo para él en ese momento podría ser mostrarle a ese ser lo grande que es y la fuerza que tiene envistiendo o enseñando los dientes o saltando de forma imponente a su alrededor… (aunque conozca  a ese ser humano, estamos hablando de una inseguridad evidente que está sintiendo el caballo en relación a todo lo que le rodea en ese momento puntual)

Esa última reacción, ya provoca en aquel que es inseguro un colmo de emociones que luego se pueden analizar de todas las maneras posibles, pero si no nos recomponemos y lo dejamos con ese recuerdo, lo que le acabamos de enseñar al caballo es poco o nada, o peor, cuando estés inseguro: “haz todo eso que acabas de hacer y el peligro a lo mejor se irá…o no.”

Estoy segura de que en algún momento dado todos hemos pasado por situaciones en las que no hemos interpretado demasiado bien lo que ocurrió y las actitudes del caballo, yo la primera, y algunas bien peligrosas de las que he sacado muy buenas lecciones :). Afortunadamente ahora, muchas de ellas las veo venir de lejos.

Lo que ocurre realmente es lo siguiente:

El caballo está en territorio doméstico, con lo cual no se siente seguro porque no es su ambiente natural entre otros caballos, donde saben perfectamente cuál es su lugar en la manada y cumplen todos con su función para colaborar. Existe paz y entendimiento. También se los comen los depredadores, pero eso forma parte del ciclo. En su día a día viven como lo que son: Caballos y seres vivos, no humanos. En terreno doméstico, el caballo tiene que lidiar con unas emociones humanas que no entiende de la misma forma que las entiende un ser humano y con una jerarquía que demasiadas veces no está establecida entre el humano y el caballo. Eso lo puede volver muy inseguro y puede que pase a ejercer una función para la que no está preparado, volviéndose inestable. Puede presentar las actitudes que he descrito antes y muchas más, alternando entre inseguridad extrema y dominancia extrema si se siente realmente amenazado.

Muchos de los problemas que surgen cuando queremos juntar a caballos en un paddock y que se lleven bien, son derivados del hecho de que no estamos juntando caballos que saben ser caballos. Estamos juntando caballos que están condicionados a esas emociones humanas e ininteligibles por los caballos. Es decir, son inestables emocionalmente. ¿Y qué pasa cuando juntamos a dos o más seres inestables emocionalmente? Estalla la bomba. Y luego queremos arreglar los problemas de todo el grupo en el que quizás, por lo menos dos o tres son inestables.  Es necesario ser un líder muy capaz y con mucho talento para solucionar los problemas de un grupo así dentro del grupo teniendo en cuenta que, en su estado salvaje, los caballos se integran o no se integran y los que no se integran porque quieren competir con el jefe, pues se tendrán que ir porque lo echarán. Y si se tiene que ir, acabará siendo vulnerable, delgado y una presa fácil.

En el caso doméstico, quizás es más adecuado trabajar a cada caballo por separado, para que vuelva a ser caballo, hacer que pase por aceptar nuestra seguridad y calma las veces que haga falta y en los conflictos que haga falta. Así, le incentivamos a que confíe en nosotros (y la confianza implica necesariamente, el respeto por nuestro espacio en todo momento pase lo que pase). Una vez confía en nosotros, gradualmente le iremos dando iniciativas con las que se sienta seguro de sí mismo. Un caballo seguro de sí mismo, tendrá más facilidad en integrarse en un grupo que uno que no lo es.

Una reflexión

¿Estamos emocionalmente capacitados para hacer sentir a nuestros caballos nuestra seguridad? Y si no nos sentimos así, ¿qué resultará cuando estén juntos dos seres inestables? En un box, en un paddock, mientras les ponemos la montura, mientras trabajamos en la pista, en una pista de competición, en una ruta…

¿Qué es ser emocionalmente estable? cuando hablo de ser emocionalmente inestables, no significa que estemos locos, nada más lejos de la realidad. Simplemente, quiere decir que de vez en cuando no controlamos nuestras emociones  mientras estamos trabajando con nuestros caballos, nada más. Nos pasa a todos, pero hay que aprender a enfocar nuestras emociones de forma racional en esos momentos.

Los caballos son unos excelentes profesores en ese aspecto ¡nunca se les engaña!, afortunadamente.

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