Cuando de repente, en medio de una clase escuchamos:
“ Lo he sentido!! ¡Qué buena sensación! ¡Es verdad! ¡Cómo cambia la cosa! ¡Me siento mucho más seguro!¡Muchas gracias! ¡Estoy alucinando!
Y vemos que el alumno de repente se acopla al equilibrio del caballo, logra un contacto que le permite comunicar de verdad, su pierna se acopla al caballo y pasan a ser uno en vez de dos seres, se nos pone la piel de gallina y nos dan ganas de dar saltos de alegría por haber ayudado a alguien más a sentir lo que se puede sentir encima de un caballo. No es fácil, pero se consigue, y una vez lo sentimos…es que es otro deporte… es arte, son sensaciones que ningún otro deporte te puede dar: Una sensación de complicidad, de amistad, de relajación en movimiento, de control del movimiento de dos seres que se encuentran en medio de tanta agitación en nuestro día a día, de control de nuestras emociones y las de nuestro caballo…
Claro que, en lugares como Villanueva de los Infantes, donde algunos de los mejores escritores de España se inspiraron y siguen inspirándose, y con la gente maravillosa que me acogió en la Yeguada El Azafranar en Cózar, no podría esperar otra cosa sino un montón de intercambio de buenas sensaciones 🙂
De cada uno de mis alumnos y los caballos que trabajaron aprendí nuevas lecciones, y comparto contigo algunos de mis aprendizajes:
Con Isabel aprendí que las súper mujeres existen :), y que una de las mejores lecciones que podemos dar a alguien con caballos que le pisan y le empujan, es que debe educarlo pie a tierra, y que el hecho de empujar, rascarse en nosotros y pasarnos por encima no significa cariño, significa abuso. Cuando damos las herramientas para que alguien eduque a su caballo para que les tenga un mínimo de respeto sin tener que enfadarse o perder la paciencia, su forma de interactuar con ellos cambia, se vuelve más firme pero mucho más cariñosa al mismo tiempo, y el caballo deja de querer estar encima de ellos (inseguro) para pasar a estar con ellos (seguro de sí mismo). Puede parecer que no es gran cosa, pero después de meses de llevarnos pisotones, que de repente, en pocos minutos el caballo pase a respetar nuestro espacio pidiendo permiso para entrar y salir de él, es otra sensación, tanto para quien está con el caballo como para el que lo ve desde fuera. Aprendí que una de las mejores sensaciones de quien está en medio de la pista es ver a un alumno que entiende lo que es el contacto real de la pierna y de la mano con su caballo. En el libro hablamos de confianza, y en la práctica, a caballo la prueba del algodón que nos indica si realmente lo tenemos con nosotros o no, es cuando se siente la confianza en la mano y la logramos controlar con las piernas.
Marina me puso mil veces la piel de gallina 🙂 porque sintió, sintió y sintió con una sonrisa de oreja a oreja cuando de repente notó que podía estar encima del caballo sin perder su asiento, sin ir contra su movimiento y controlando realmente el ritmo, el movimiento y el equilibrio del caballo. Me entraron ganas de dar saltos y más saltos recordándome que es para lograr transmitir estas sensaciones que hago lo que hago y ¡me encanta lo que hago!
Belén que no estaba segura de apuntarse o no, y aunque está empezando, me recordó que mi método para mejorar el asiento funciona a cualquier nivel, que a todos los niveles la seguridad y la integridad física son lo más importante y que aunque se note menos cuando estamos a un nivel más alto, la ansiedad e inseguridad que aparecen en determinados gestos de los jinetes, son siempre derivadas de una sensación de miedo a perder la integridad física y/o el control sobre el caballo. Puede ser sutil pero estar siempre presente. Sobre todo cuando no actuamos sobre pequeños detalles en la posición de quien empieza a montar. Los pequeños vicios que cogemos en nuestro asiento cuando empezamos, pueden quedarse durante muchos años y son los que y no nos dejan avanzar realmente en la equitación como deberíamos. Me gustó mucho ver que realmente sintió seguridad y la firmeza de su pierna a caballo. Ahora es practicar y practicar 🙂
Rafael me enseñó que los niños tienen otra comunicación con los caballos, es natural, es flexible, es agradable y de ellos tenemos todos mucho que aprender. No debemos dejar que los niños pierdan su identidad, machacándolos todos los días con cosas que al final poca importancia tienen. No debemos exigir de ellos más de lo que se exige de un adulto que es lo que terminamos haciendo, porque los niños de naturaleza son trabajadores, curiosos, creativos y sin prejuicios. Dejemos que sean niños.
Teresa me recordó que la adolescencia es lo que es 😉 , nos volvemos indecisos y revoltosos, pero en medio de todo el tumulto de hormonas y sensaciones diferentes, a caballo demostramos nuestro verdadero ser y logramos ser mucho más gentiles de lo que damos a entender. Me recordó que potenciar el hecho de dejar que tomen el mando con gentileza sobre el caballo es de las cosas más importantes para los jinetes adolescentes, les da poder, les da sensación de recuperar ese control que parece que están perdiendo en su día a día. Mede no perdona los errores de quien pide mal algún ejercicio o de quien no está con la cabeza clara y totalmente concentrada en el trabajo, pero acepta de buen grado la simpatía y coherencia de quien se la da. Los caballos así, nos enseñan que debemos tomar la responsabilidad por nuestras acciones (buenas o malas), y aprender esto durante la adolescencia es medio camino andado para un futuro brillante como persona.
Joaquín me recordó que es posible transmitir la sensación de mejor posición y control sobre nuestro cuerpo en muy poco tiempo, por mucho que digamos que somos rígidos, tengamos poco tiempo porque andamos de un lado para otro, con las herramientas adecuadas para mejorar, es posible mejorar el control sobre nuestros movimientos cada vez que montamos si las utilizamos correctamente. Y me recordó que los poetas están en todo al mismo tiempo, lo sienten todo, lo absorben todo. La organización de todas estas sensaciones en forma de poesía debe hacernos quitar el sombrero 🙂 . Para el amante de poesía, aquí dejamos su segundo libro: Noche y yo.
Juan Antonio me enseñó que realmente hay personas con gran capacidad de organización y que están y saben estar en absolutamente todo :). Hierbabuena, me recordó que antes de dar a un caballo por perdido por estresado, hay que verificar muy bien si el estrés es realmente emocional o físico, y si es de los dos, cuál va primero para tener muy clara la salida y es importante echar mano de nuestra capacidad de disipar tensiones con técnicas para aplicar en caballos muy estresados. Es divertido, nada fácil pero muy muy gratificante ver la diferencia que es posible marcar en un caballo que ha entrado en un ciclo estresante junto a sus jinetes. Hay caballos que, por lo menos durante una época, necesitan un solo jinete que tenga las herramientas necesarias para tranquilizar la mente y el físico del caballo en cada momento. Sobretodo caballos que vienen con tratos menos “caballísticos” de otros lugares. Lo mismo para el tordito que montó Isabel y al que logró hacer entender que el camión del gas no es ningún león :). Me alegra muchísimo haber aportado mi granito de arena para estos dos caballos.
Nos faltó Jose, al que echamos de menos y nos hubiera encantado que estuviera con nosotros! La próxima vez no puede fallar y por los vídeos que ya me habéis mandado, Don estará listo 😉
Don me recordó que los caballos enteros piden normas y límites a gritos, y cuanto mejor cumplen las normas de gestión del espacio entre nosotros, más dóciles se vuelven.
Agradezco a Ángeles, Pedro y su hijo maravilloso, Jorge, que me “domaron” a mis hijos durante el curso : , además de su calurosa y divertida hospitalidad.
El próximo curso será en breve, pues quedó gente con ganas de participar y no lo hizo, los jinetes que participaron parece que tienen ganas de más y yo estaré encantada de volver a ir. Si estuvieses interesado en un próximo curso, por favor contacta con nosotros. De todas maneras, con tiempo avisaremos por email para las fechas si aún quedan plazas. El que primero contacte para saber información, primero está en la lista de nuestros participantes ya que las plazas son limitadas debido a la atención personalizada a cada jinete.
La yeguada cuenta con instalaciones muy adecuadas para trabajar, pues tiene cuadras libres, picadero cubierto grande, noria mecánica, duchas, sitio para preparar caballos, guardarnés, restaurante donde está Javi, un cocinero excelente y mucho campo para quien le apetezca dar una vuelta tranquila a caballo. Pincha en la imagen para saber más sobre la yeguada. Puedes hablar con Juan Antonio y le dices que vienes de parte de Equierrores, de paso le saludas de nuestra parte 🙂 :