Mi caballo retrota. Parte IV. Cuando va con otros caballos

This entry is part 4 of 4 in the series Mi caballo retrota

Si no has visto las partes anteriores pincha aquí: ParteI, ParteII, Parte III

Un caballo que retrota cuando va con otros caballos y no lo hace cuando va solo por el campo, claramente nos indica que no está tranquilo con otros caballos.

Retrotar cuando va con otros, en el fondo es un buen momento. Bueno, en el mismo momento reconozco que no es para nada agradable, principalmente porque ir montados en un caballo que retrota sin poder solucionarlo puede llegar a revelar nuestro peor carácter (ese que solemos guardar y sólo aparece en las ocasiones de estrés).

“Los problemas nos hacen tomar decisiones”

Digo que es un buen momento porque es un momento en el que hay que decidir sobre la equitación que estamos practicando, y cuando digo equitación no digo montarnos encima de un caballo e irnos a pasear. La equitación trata de equilibrar tanto física como mentalmente a un binomio: son dos seres, de los cuales, uno es irracional. Y muchas veces el otro también…pero se supone que estamos trabajando en ello y nuestros caballos son de gran ayuda para practicar nuestra “paz interior” como le llaman algunos.

Como seguramente ya habrás visto (y a veces experimentado), durante los momentos de estrés y conflicto sale todo lo malo que hemos aprendido a lo largo de la vida y no hemos aprendido a dominar, disipar o dirigir, y para los caballos no es diferente. Es en los conflictos donde vemos qué debemos mejorar y qué estamos haciendo mal, ya sea con nosotros mismos o con nuestros caballos. No en ese mismo momento porque la situación está en caliente, pero una vez ha pasado la tormenta, volvemos a la calma y es momento de reflexionar.  

Una de las formas de intentar disipar nuestro estrés cuando vamos con otros caballos, suele ser echar la culpa a los demás, porque, claro, “los demás están aquí para complacernos” pero nos equivocamos. Nosotros somos los únicos responsables de cómo se porta nuestro caballo. ¿Que los demás pueden hacerlo mejor? Sí. Claro. Y para complacernos deberían ser perfectos.

¿Pero quién educa a nuestro caballo? ¿Y quién elige salir con otros caballos (y jinetes) cuando el nuestro no está preparado para hacerlo (o nosotros)? ¿Es nuestro caballo diferente y nunca será capaz de andar con otros sin retrotar o ponerse nervioso?

No. Para nada. Pero tenemos que estar dispuestos a seguir un proceso de educación con nuestro caballo.  

“En momentos de conflicto no se educa a los caballos. Se educa antes.”

Los momentos de conflicto son una especie de prueba para ver si hemos hecho bien o mal los deberes y en caso de que no estén bien hechos, es un buen momento para probarnos a nosotros mismos que somos capaces de mantener la calma y la educación, con nuestro caballo y con los demás. 

Es el momento de hacer un paso atrás y dejar de hacer lo que nos apetece (en este caso pasear tranquilamente con amigos) y volver a la base de la educación del caballo. Si tenemos sitio para hacerlo allí mismo, en la situación de conflicto bien, si no, habrá que irse a casa a hacer deberes.

Y si no tenemos tiempo, no nos apetece, “ya sabemos montar a caballo, que ya lo hacemos desde hace muchos años” o no es nuestra prioridad, no nos podemos quejar de que retrote cuando vayamos con otros caballos.

Parece duro que lo diga así, pero no lo veo de otra forma. Si hay más estímulos que interfieren en su educación, la cosa es más difícil pero no imposible; tardamos más tiempo en lograr resultados y hay que ir recordándole que estamos ahí. Cuando van con nosotros siguen nuestras normas y es nuestra responsabilidad explicárselas y que vean las consecuencias cuando las rebasan: Pero siempre que las rebasen, no una vez sí y otra no.

Yaaaaa…lo sé….

“¿Quién dijo que la educación era simple?”

Ni es algo inmediato y ni se consigue dándole a unos botones.

Y ahora vamos a la solución para ti que nos lees (y que si has llegado hasta aquí seguro que lo haces porque ya te has dado cuenta de que algo tiene que cambiar para solucionar el problema 😉)

No voy a entrar en áreas que no son mías, presupongo que el caballo está bien cuidado de cascos, tiene los dientes hechos, lleva equipo que no le daña y está sano de miembros y dorso. Caso contrario, un buen veterinario, un buen herrador y/o un buen fisio seguro que puede ayudar. 

En primer lugar, debes cuidar tu asiento. De verdad, no es ninguna broma.

Si vamos con las piernas sueltas, el peso atrás en la montura y agarrados a la boca del caballo, nunca seremos capaces de tranquilizar al caballo, simplemente porque le estamos haciendo daño. Lo hemos hablado en el post anterior.

Y me preguntarás: ¿Pero porqué cuando va solo y voy igualmente sentado no lo hace y con otros caballos sí? Pues porque para él es un momento de conflicto y en esos momentos el caballo se mueve más, empeora nuestro asiento y lo empeoramos todo.

Soluciones que yo te puedo dar desde aquí:

  • Periódicamente doy cursos de corrección de errores de asiento y aplicación de ayudas, se me da bien trabajar el asiento de los jinetes y acoplarlo a sus caballos y su forma de ser. Hago cursos en grupos de mínimo 6 personas y si así lo quieres voy a casas particulares para trabajar de una forma intensiva el asiento si ese es realmente el problema. Dos días trabajando en tu asiento mañana y tarde, más los deberes que pongo para ir haciendo cuando no estoy, dan mucho de sí, se mejora muchísimo y en pocas sesiones nos vamos librando de un problema que, si no se trata, nos molestará para siempre en todo lo que hagamos con nuestro caballo.  Claro que todo tiene su coste y su organización, pero piensa, ¿Cuánto dinero has gastado en esto, ¿cuántos años llevas en esto y tus piernas y tus manos aún no responden como te gustaría? Y muchas veces el tiempo necesario para cambiar las cosas es mucho menos del que te imaginas. A continuación una playlist de vídeos con resúmenes de lo que vamos aprendiendo en los cursos (puedes verlo cuando termines de leer el post ;)):

En segundo lugar, debes cuidar la educación que tiene tu caballo pie a tierra.  Y tampoco es ninguna broma.

Pie a tierra, ya sea a distancia o del ramal, podemos poner normas simples de convivencia y mientras les estamos enseñando esas normas establecemos una comunicación no verbal que el caballo entiende.

  • En primer lugar, le dejamos claro que quien pone las normas somos nosotros y mientras lo hacemos, le pedimos su atención completa porque sin ella no aprende nada. Una vez tenemos su atención, le damos la posibilidad de elegir lo que va a hacer dentro de unos límites: Lo que no debe hacer tiene consecuencias incómodas, mientras que lo que le permitimos hacer le ayuda a obtener nuestra relajación después de haber puesto unos límites mediante la presión. Este proceso, a su vez, hace que desactivemos la parte reactiva de su cerebro y lo pongamos a trabajar para encontrar soluciones. Es decir, lo estamos dirigiendo para que trabaje su autocontrol.
  • La costumbre de desconectar la parte reactiva de su cerebro mientras está con nosotros, hará que en momentos de conflicto nos preste más atención puesto que sabe que buscaremos la forma de que se sienta cómodo y no incómodo.
  • Trabajar de esta forma con nuestro caballo hará que trabajemos nuestro autocontrol también y conozcamos mucho mejor las reacciones de nuestro caballo aprendiendo a anticiparlas.
  • El paso a paso de mi método hace que aprendamos a controlar nuestras emociones…No hace falta hablar de la importancia de esta gestión mientras trabajamos con caballos. Si no has leído el libro, en él se habla de esto con más detalle.
  • El trabajo pie a tierra hará que el caballo flexibilice su cuerpo, por poner un ejemplo, el simple hecho de pedirle que vaya hacia atrás: hace que cargue el peso sobre los posteriores, redondee el dorso y levante la espalda. Cuando hace todo eso y además lo hace relajándose al mismo tiempo, obtendremos una descontracción de la nuca y la mandíbula. ¡Cuántas veces hemos escuchado sobre la importancia de lo que acabo de escribir cuando estamos montados!

En tercer lugar, debes cuidar del exceso de energía de tu caballo

Ya hemos hablado mucho sobre esto en este blog, no hace falta mencionar que ir a pasear una vez por semana y el resto de los días tener al caballo en box, no vale. Por mucho que no tengamos tiempo, no podamos más…eso no vale. Por lo menos deben estar sueltos todos los días. Y no es que no puedan comer (como me malinterpretan algunos), es que hay que equilibrar lo que come el caballo con el trabajo real que hace todos los días.

Eso hay que decidirlo junto con el veterinario. Y no vale engañar al veterinario. Si le decimos que hacemos doma clásica expliquémosle qué trabajo hacemos. Es diferente un buen calentamiento, trabajo de trote con ejercicios de diferentes niveles y el caballo ser capaz de galopar un cuarto de hora seguido con pequeños descansos, ejercicios, paradas, cesiones, alargamientos etc, que puede ser en total entre 25 y 40 minutos de trabajo,  que hacer 20 minutos de paso, un poco  de trote “cochinero” un galopito de vez en cuando, unos círculos y un pequeño paseíto de la mano para terminar, aunque hayamos tardado en total una hora y media.

Lo mismo para los paseos, hay que ser realista. Pensemos: ¿mis paseos por el campo tienen sólo cuestas, largas o cortas, pero cuestas y algunas fuertes?, ¿son rectas, voy siempre al paso, hago un poquito de trote y una galopadita, y lo demás paso?, ¿o lo troto durante un cuarto de hora seguido, le doy unos galopes de uno a dos minutos seguidos en cuestas ligeras y el trabajo es intensivo? ¿Hago paseos al paso de una hora o de tres?

Los caballos necesitan descargar sus energías y no siempre el trabajo de pista o el paseíto por el campo se ocupa de esto. Y los hay que casi todos los días necesitarían dar unas patadas al aire para soltarse y para soltar energía que le sobra.

Desfogar a nuestro caballo por el campo a galope tendido no es solución. Muchos caballos se calientan por el campo y más de cabeza, cuanto más corren más se calientan, más sudan y más se estresan. Esa no suele ser buena solución. El exceso de energía debe ser gestionado junto con unos puntos de educación para que se establezca una comunicación antes de montarse uno en el caballo.

El trabajo en libertad suele ocuparse de este problema, tener al caballo suelto no siempre es suficiente, si llueve no suelen correr para no resbalar y las energías se acumulan, aunque estén sueltos todo el día, así que proporcionarle un trozo de terreno diferente en el que le pidamos cuatro cosas para ver cómo está de receptivo y si sabemos hacerlo podemos hacer el trabajo en libertad completo es ¡muy buena idea!

En cuarto lugar, debes cuidar de tu trabajo montado.

Saber cambiar de dirección, parar, arrancar, hacer un paso atrás, hacer un círculo, pedir galope, venir a más y a menos sin tirar de la boca del caballo y utilizando un proceso que el caballo es capaz de entender para cada cosa, es tan importante para pasear como para darse un recorrido a 1,60 o correr un gran premio de doma, vaquera o clásica.

En esto puedo ayudarte también, pero primero hay que ver cómo está el caballo de energía, como vas de tu asiento, y qué atención tiene tu caballo hacia ti y hacia tus ayudas 😉 No suelo empezar el trabajo del caballo hasta que no vea que tu asiento lo permite, la energía del caballo es la adecuada y la atención hacia ti es razonable y gestionable.

Y en último lugar, el consejo: el nivel de conflicto debe ser acorde al nivel de trabajo que llevas hecho con tu caballo.

Claro que hace falta tener alguna experiencia para aplicar esto. Pero me imagino que, o tienes gente con más experiencia alrededor, o llevas algunos años en esto porque si no, no te aconsejo que te pongas a enseñar a tu caballo algo en medio de un conflicto. Se lo deberías pedir a un profesional o mandarlo a alguien que pueda trabajar esto durante unos meses por ti. Eso tiene también sus costes y después hay que mantener el trabajo, pero te quitará un peso de encima y evitará accidentes innecesarios.

Es mejor ir introduciendo un caballo de cada vez durante los paseos. Sobre todo, al principio. Recuerda que es el momento de probar el trabajo que has estado haciendo con tu caballo, puede que el problema haya desaparecido por completo y ni hayas tenido que trabajar el problema de forma específica ninguna vez (suele ocurrir cuando tengo al caballo en trabajo unos meses), pero si no es el caso, prueba primero con otro caballo. Si va bien intenta que el otro caballo se aleje y vuelva, que pase cerca de ti trotando y mientras tanto lo pones a hacer serpentinas, círculos pequeños o pequeños ejercicios que lo tranquilicen y mantengan su atención en ti. Siempre que se relaje, debes dejar de hacer las serpentinas, dejar que ande tranquilamente hacia delante y el otro caballo debe relajarse y dejar de provocar conflicto Una vez puedas hacer de todo con otro caballo haciendo cosas al lado, delante y detrás, introduces un segundo caballo. Para caballos que llevan muchos años retrotando cada vez que hay más caballos, el círculo puede ser difícil de quebrar, pero hay que buscar un punto de partida: primero un caballo a lo lejos, luego cerca, dos caballos, etc..

La cuestión aquí es que el caballo debe acostumbrarse a relajarse en momentos de estrés y para ello el estrés debe entrar gradualmente. Nunca hay que dejar que el caballo pierda el control sobre sí mismo. Ahí es donde ayudamos nosotros.

Cuando el caballo se da cuenta de que es capaz de relajarse y está acostumbrado al proceso de estrés-relajación y lo domina, el problema habrá desaparecido por completo ya que habrá ganado confianza tanto en el jinete como en sí mismo y estará atento a lo que hace el jinete antes de estresarse: si el jinete se relaja, el también lo hará.

Para terminar, decirte que nada de esto te ayudará si no entiendes los conceptos fundamentales del LENGUAJE EQUINO y cómo aplicarlo en tu día a día. Yo puedo darte ejercicios para hacer, pero si no sabes cómo pedir las cosas de forma que cualquier caballo, tenga la edad que tenga, sea de la raza que sea y tenga la educación que tenga, te entienda, no irás lejos. Y éste es sólo un concepto fundamental de los muchos que aprenderás a poner en práctica en el curso online, viendo las clases, respondiendo a preguntas clave, aprendiendo con ejemplos mientras aplicamos los conceptos a diferentes tipos de caballo y vamos comentando. 

El curso tiene más de 230 comentarios a los que respondo particularmente o con un vídeo para todos los cursantes. No es un curso que está hecho deprisa y corriendo «porque ahora todo tiene que ser online», está hecho con todo el cariño, editado después de muchos años recopilando detalles, vídeos, imágenes tomadas desde 2013 con el propósito de ilustrar todos estos conceptos que parece que muchos jinetes buenos aplican en su día a día sin pensar pero el aficionado no siempre sabe ponerle nombre, cómo se aplican y más importante, cómo se explican al caballo de forma que su fiel amigo entienda. 

Echa un vistazo a la información del curso.

   

Espero que te haya servido toda esta serie de post, si tienes dudas, puedes dejarlas en los comentarios 😉

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