Equitación: Hablemos de los malos y los buenos momentos

This entry is part 36 of 40 in the series Misión re-posicionamiento a caballo

Llevo tiempo dedicándome a ser una especie de intérprete entre caballos y jinetes. A los caballos los entiendo bien, conozco su esencia y me ayuda a entender al ser humano. Durante mi trabajo, me doy cuenta de que siempre encuentro algo con lo que me identifico en cada jinete y eso me ayuda a conectar con su caballo.

Al aprender a gestionar las emociones y el movimiento físico, tanto del caballo como del jinete, logramos unirnos en una relación magnífica. Y conforme vamos todos avanzando en esa relación, nos damos cuenta de algo muy curioso: Los caballos no están aquí para hacernos la vida complicada, ni para complacernos o hacernos felices… Ese no es su trabajo. Ser feliz o no serlo es únicamente nuestra responsabilidad. De nadie más.

Y parece contradictorio, pero únicamente asumiendo esa responsabilidad, podemos unirnos a la esencia de nuestro caballo transformándola en una relación inigualable. Asumir y dominar dicha responsabilidad es uno de los primeros pasos en la equitación que hay que dar. A partir de aquí se vuelve todo más fácil porque cuando nos damos cuenta de que debemos sentir la necesidad de ser felices sin que de ello dependa la actitud buena o mala de un caballo, todo cambia: Podemos empezar a entender de verdad que la confianza de un caballo no se traduce en que venga porque le damos zanahorias, o que se deje poner la cabezada mientras nos da unos empujoncitos “simpáticos” o porque lleva el cuello redondo mientras trabaja, ni porque obedece a todo lo que le pidamos porque sí, ni porque está condicionado a responder a una serie de ayudas sin más.

Para lograr gestionar nuestras emociones aparte de las emociones del caballo pienso que no debemos confundir la emoción negativa que sentimos cuando algo no nos sale bien o cuando el caballo no nos responde como deseábamos, con la necesidad que tenemos de hacer las cosas bien y que el caballo responda como queremos para ser felices. Si hacemos que nuestra felicidad dependa de cosas que no siempre podemos controlar, estaremos creándonos una frustración innecesaria y poco productiva porque, hay muchísimos factores que no siempre logramos controlar.

Si empezamos a entender que esa emoción negativa refleja un contraste que estamos experimentando en nuestra evolución, y que sirve para darnos cuenta de que algo tenemos que cambiar o aprender, nuestra felicidad dejará de depender de los resultados obtenidos y disfrutaremos del aprendizaje en sí.

(Hay un capítulo dedicado a esto en el libro “Como ganar la confianza de un caballo en 5 pasos”)

Este fin de semana, ha sido maravilloso en muchísimos aspectos, y uno de ellos merece la pena mencionar con orgullo. Porque sé que el trabajo de mis alumnos cuando no estoy es una de las claves para su éxito y porque cuando estoy, hago lo posible para contribuir deliberadamente para que las cosas mejoren y funcionen. No descanso hasta que no logro ver que algo cambia en ellos, tanto jinetes como caballos.

Y el cambio no siempre nos provoca alegría, porque como hemos dicho, a veces lo que cambia provoca cierto desconcierto y cierto (“gran, a veces maldito y frustrante”) contraste en relación a  lo que pensábamos y hacíamos hasta el momento. Pero al mismo tiempo, viendo que funciona con otros, nos despierta una curiosidad (a veces secreta, pero…el caballo es el espejo de nuestra alma ;)) y ganas de saber cómo lo pueden llegar a hacer otros que sí les funciona…

Estamos hablando del maravilloso contraste en la equitación que nos permite aprender: Esa frustración que nos hace ir hacia lo que queremos cuando vemos que lo que estamos aprendiendo funciona con otros y lo que estábamos haciendo no está funcionando con nosotros, esa frustración que nos invade cuando ya no podemos negar que algo tenemos que cambiar para que nos funcione como a otros les funciona… Maravilloso contraste, porque después con esa frustración tenemos dos opciones que son, una vez más, de nuestra única responsabilidad: Rendirnos y dedicarnos a otra cosa, o despertar en nosotros un gran afán de conseguirlo.

De rendirnos no hablaremos aquí porque no es ese nuestro objetivo aquí en Equierrores, pero con el afán de conseguirlo viene, indudablemente, la fe en que también somos capaces de hacerlo…y sin darnos cuenta, nos encontramos a diario practicando para que no sólo sea fe, sino una creencia firme de que lo vamos a conseguir y, una vez lo logramos, aunque sea un tranco, un momento, una fracción de segundo que sentimos que está resultando….estamos absolutamente seguros de que somos capaces y de que lo lograremos!!!

Me ha sido de gran satisfacción ver que alumnos a quienes ayudo regularmente están evolucionando como lo hacen, me recuerda ¡lo mucho que me gusta mi trabajo! Cuando un alumno de repente ve la luz, trabaja cuando no estoy en los deberes puestos en el curso anterior y cuando vuelvo veo que le sale bien, que ha avanzado y que el caballo está disfrutando del trabajo con su jinete, me quedo de nuevo sin palabras. Agradezco las oportunidades de ver estas evoluciones, estoy muy orgullosa.

Veamos a dos alumnos en diferentes cursos, el primero que dimos y el último. Se nota que empiezan a sentir buenos momentos y a partir de aquí…¡ya no hay quien los pare! 😉

Por otro lado, nos encontramos a alumnos nuevos  que tienen muchas ganas de aprender. Ver cómo después de unas horas dedicadas a sus caballos y a su asiento y comunicación con ellos pasan del contraste inicial (inevitable) a la certeza absoluta de que algo pueden cambiar para mejor, me dejan, en realidad sin palabras para describir la satisfacción que me trae.

Nuestro querido Malagueño del Centro Hípico Las Espuelas en Guadalajara:

Y su propietario, Ángel  que se sentía algo inseguro con su asiento encima de un caballo entero dominante como  Malagueño que necesita que le pongan normas y límites para que su expresividad no rebase la buena educación y el respeto por su jinete en todo momento:

Lo primero que hay que ajustar es el equilibrio de uno y de otro para que pasen a trabajar en conjunto y sea posible una comunicación que entiendan ambos. Ese es el primer paso práctico que solemos dar en el primer curso. Ahora, tocan deberes hasta el próximo!!

El sistema que utilizamos durante los cursos (ya sea en grupo o particular) es:

  • El primer curso es de dos días con su respectivo temario. A veces tres días dependiendo del número de jinetes y caballos. Cuando es particular suele ser un día (o lo que ocupen tres sesiones), una trabajando en libertad o pie a tierra, otra para el trabajo del caballo a la cuerda y otra montado.
  • Se toma conciencia de los errores en la comunicación. Se provoca SIEMPRE algún contraste. Es deliberado, sin él, no aprendemos. Y cuando ocurre, lo dirigimos hacia nuevos aprendizajes y subir de nivel.
  • Se practica durante el curso, los ejercicios pie a tierra y montados que permiten un cambio inmediato en la comunicación con los caballos
  • Se ponen deberes
  • Se da la opción de mandar un vídeo haciendo los deberes cuando no estoy, se comenta y se ajusta si hace falta.
  • Entre cursos, existe la posibilidad de contratar el servicio de comentar vídeos donde vamos viendo el progreso y dando más deberes si ya estamos evolucionando, esto permite un avance más regular.
  • Al curso siguiente se repasan los deberes, se introduce nuevo temario y se practica hasta que somos capaces de hacerlo solos. Siempre se pide  poco y bien de cada vez para que cuando tengamos que hacerlo solos no sea un gran problema.
  • Y vuelve a repetir el proceso 🙂
  • Se puede ir de oyente a los cursos y aprender de todo un poco puesto que ¡cada caballo es un mundo y cada jinete también!

Sobre todo estoy disponible para las fases en las que el alumno experimenta un contraste, para que sus emociones y actitudes con ese contraste sean constructivas y así lograr aprender en vez de desesperarse. ¡¡Esto para mí es casi tanto o más importante que las clases en sí!!

¡Ayuda! mi caballo hunde el dorso

This entry is part 19 of 30 in the series ¡Ayuda!

Hemos hablado anteriormente de los caballos que no ponen los pies debajo de la masa. Pues bien,  el hecho de poner o no los pies debajo de la masa,  depende de dos factores: uno es el físico natural que tienen (los aplomos, equilibrio natural, espalda más baja que la grupa, etc) y en este post no vamos a tratar de estos problemas, si no que  vamos a tratar del otro factor:

El dorso y el “poner los pies debajo de la masa” que tanto solemos escuchar en las pistas, que está directamente relacionado con nuestro asiento y capacidad de aplicar las ayudas dejando que el movimiento desde los pies hasta las manos fluya hacia delante.

El dorso del caballo no está hecho para llevar peso, pues es largo y une los pies y las manos, hundiéndose cuando se le pone peso encima.

Cuando empezamos a montar a los potros, demora un tiempo hasta que el potro se acostumbra a llevar el peso. A la cuerda, y antes de montar, debemos enseñarle donde debe poner los pies para que pueda llevar el peso sin hundir el dorso o entonces empezará a andar a los tres aires abriendo ligeramente los pies hacia fuera hundiendo el dorso una vez vaya montado. Una vez arriba, debemos continuar con este trabajo, o entonces el caballo, a la larga tendrá un dorso débil y sufrirá cada vez más de sus articulaciones (sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de caballos, además de proyectar los pies hacia los lados, tienden a tener la grupa hacia un lado).

Si nosotros, no tenemos nuestro asiento perfectamente equilibrado encima del equilibrio del caballo empeoraremos las cosas pues estaremos sentados haciendo presión en la zona más dolorosa del dorso y hará que abra aún más los pies por imposibilidad física de meterlos debajo de la masa. No es por no querer, es por no poder. Cuando son caballos grandes, dejan de saber poner los pies, las manos, tropiezan, se vuelven de lo más patosos y si son un poco finos de carácter, empiezan a tener resistencias psicológicas: no querer andar, ponerse de manos, etc…

Todo esto tiene repercusiones en los caballos. Uno de los síntomas más habituales es “correr” y huir de la pierna y del movimiento del jinete encima del dorso. Al no entender por qué lo hace, les ponemos hierros más y más fuertes encogiendo el cuello del caballo, rendajes auxiliares sin saber bien cómo y porqué los utilizamos, provocando más dolor y esto desencadena un círculo vicioso de estrés y muy desagradable en caballos sanos, que acaba en quejas tales como:

  • Mi caballo se asusta de todo
  • Mi caballo no quiere girar
  • Mi caballo huye de cualquier ayuda
  • Mi caballo corre
  • Mi caballo no va y está detrás de la pierna pero va detrás de la mano
  • Mi caballo está siempre estresado y si lo monto unos días seguidos parece que se acumula cada vez más tensión
  • Mi caballo se calienta muchísimo a lo largo de la sesión de trabajo, cada vez quiere más y más y parece que nunca se cansa
  • Mi caballo es muy patoso pero está bien equilibrado y está sano
  • Mi caballo protesta cada vez que le pongo la pierna pero está sano
  • Mi caballo pie a tierra se ha vuelto más mandón y estresado
  • Y un montón de quejas más

Todo esto suelen ser síntomas del mismo problema.  A la larga las quejas serán ya visibles cuando existe una irregularidad en los aires y en las radiografías o ecografías.

Con el tiempo, el movimiento adquirido de «sacar los pies por los lados» se vuelve tan mecánico que a gran parte de los caballos que re-educo, hay que enseñarles de nuevo la mecánica de cómo y dónde poner el pie exactamente, cómo mover sus articulaciones de forma correcta y cómo pisar fuerte para obtener un movimiento de nuevo cadenciado, fluido y flexible hacia delante utilizando bien el corvejón, la musculatura de la grupa, los abdominales, dorso, espalda, cuello nuca y mandíbula para que todo se re-conecte.

Hablemos de estos caballos en sus disciplinas

En caballos de doma en competición, muchos pueden y saben ir compensados y en una posición muy razonable haciendo ejercicios de alto nivel durante mucho tiempo en estas condiciones,  y pondrán los pies realmente debajo sólo cuando se les pidan ejercicios exigentes como el piaffé, que es un ejercicio en el que se suele emplear más tiempo en que los caballos metan los pies para que salga correcto. Por lo demás, es bastante aceptado que vayan haciendo los ejercicios con una buena colocación de cuello, algo hundidos de dorso y sacando un pelín los pies por fuera de la masa al adelantarlos, sobretodo se notará en línea recta y en los alargamientos. A veces nos quedamos un poco sorprendidos cuando después de un apoyo, el caballo de repente parece que se pone muy cómodo y nos gustaría que fuese siempre tan cómodo. Esto es una señal clara de que solemos utilizar los ejercicios de doma sólo para ir de una letra a otra y no para ponerlos cómodos y en la mano, que es lo que veo que falta a muchos caballos de competición.

Los caballos de salto que de naturaleza saltan bien, empiezan a compensarse y a saltar torcidos, a correr hacia los saltos, descontrolarse en las vueltas y a tumbarse hacia dentro,  y a no aguantarse en equilibrio dentro de las combinaciones y calles, corriendo o quedándose atrás de las piernas, etc. Todo señales de que no tenemos a los caballos trabajando con los pies debajo dentro de sus capacidades y los estamos saltando a alturas y a velocidades en las que no son capaces de saltar sin abrir los pies, torcerse o correr hacia ellos para pasar al otro lado.

Ya por no hablar del estrés de entrar en la pista, cambios de comportamiento del campo de calentamiento a dentro de la pista de competición y malas notas en la puesta en mano del caballo a la hora de hacer una competición de doma.

Para el caballo de paseo o de rutas, esto es igual de importante, ya que puede ocasionar lesiones en el dorso y articulaciones del caballo convirtiéndolo en imprevisible debido al dolor o incomodidad constante. Llevar sobre el dorso a un jinete que no  esté bien equilibrado o con un hierro demasiado fuerte que le haga llevar el dorso hundido, puede tener estos efectos. Señales claras son, arrancar al galope en las subidas, retrotar por el campo, correr, ir siempre nervioso y con la grupa hacia un lado, ir siempre con la cara levantada o el morro en el pecho, sudar muchísimo…

¿Cómo solucionarlo?

Durante los cursos tratamos estos problemas y nos dedicamos a mejorar el asiento para equilibrarlo encima del equilibrio del caballo, a diagnosticar problemas de puesta en mano y mejorarlos enseñando al caballo a poner correctamente los pies debajo de la masa, tanto a la cuerda como montados.  Cuando hacemos bien el proceso, muchos de los síntomas descritos arriba, desaparecen como si de un milagro se tratara.

Poner los pies debajo de la masa no siempre es andar hacia delante y hacer círculos grandes. No siempre se resuelve sólo con la pierna o sólo yendo hacia delante. Es un error pensar así. No todo se resuelve sólo hacia delante. Yo prefiero la frase: “Pedir colocación de cabeza, mover la espalda-cruzar el pie, ceder y avanzar”. De esta forma, pedimos al caballo que posicione la cabeza y la espalda hacia donde la queremos, gracias a este ligero desequilibrio el caballo acaba cruzando el pie, lo mantenemos hasta que relaje la parte lateral, y cuando esto ocurre, cedemos y avanzamos.

Sí es importante lograr que el caballo lleve un ritmo constante primero, aunque sea un poco lento o un poco precipitado, pero constante, y que el caballo se sienta relajado en la mano (aunque vaya un poco abierto) y en la pierna (aunque no se lo note flexible) a ese ritmo para trabajar a partir de ahí.

Después de lograr un ritmo constante, podemos empezar a movilizar la espalda y la grupa para luego ponerle el pie en su sitio tanto de un lado como de otro. Todo esto requiere un proceso tranquilo y progresivo, se lo podemos enseñar primero en libertad, luego a la cuerda al paso y al trote y luego montado al paso y al trote. Veremos que con el tiempo, el galope mejorará casi de forma instantánea si nuestro asiento es correcto y será más fácil seguir trabajando lo mismo a este aire.

Como nota, decir que el trabajo no siempre es igual de un lado que de otro debido a la tendencia natural que tienen la mayoría de caballos en poner la grupa hacia un lado. Pero de esto iremos hablando cuando estemos trabajando montados que será más fácil de explicar.

Veamos como puede funcionar la mecánica en libertad con nuestro querido Jeisser de Jessica López:

Veamos como funciona la cuerda con el mismo caballo:


El numero 6 es Avanzar, ceder es el 5 🙂

Veamos a Zar de Mónica Blanco a la cuerda:

Veamos unas imágenes de este trabajo montado:

Déjanos un mensaje o comentario si te gustaría que siguiéramos hablando de este tema, si tienes preguntas y dudas las podemos comentar 😉

Aún vas a tiempo para inscribirte en el próximo curso, pincha aquí para ver donde es y en qué fechas!

 Si tienes un caballo que necesita este tipo de trabajo estaré encantada de echar una mano! Pincha aquí para la información!

Compra aquí el libro Cómo ganar la confianza de un caballo en 5 pasos

 

Caballos que expresan lo que no sabemos decir por palabras. Video Curso Decathlon Barakaldo-Laukiniz

This entry is part 34 of 40 in the series Misión re-posicionamiento a caballo

En este vídeo verás 20 minutos de resumen del curso que hicimos en el Club Laukiniz organizado por Jessica Lopez de Decathlon de Barakaldo. A lo largo del vídeo verás como los caballos transmiten ciertas sensaciones, verás trabajo durante las clases, durante el trabajo de los caballos en sí y verás cómo caballos con actitudes negativas para el trabajo pasan a concentrarse y trabajar normalmente. Esperamos que te guste 😉

¿Estamos seguros de saber transmitir el mensaje a nuestro caballo mientas montamos?

This entry is part 4 of 6 in the series Gestión del espacio entre el caballo y nosotros

La prueba empieza pie a tierra. Montados nos delatamos, pero pie a tierra es donde vemos realmente el tipo de mensaje que transmitiremos al caballo cuando estemos montados. Y es con este ejercicio con el que solemos empezar los cursos. De nuevo: el caballo no miente y es el que nos va a decir si nos entendemos o no 🙂 Recuerda el paso uno del libro que va sobre entender el tipo de relación actual que existe entre caballo y jinete para empezar a trabajar a partir de ahí. 

La reacción del caballo es reflejo de nuestras intenciones. Nos demos cuenta de ellas o no. Nuestras intenciones pueden ser conscientes e inconscientes y son estas, las inconscientes, las que salen a la luz cuando andamos con un caballo de la mano o tratamos con él pie a tierra.

Montados también, pero empezamos con este «test» por ser más fácil recordar los y sentir los resultados de cuando aplicamos los conceptos básicos que luego serán mucho más fáciles de sentir a caballo (los conceptos de la comunicación aparecen en todos los niveles, nadie está a salvo de equivocarse cuando se trata de comunicar con un caballo, ya sea pie a tierra o montado). Una vez montados tenemos muchas cosas en que pensar y no siempre sentimos la respuesta del caballo. Pie a tierra lo vemos, lo sentimos y no contamos con problemas de asiento para corregir ciertas cosas. Estos conceptos básicos son:

  1. Cómo aprende un caballo
  2. Cómo enseñamos o pedimos algo a un caballo
  3. Cómo debe ser la comunicación para que nos entendamos
  4. Situaciones clave que nos demuestran que el espacio entre caballo y nosotros no es respetado (esencial para establecer normas y límites para nuestro caballo)

Durante los cursos, dependiendo de cómo nos entendemos con el caballo seguimos haciendo ejercicios pie a tierra: recordar la diferencia ente la presión y la relajación, marcando la diferencia entre la intención y la no intención, en fin, una serie de cosas que debemos saber hacer para que la comunicación fluya decentemente a caballo una vez hemos tratado de la parte del asiento. Nada que un buen caballista de siempre no haga, pero sí son cosas que nos olvidamos que existen, nos las saltamos y no son para saltarse porque luego influyen de forma negativa o positiva en nuestra equitación.

¡Que levante la mano el que nunca ha culpado al caballo por no hacer lo que uno quiere! Y la verdad, aunque a veces nos cueste, es que no siempre seguimos los pasos que hay que seguir para pedir o enseñar cosas a los caballos…

Si te interesa el tema de educación del ramal y te interesa saber educar a los caballos a que respeten tus ayudas pero al mismo tiempo confíen en ti, te recomiendo el curso Cómo educar a un caballo del ramal. Haremos una serie de ejercicios que podrás incluir en tu rutina diaria y en pocas sesiones puedes cambiar la actitud del caballo habiendo disfrutado cada momento de las sesiones. PIncha aquí para ver la información del curso online.

SI montado quieres mejorar la comunicación con tu caballo porque del ramal ya está educado, te recomiendo el curso Cómo utilizar el LENGUAJE EQUINO en el día a día, encontrarás conceptos explicados con mucho detalle, con muchos ejemplos y podrás aplicarlo en tu día a día también montado, verás que vuestra relación pasa a ser cada día mejor y mejor...PIncha aquí para ver la información del curso.

Puedes ver aquí los próximos cursos presenciales.