Cuando vemos a un jinete en esos momentos en que acaba de entender a su caballo, acaba de ver qué necesita en ese momento, lo siente, lo entiende, actúa en conformidad y luego cede la presión que ha necesitado ejercer para que el caballo lo entienda a él también, sabemos que ese jinete ha sentido lo que debía sentir en su equitación. ¡Esa sensación vale más que 1000 parabas de quien está haciendo de intermediario entre caballo y jinete desde fuera!
Cuando hay un intermediario, es responsabilidad de éste que el caballo mejore, que el jinete sienta cosas nuevas, que se acoplen los dos y a veces es necesario que ese intermediario se monte en el caballo para ordenarlo.
No hay nada de malo en que se monte en el caballo un poco antes de la clase. Nada más real y nada más efectivo que sentir al caballo, sentir donde está más rígido, ordenarlo, enderezarlo, tranquilizarlo, cadenciarlo y recordarle que se pondrá cómodo con determinados movimientos que le pedimos y que, una vez tiene los pies en el sitio y relaja el dorso tendrá mucha más fuerza, se sentirá más seguro y podrá permitirse el lujo de relajarse con un jinete encima. Esto hay que recordarlo una y otra vez a los caballos cuando sus jinetes están aprendiendo a entenderlo también. Así se vuelve más fácil hacer de intermediario, pues el caballo le transmite por sensaciones lo que su jinete debe aprender 😉 Mucho mejor que las palabras, las sensaciones que un caballo nos puede transmitir!
En este vídeo veremos un trozo de una clase dada a Nacho con su caballo Dante sacado de un vídeo que mandamos a nuestros alumnos más fieles para que se vean, con explicaciones de lo que están haciendo bien y mal, para complementar esa clase dada in-situ. Cuando lo vemos después, hay siempre cosas que podíamos haber dicho en su momento y que se nos escaparon. Es un refuerzo de la clase presencial por decirlo de una manera. Para el jinete, verse montado es un lujo, es lo mejor para hacer una auto-crítica sin tener que dar explicaciones a nadie y es una forma de volver a sentir determinadas cosas que a lo mejor cuando estamos practicando solos no logramos sentir 😉
Gracias Nacho por dejarnos publicar tu clase:) Este post va dedicado a tí, a tu capacidad de trabajo y a tu confianza en mi forma de trabajar! La imagen es para que recuerdes el antes y lo mucho que has mejorado desde entonces!
El caballo no engaña y no se puede engañar a un caballo…podemos querer poner hierros, quitar hierros, poner collares, quitar collares, montar con cabezada, sin cabezada, con silla o sin ella, trabajarlos a la cuerda con serretón, sin serretón, con jáquima, con un hilo de seda en la boca, o inventar mil formas y artilugios de trabajar a los caballos tocando en determinados puntos, con el clicker o con zanahorias para que haga piaffé durante tropecientos trancos seguidos, espaldas adentro infinitas y cambios de pie sin parar…si no hay conexión a esos tres niveles, el caballo lo demostrará 😉
Cuando durante cualquier trabajo que hagamos con el caballo, sentimos al caballo primero, luego pedimos, esperamos por una respuesta, insistimos, logramos una respuesta, cedemos, volvemos a pedir, volvemos a esperar por la respuesta, el caballo cede con más ganas, cedemos y le damos una voz gentil de agradecimiento y sentimos que por el caballo pasa una satisfacción genuina que se traduce en un pequeño gesto de cabeza o de dorso parecido a una pequeña alegría y acto seguido sigue en el ejercicio aún con más brillo que antes, no hay hierro, o collar o silla que sea la razón de la sensación maravillosa que en ese momento transmite el binomio. La consecuencia natural de esta conexión será que cada vez necesitaremos menos ayudas y menos artilugios debido a que el equilibrio mejora, la mecánica mejora, la conexión física con el jinete mejora y la comunicación fluye a un nivel que ya poco tiene que ver con las ayudas mecánicas que damos.
Cuando queremos que hagan un piaffé al tocarles en determinado punto, y no dejamos de pedir hasta que haga doce mil trancos, algunos buenos y otros malos, sin gran diferenciación por nuestra parte y sólo con el objetivo de que haga un piafé, estamos haciendo de los caballos unas máquinas que responden a ciertos estímulos haciendo determinados “trucos” para una selfie, para una competición, para nuestro placer, etc. La consecuencia natural de este tipo de entrenamiento es, que cuando los necesitamos de verdad, cuando de repente pedimos que nos den más tranco, más expresión más brillo, más ritmo o nos ayuden en un obstáculo difícil en el que hemos perdido la rienda o el estribo o simplemente no hemos visto la distancia, no tendremos caballo disponible puesto que simplemente no sabrá qué hacer ya que no estará acostumbrado a colaborar, estará acostumbrado a obedecer órdenes.
¿Sientes la diferencia? El objetivo de esta publicación es que sientas realmente esa diferencia y la sientas a partir de ahora cuando veas diferentes jinetes practicando equitación. No para criticar, si no para tener la sensación de cómo te gustaría que fuese contigo y con tu caballo, cómo preferías que fuese. Una vez sabes cómo quieres sentirte montando, sabrás qué buscar, y empezarás a buscarlo viendo jinetes que realmente transmitan lo que quieres sentir y no lo que debes lograr porque sí.
Ten en cuenta que no siempre lo sentiremos, pero lo que es realmente divertido es encontrar formas de sentirlo, montar hacia esos tres o cuatro trancos más en que sentimos esa real conexión, acortar y hacer una ligera cesión a la pierna para que el caballo ponga uno u otro pie mejor debajo de la masa, el caballo se pone cómodo, pedir un aumento gradual en el que de repente le disparan las manos hacia delante y hacia arriba porque la espalda subió y se siente capaz de darlo todo, sentir esa explosión de libertad para luego apreciar el momento en el que acortamos y el caballo responde de inmediato al pedirle que alargue de nuevo, nos reímos por no esperarnos tal respuesta de nuestro amigo y le damos rienda larga para que respire y disfrute también del momento… O…Aumentar el nivel del recorrido y las alturas porque hemos logrado esa conexión durante gran parte del recorrido, sabiendo que somos capaces de lograr esa conexión al nivel siguiente también… Sentir que después de una combinación de saltos con una distancia un poco delicada, tú y tu caballo de repente lo pasáis sin falta y sientes realmente que el caballo “crece un palmo” y va con orgullo al salto siguiente sabiendo que estás ahí, que sois dos, que no es sólo porque el caballo sepa saltar, sino porque está recto, está fuerte, está flexible y conectado a tu equilibrio y flexibilidad de ayudas…
Esto es lo divertido de la equitación, y busco esa conexión todos los días que monto, todos los días que trabajo a un caballo sea el caballo como sea, de quien sea, el nivel que tenga, sea la raza que sea. Y cuando me equivoco, al instante siguiente, sigo buscando de nuevo esa conexión perdida. Esa conexión es como un GPS que me va diciendo, por aquí sí, por aquí no 😉
Durante los cursos trabajo muchas veces en libertad con algunos caballos. No porque lo encuentre estrictamente necesario (que en algunos casos se me ha revelado que sí lo es por razones varias), pero para:
Demostrar que este tipo de conexión es posible a distancia
Que es, claramente, la base «educativa» que necesitamos para montar después y evitar accidentes innecesarios.
Que es la base que trabajamos para lograr que el caballo ponga los pies donde debe ser para que todo el caballo conecte
Que adaptamos nuestro asiento para que esta base de comunicación pueda fluir al montar y al trabajar después los caballos.
A distancia podemos empezar a ver y sentir cómo y cuándo se pierde la conexión con quien está trabajando y nos podemos dar cuenta dónde hemos pedido demás o no hemos cedido para que no responda, (o exagere en la respuesta) a cierta presión o cierta relajación. Nos daremos rápidamente cuenta de si el caballo está condicionado a ciertos estímulos o si conecta de verdad con nuestras peticiones.
Uno de los módulos de los cursos de corrección de asiento, empieza precisamente con una pequeña teórica sobre:
Identificación de los problemas comunes de comunicación jinete-caballo de los participantes
Como aprende el caballo y cómo pide/enseña el jinete, simplificado en un paso a paso
Respuestas que debemos esperar de nuestros caballos
Efectos de la tensión negativa del jinete y distinción entre reacciones positivas y negativas del caballo para el trabajo
Cómo debe ser la comunicación con nuestro caballo
Conexión entre la comunicación y nuestro asiento
La importancia de la intención en la comunicación
¿Cuál es la sensación que debes tener en tu mano mientras pides o enseñas algo a tu caballo?
Ejercicios en grupo para relacionar nuestro equilibrio a nuestro asiento a caballo
La parte práctica está orientada a cada participante con su caballo de forma individual, valorando posibles problemas de conexión (de los que hemos hablado en esta publicación) y buscando la mejor forma de progresar.
Puedes ver en el siguiente enlace, un vídeo de Kronenbourg, durante la clase que dimos en el Centro Ecuestre la Abadia donde buscamos establecer una conexión más seguida para que luego se pueda aplicar esa conexión durante los ejercicios de vaquera que es para lo que se está preparando este caballo de seis años.
Hago el trabajo al paso únicamente, nada de espectacular ni ejercicios espectaculares. Sólo «monta de bastidores». Debemos cuidar siempre de utilizar nuestra mano conforme el contacto que el caballo nos esté dando, si retenemos constantemente con la mano encogemos el cuello del caballo, volvemos los movimientos más cortos, el dorso se «divide» y los pies dejan de funcionar. Ahí, en vez de tener un caballo, tenemos varias partes de un caballo que no conectan entre sí. Este vídeo demuestra cómo obtener la conexión con el caballo al paso mediante ejercicios simples y claros para el caballo. Es muy importante distinguir el trabajo de competición y el trabajo que se hace en casa. En los bastidores, no se compite, se entrena la flexibilidad, la pisada correcta, la conexión para que pueda haber una comunicación fluida más tarde, en competición:
Estamos preparando unos vídeos de Dante, mientras se hace un trabajo muy parecido pero al trote y al galope. También subtitulado para aclarar cosas que a lo mejor no se ven con tanta facilidad. Dinos si este vídeo te ha servido y compártelo para que podamos hacer más de este estilo!!
Para el primer tipo de conexión, (si no has visto la parte uno pincha aquí) se necesita tener un caballo sano, bien equilibrado enérgicamente, de saber cómo funciona la mecánica del movimiento del caballo, cuál es la que mejor se adapta a su forma de ser y adaptar el trabajo de forma que pueda sentirse en perfectas condiciones físicas para llevar a su jinete y ejecutar el trabajo que se le pide para cada disciplina. Evidentemente, cuando trabajamos esta parte, la parte emocional se vuelve cada vez más equilibrada a medida que le vamos disipando resistencias y aumentando la flexibilidad, fuerza y equilibrio físico.
El segundo tipo de conexión es una cuestión de adaptar nuestro asiento de forma correcta a la mecánica del caballo en cada fase del entrenamiento para luego lograr, a través de nuestro asiento, intenciones y demás ayudas, mejorar el funcionamiento general del caballo durante el trabajo. Es decir, acoplando nuestro asiento al caballo, hay que buscar la forma de pedir determinados movimientos del caballo para que éste se ponga cómodo, flexible y disponible para ponerse en forma y conectar con el jinete para trabajo de más nivel.
Darse cuenta del tercer tipo de conexión es una cuestión de sensación, porque quizás desde fuera uno no lo note, aunque si nos fijamos bien, algo sentimos que es diferente, aunque no sepamos decir el qué cuando vemos a un caballo que responde de forma mecánica y automática a ciertas ayudas del jinete. Se trata de una sensación de falta de conexión entre caballo y jinete, un desequilibrio entre el pedir, esperar una respuesta, aceptar la respuesta y ceder para pedir de nuevo con gentileza un poquito más…
Montando se nota muchísimo cuando tenemos un caballo que acepta de buen grado las primeras indicaciones que le llevarán a una actitud de disposición ante el trabajo. Al principio puede que haya alguna tensión, pero, pasados unos trancos, transmitirá de forma clara su respuesta desde los pies hasta nuestra mano. En este punto cedemos, relajamos y volvemos a pedir. Vuelve a haber una respuesta y la comunicación empieza a fluir, los ejercicios dan una sensación de movimiento progresivo…
Hay una gran diferencia a cuando nos subimos a caballos que sólo responden a las ayudas bien o mal dadas, en determinados puntos y determinados trancos pre-establecidos, saltan los obstáculos simplemente porque es lo que saben hacer pero en las vueltas, llegadas y recepciones parece que las manos nada tienen que ver con el dorso, con los pies y con el cuello por decirlo de una manera y en consecuencia, la conexión dos y tres con el jinete es prácticamente inexistente. No hay binomio, no da una misma sensación compartida por ambos. La sensación es de mecanismo y algún “movimiento ruidoso”. La sensación de movimiento progresivo es inexistente y da lugar a una brusquedad constante inesperada por el caballo.
Tener el tercer tipo de conexión es la diferencia entre sentir debajo un caballo que está dispuesto a colaborar y uno que no lo está.
En esta publicación te invito a reflexionar un poco sobre cómo llevas la conexión uno y dos con tu caballo. Es importante porque sin estas dos no llegaremos nunca a la tercera por mucho que queramos. Si no sabemos cómo conectar pie a tierra y a la cuerda, no sabemos cómo cómo deben funcionar sus pies, dorso, espalda, cuello y nuca durante el trabajo, no llegaremos a entender el porqué y el cómo debemos estar sentados a caballo y cómo debemos aplicar las ayudas. Consecuentemente, la conexión tres será inexistente cuando estemos montando.
Una vez hayas reflexionado y creas que necesitas alguna ayuda, puedes ver dónde estamos organizando cursos en esta página o entonces pincha en contacto y dinos de donde eres para que te pongamos en la lista para que te informemos donde y cuándo será el próximo curso!
En la próxima publicación hablaremos de la conexión tres con más detalle y lo veremos en vídeo explicado con subtítulos para que no te pierdas los momentos clave 😉
Recuerda que la confianza del caballo es imprescindible para que la conexión sea constante y exista una comunicación en la que ambos nos entendemos. Puedes empezar leer el libro, que habla sobre los cinco pasos esenciales que debemos dar para ganar la confianza (y el respeto) de un caballo. Nos vemos en el próximo post!
Cuando hablamos de conexión en equitación, debemos referirnos a tres tipos de conexión:
La conexión del caballo, es decir, hay conexión cuando los pies están conectados al dorso durante el trabajo, cuando el dorso deja fluir el movimiento hacia la espalda y la espalda deja fluir ese movimiento por el cuello hacia la nuca y la boca del caballo. Todo lo que rompa esa conexión, rompe la fluidez del movimiento y quitará brillo a los aires del caballo, provocando resistencias tanto musculares como emocionales. En esta imagen Kronenbourg está desconectado. Los pies no conectan con el dorso, el dorso no conecta con el cuello y el cuello no conecta con la boca y la mano de forma que haya una fluidez en el movimiento general.
La conexión entre el caballo y nosotros cuando estamos montando o pie a tierra a la cuerda:
Montando, un asiento ligero y una mano permeable permiten que haya un movimiento fluido desde los pies del caballo hasta nuestra mano. Así nuestro asiento puede dirigir y limitar cuando es necesario, el movimiento de cada parte del cuerpo del caballo.
Pie a tierra a la cuerda, todo el movimiento del caballo pasa a través de nuestra mano y de nuestra posición en relación al caballo (hacia las espaldas o hacia la grupa) y de esta forma se dirige el movimiento de las partes del caballo.
Pie a tierra en libertad, la conexión entre caballo y jinete se hace a distancia y se considera la base del siguiente tipo de conexión, puesto que tiene que ver con nuestra intención y la esencia de la comunicación no verbal, que es lo que realmente entienden los caballos.
Kronenbourg desconectado de la amazona
Kronenbourg disponible para colaborar conectado
Kronenbourg conectado a la amazona
La conexión que permite que la conversación entre caballo y jinete fluya, disipando resistencias y pidiendo más extensión del movimiento permitiendo que el caballo brille en todo su ser, se sienta cada vez más cómodo y seguro haciendo lo que le pedimos que haga, y quiera dar lo mejor de sí porque le hace sentir bien tanto física como emocionalmente, permitiendo que ambos disfrutemos de la equitación como nos merecemos.
En la próxima publicación de esta serie hablaremos del primer tipo de conexión. No te la pierdas, síguenos en youtube, facebook, o por el blog! Al final de la serie pondremos un vídeo con las explicaciones subtituladas durante el trabajo montado de Kronenbourg al paso.