Veamos el tercero de los tres Equierrores sobre el caballo que no se está quieto en la ducha.
En el error anterior estábamos en un dilema sobre si nos teníamos que pelear constantemente con nuestro caballo para que se quedara quieto en la ducha.
Sólo decirte que los dos errores anteriores han despertado toooooodos estos pensamientos en un montón de gente que los ha leído:
El tercer Equierror sobre este tema es, que pensamos demasiado, demasiado rato y nos obsesionamos con las cosas más difíciles de controlar en vez de prestar atención a las cosas más simples.
Vamos a ver la última frase de la imagen y vamos a simplificar todo lo que pensemos sobre la misma:
«No apetece estar peleándonos todo el rato con el caballo y decirle constantemente lo que no puede hacer, tal como no piafar en la ducha, no rascarse, no relinchar una y otra vez, no andar de un lado a otro, etc, etc, etc.»
La vamos a simplificar con lo que SÍ y lo que NO. Y veamos si nuestro razonamiento se vuelve más productivo:
Sí, claro que el caballo debe saber lo que no puede hacer, pero si enfocamos nuestra energía y nuestro pedido a lo que DEBE hacer le daremos opciones al caballo para cumplir con lo que pedimos y además, todos los demás pensamientos desaparecerán porque nos concentraremos rápidamente en cómo debemos pedirle lo que DEBE hacer.
Y NO, no debemos pelearnos nunca. Eso está fuera de cuestión. Pelearse es agravar la situación de estrés en la que el caballo ya se encuentra.
Es posible que el caballo entre en una especie de «discusión» porque si de repente le explicamos lo que puede y no puede hacer, no se lo tomará en serio si nunca lo hemos hecho antes.
Pero si sabemos cómo explicarle las cosas, sabremos que no vamos a entrar en su intento de «discusión», le enfocaremos hacia lo que DEBE hacer y el caballo acabará por tranquilizarse y atender. En muy poco tiempo (comparado con lo que hacemos normalmente) lo tendremos encaminado hacia la solución del problema.
Este tipo de trabajo en estas «pequeñas situaciones» nunca se puede calificar como una «pérdida de tiempo» porque, son, estos mismos detalles como el de enseñar al caballo a estar quieto y tranquilo en la ducha donde reside tooooda la base de la equitación y de la comunicación entre caballo y jinete. Si te descargaste la Guía de 15 Normas y estás suscrito a nuestro blog sabrás de qué detalles estoy hablando, si no, ya sabes, corre a descargar tu guía porque después de la misma recibirás una serie de «EquiE-clases» que te ayudarán a entender mejor todo lo que hacemos en el blog.
Sinceramente si no queremos dedicar una parte de nuestro tiempo a esos pequeños momentos que son GRANDES OPORTUNIDADES para entendernos de una vez por todas con nuestros caballos y cambiar una relación algo sinuosa en algo fantástico, entonces no queremos realmente comunicar con nuestro caballo ni que la equitación sea algo a dos. Queremos montar, queremos pasearnos por ahí, queremos vivir tranquilos, montar a caballo y ya está.
Es una forma de estar con los caballos, la respeto plenamente, especialmente si dejamos que este trabajo más específico lo haga un profesional. Perfectamente respetable.
No estoy de acuerdo, pero lo respeto si luego no te quejas de que tu caballo contigo no hace esto o aquello. Cuando no lo haga contigo, tendrás que conformarte con ver lo bien que va tu caballo con otra persona que no eres tú. LO MEJOR DE LOS DOS MUNDOS, no podemos tener.
Para ti que sí quieres comunicar mejor con tu caballo, en el post siguiente, simplificaré este error al máximo. Es más, de diré cómo simplifico este error y los otros dos anteriores. Y te diré cómo puedes llegar a simplificarlo tu también en muy poco tiempo (como máximo en 15 días si asistes a una clase por día) de una forma más práctica mientras te acompaño en el proceso, porque una cosa es entenderlo y otra cosa es aplicarlo en el día a día.
La solución que te propondré está diseñada para que nunca más tengas que pensar tanto, no solo en esta situación como en otras muchas situaciones 😉