¿Debo corregir? ¿Si? ¿No? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué no reacciona o reacciona mal?
Queremos tener un caballo educado y para ello debemos empezar desde su edad más temprana y buscar siempre una respuesta a nuestras peticiones. Puede ser buena o mala, pero debe haber una respuesta para poder transmitir al caballo si era lo que esperábamos de él o no. Si lo es, premiamos y relajamos para que se dé cuenta de que ha hecho algo positivo.
Si la respuesta es negativa (no reacciona, se resiste o se defiende), debemos corregir. Sí, tenemos que hacerlo porque si no, el caballo no sabrá que su respuesta no era la que se espera de él mientras está con nosotros. Si ignoramos una coz a lo lejos, una invasión en nuestro espacio no deseada, una reacción defensiva a una ayuda, estamos ignorando una actitud que para nosotros es peligrosa y para ellos es algo natural. No se dan cuenta de que para nosotros es peligroso. Es instintivo. Y sus defensas nos pueden matar. Así de simple.
Nosotros somos los responsables de enseñarles lo que deben y no deben hacer mientras están con nosotros. Y si cada vez que se le pide algo le permitimos reaccionar de forma negativa e ignoramos dicha actitud, estamos transformando un caballo normal en uno peligroso. Este cambio se produce rápidamente y cuando nos damos cuenta a veces ya es tarde…
Generalmente me encuentro con cinco problemas principales, muy típicos y que se comenten demasiadas veces a la hora de corregir a nuestros caballos, seres puramente instintivos y con una memoria tremenda:
- Presión inadecuada al tipo de caballo
- No saber corregir utilizando nuestro lenguaje corporal
- Nuestras emociones en el momento de corregir
- Seguir corrigiendo cuando ya hemos tenido la respuesta que buscábamos
- Nos da miedo volver a pedir por si no sale bien
Ahora un poco más en detalle.
1- Excesiva presión para el tipo de caballo, carácter, educación o medio en el que se encuentra
A los caballos hay que pedirles con la presión suficiente para que respondan, y no más de lo que están capacitados a dar en ese momento. Si no tenemos muy muy claras las señales de tensión en el caballo, no sabremos distinguir el momento en el que debemos dejar de pedir o pedir un poco más. De igual forma, si no sabemos distinguir claramente las señales de relajación durante un proceso de «tensión-relajación», cuando pidamos no lograremos adecuar nunca la presión al momento y al tipo de caballo que tenemos. Y si no sabemos identificar el momento exacto en que el caballo empieza a responder, nunca sabremos transmitir al caballo que va por el camino correcto.
Si tienes dudas en este punto no te pierdas el curso sobre el Lenguaje Equino porque en este curso te enseño en detalle todo el proceso:
2- No saber cómo corregir utilizando nuestro lenguaje corporal
Los caballos no entienden palabras. Las acaban por asociar a gestos o ruidos que hagamos, pero no entienden las palabras en sí. Lo que sí entienden son nuestros gestos, la tensión o relajación que llevamos en nuestro cuerpo y la intención que mostramos al pedir algo o dejar de pedir. Si nuestra voz le dice: «¡Para atrás! y nuestro cuerpo se arruga con miedo de pedir, o nuestro cuerpo le transmite una tensión tan grande que transmite amenaza al caballo, los confundiremos cada vez que les corrijamos y los volveremos inestables. Otro proceso que no tarda mucho en instalarse en su cabeza.
Deja un comentario sobre lo que creas que puedes cambiar en tu forma de transmitir las cosas. (Nuestro lenguaje corporal es un poco inconsciente, y si tomamos consciencia de lo que estamos haciendo, podemos modificar los mensajes que transmitimos. Una herramienta muy potente para trabajar con estos animales…)
3- La emoción que nos provoca el hecho de tener que corregir a nuestro caballo
Hay que corregir, no condenar ni juzgar. Mientras no tengamos esto muy muy claro en nuestra cabeza, no tenemos derecho a pedir cosas a nuestros caballos, ellos aprenden de nosotros, y nosotros somos los que tenemos el uso de la razón para enseñarles lo que están haciendo mal.
Es un mal muy común hoy en día, se espera de los niños, los potros, los cachorros que sepan comportarse siempre y solucionar los conflictos, y si no saben hacerlo se les corrige cargados de emociones negativas o entonces se les deja hacer para evitar “represalias” de alguien o pesos en la consciencia. El problema es que no sabrán cómo afrontar las equivocaciones si como respuesta obtienen un ataque de ira, o entonces, si no se les corrige, entenderán que pueden hacer lo que les vaya en gana y se volverán tremendamente inestables y peligrosos.
Volviendo al tema caballos, hay muchas formas de decir que no a un caballo, y hay que encontrar la adecuada para pasar el mensaje claro y firme, sin mezclar nuestras emociones. Si queremos transmitir a un caballo que debe irse pero no se va o responde con una coz y tenemos miedo de corregir (nótese la emoción negativa «miedo») nuestro cuerpo nos delata y el caballo lo percibe como una inseguridad por nuestra parte. Cualquier inseguridad es considerada una amenaza por el caballo.
Si crees que sufres de (mezclar las emociones durante los conflictos) definitivamente el curso de Lenguaje Equino te cambiará toda tu forma de hacer y casi sin querer, utilizarás más tranquilidad y firmeza con tus caballos, simplemente porque aprenderás cómo pedir las cosas y cómo reaccionar si no responde.
4- Quedarnos (emocionalmente) en el momento de la corrección aun cuando el caballo ya ha respondido de forma adecuada
¿Corregimos y seguimos corrigiendo? ¿Para qué vivir en el pasado? Si hemos corregido y el caballo ha respondido, relajémonos y dejemos que el caballo procese lo que acaba de aprender. Si seguimos corrigiendo, la presión será excesiva y el caballo, además de no aprender, puede tener una respuesta agresiva, y al poco tiempo puede quedar completamente reprimido o inestable. Un peligro de todas formas.
¿Tienes miedo de que vuelva a hacer lo mismo? Pasa al punto siguiente, porque ahí tu miedo es a la nueva corrección…
5- No volvemos a pedir por miedo a tener otra vez la respuesta no deseada y tener que corregir de nuevo
Si a un niño hay que decirle mil veces a lo largo de los años que se lave los dientes después de comer. ¿Dejaremos de corregirlo cada vez que no vaya directo a lavarse los dientes? No creo. Hay que asumirlo, el aprendizaje demora tiempo. Como dicen los americanos: «Live with it». Vive con ello. En otras palabras, hay que aguantarse. El niño no tiene culpa. Es un niño y está aprendiendo. Sí que es verdad que si de entrada se le explica de forma correcta y las correcciones son correctas, en nada se lo sabrá y no habrá que decirle nada. Cuanto más inestables somos pidiendo y diciendo las cosas, más tiempo tardan en aprender…
El caballo no tiene la culpa de equivocarse. Hay que corregir, esperar respuesta, insistir y corregir de nuevo si no la hay o hay una defensa, y si responde, relajar y dejar que se equivoque de nuevo. ¿Es un pesado y hace siempre lo mismo? Toca aguantarse. Es lo que hay y nosotros no dejamos de ser responsables por la razón de que él sea más pesado. No siempre se lo hemos pedido de forma correcta. Es fallo nuestro, no suyo. Humildad ante todo. Si tenemos en cuenta estos cinco puntos, en muy poco tiempo, el caballo habrá aprendido lecciones muy duraderas de nosotros….Mucho más rápido de lo que esperamos 🙂
Si eres nuevo en este blog, empieza por descargarte la Guia con 15 Normas Esenciales de Educación que te regalamos cuando te suscribes. Después de leerla, te iremos guiando por correo, qué proceso debes seguir para aprender a pedir las cosas de forma que tu caballo atienda a tus ayudas y al mismo tiempo confíe en ti. Sé que suena bien. Sé que sienta bien porque lo he sentido. Y sé que tu también puedes sentirlo porque ya he ayudado a muchos jinetes a sentirlo. Así que, aquí tienes la guía, te espero en los correos 😉 :