¡Ayuda! mi caballo hunde el dorso

This entry is part 19 of 30 in the series ¡Ayuda!

Hemos hablado anteriormente de los caballos que no ponen los pies debajo de la masa. Pues bien,  el hecho de poner o no los pies debajo de la masa,  depende de dos factores: uno es el físico natural que tienen (los aplomos, equilibrio natural, espalda más baja que la grupa, etc) y en este post no vamos a tratar de estos problemas, si no que  vamos a tratar del otro factor:

El dorso y el “poner los pies debajo de la masa” que tanto solemos escuchar en las pistas, que está directamente relacionado con nuestro asiento y capacidad de aplicar las ayudas dejando que el movimiento desde los pies hasta las manos fluya hacia delante.

El dorso del caballo no está hecho para llevar peso, pues es largo y une los pies y las manos, hundiéndose cuando se le pone peso encima.

Cuando empezamos a montar a los potros, demora un tiempo hasta que el potro se acostumbra a llevar el peso. A la cuerda, y antes de montar, debemos enseñarle donde debe poner los pies para que pueda llevar el peso sin hundir el dorso o entonces empezará a andar a los tres aires abriendo ligeramente los pies hacia fuera hundiendo el dorso una vez vaya montado. Una vez arriba, debemos continuar con este trabajo, o entonces el caballo, a la larga tendrá un dorso débil y sufrirá cada vez más de sus articulaciones (sobre todo teniendo en cuenta que la mayoría de caballos, además de proyectar los pies hacia los lados, tienden a tener la grupa hacia un lado).

Si nosotros, no tenemos nuestro asiento perfectamente equilibrado encima del equilibrio del caballo empeoraremos las cosas pues estaremos sentados haciendo presión en la zona más dolorosa del dorso y hará que abra aún más los pies por imposibilidad física de meterlos debajo de la masa. No es por no querer, es por no poder. Cuando son caballos grandes, dejan de saber poner los pies, las manos, tropiezan, se vuelven de lo más patosos y si son un poco finos de carácter, empiezan a tener resistencias psicológicas: no querer andar, ponerse de manos, etc…

Todo esto tiene repercusiones en los caballos. Uno de los síntomas más habituales es “correr” y huir de la pierna y del movimiento del jinete encima del dorso. Al no entender por qué lo hace, les ponemos hierros más y más fuertes encogiendo el cuello del caballo, rendajes auxiliares sin saber bien cómo y porqué los utilizamos, provocando más dolor y esto desencadena un círculo vicioso de estrés y muy desagradable en caballos sanos, que acaba en quejas tales como:

  • Mi caballo se asusta de todo
  • Mi caballo no quiere girar
  • Mi caballo huye de cualquier ayuda
  • Mi caballo corre
  • Mi caballo no va y está detrás de la pierna pero va detrás de la mano
  • Mi caballo está siempre estresado y si lo monto unos días seguidos parece que se acumula cada vez más tensión
  • Mi caballo se calienta muchísimo a lo largo de la sesión de trabajo, cada vez quiere más y más y parece que nunca se cansa
  • Mi caballo es muy patoso pero está bien equilibrado y está sano
  • Mi caballo protesta cada vez que le pongo la pierna pero está sano
  • Mi caballo pie a tierra se ha vuelto más mandón y estresado
  • Y un montón de quejas más

Todo esto suelen ser síntomas del mismo problema.  A la larga las quejas serán ya visibles cuando existe una irregularidad en los aires y en las radiografías o ecografías.

Con el tiempo, el movimiento adquirido de «sacar los pies por los lados» se vuelve tan mecánico que a gran parte de los caballos que re-educo, hay que enseñarles de nuevo la mecánica de cómo y dónde poner el pie exactamente, cómo mover sus articulaciones de forma correcta y cómo pisar fuerte para obtener un movimiento de nuevo cadenciado, fluido y flexible hacia delante utilizando bien el corvejón, la musculatura de la grupa, los abdominales, dorso, espalda, cuello nuca y mandíbula para que todo se re-conecte.

Hablemos de estos caballos en sus disciplinas

En caballos de doma en competición, muchos pueden y saben ir compensados y en una posición muy razonable haciendo ejercicios de alto nivel durante mucho tiempo en estas condiciones,  y pondrán los pies realmente debajo sólo cuando se les pidan ejercicios exigentes como el piaffé, que es un ejercicio en el que se suele emplear más tiempo en que los caballos metan los pies para que salga correcto. Por lo demás, es bastante aceptado que vayan haciendo los ejercicios con una buena colocación de cuello, algo hundidos de dorso y sacando un pelín los pies por fuera de la masa al adelantarlos, sobretodo se notará en línea recta y en los alargamientos. A veces nos quedamos un poco sorprendidos cuando después de un apoyo, el caballo de repente parece que se pone muy cómodo y nos gustaría que fuese siempre tan cómodo. Esto es una señal clara de que solemos utilizar los ejercicios de doma sólo para ir de una letra a otra y no para ponerlos cómodos y en la mano, que es lo que veo que falta a muchos caballos de competición.

Los caballos de salto que de naturaleza saltan bien, empiezan a compensarse y a saltar torcidos, a correr hacia los saltos, descontrolarse en las vueltas y a tumbarse hacia dentro,  y a no aguantarse en equilibrio dentro de las combinaciones y calles, corriendo o quedándose atrás de las piernas, etc. Todo señales de que no tenemos a los caballos trabajando con los pies debajo dentro de sus capacidades y los estamos saltando a alturas y a velocidades en las que no son capaces de saltar sin abrir los pies, torcerse o correr hacia ellos para pasar al otro lado.

Ya por no hablar del estrés de entrar en la pista, cambios de comportamiento del campo de calentamiento a dentro de la pista de competición y malas notas en la puesta en mano del caballo a la hora de hacer una competición de doma.

Para el caballo de paseo o de rutas, esto es igual de importante, ya que puede ocasionar lesiones en el dorso y articulaciones del caballo convirtiéndolo en imprevisible debido al dolor o incomodidad constante. Llevar sobre el dorso a un jinete que no  esté bien equilibrado o con un hierro demasiado fuerte que le haga llevar el dorso hundido, puede tener estos efectos. Señales claras son, arrancar al galope en las subidas, retrotar por el campo, correr, ir siempre nervioso y con la grupa hacia un lado, ir siempre con la cara levantada o el morro en el pecho, sudar muchísimo…

¿Cómo solucionarlo?

Durante los cursos tratamos estos problemas y nos dedicamos a mejorar el asiento para equilibrarlo encima del equilibrio del caballo, a diagnosticar problemas de puesta en mano y mejorarlos enseñando al caballo a poner correctamente los pies debajo de la masa, tanto a la cuerda como montados.  Cuando hacemos bien el proceso, muchos de los síntomas descritos arriba, desaparecen como si de un milagro se tratara.

Poner los pies debajo de la masa no siempre es andar hacia delante y hacer círculos grandes. No siempre se resuelve sólo con la pierna o sólo yendo hacia delante. Es un error pensar así. No todo se resuelve sólo hacia delante. Yo prefiero la frase: “Pedir colocación de cabeza, mover la espalda-cruzar el pie, ceder y avanzar”. De esta forma, pedimos al caballo que posicione la cabeza y la espalda hacia donde la queremos, gracias a este ligero desequilibrio el caballo acaba cruzando el pie, lo mantenemos hasta que relaje la parte lateral, y cuando esto ocurre, cedemos y avanzamos.

Sí es importante lograr que el caballo lleve un ritmo constante primero, aunque sea un poco lento o un poco precipitado, pero constante, y que el caballo se sienta relajado en la mano (aunque vaya un poco abierto) y en la pierna (aunque no se lo note flexible) a ese ritmo para trabajar a partir de ahí.

Después de lograr un ritmo constante, podemos empezar a movilizar la espalda y la grupa para luego ponerle el pie en su sitio tanto de un lado como de otro. Todo esto requiere un proceso tranquilo y progresivo, se lo podemos enseñar primero en libertad, luego a la cuerda al paso y al trote y luego montado al paso y al trote. Veremos que con el tiempo, el galope mejorará casi de forma instantánea si nuestro asiento es correcto y será más fácil seguir trabajando lo mismo a este aire.

Como nota, decir que el trabajo no siempre es igual de un lado que de otro debido a la tendencia natural que tienen la mayoría de caballos en poner la grupa hacia un lado. Pero de esto iremos hablando cuando estemos trabajando montados que será más fácil de explicar.

Veamos como puede funcionar la mecánica en libertad con nuestro querido Jeisser de Jessica López:

Veamos como funciona la cuerda con el mismo caballo:


El numero 6 es Avanzar, ceder es el 5 🙂

Veamos a Zar de Mónica Blanco a la cuerda:

Veamos unas imágenes de este trabajo montado:

Déjanos un mensaje o comentario si te gustaría que siguiéramos hablando de este tema, si tienes preguntas y dudas las podemos comentar 😉

Aún vas a tiempo para inscribirte en el próximo curso, pincha aquí para ver donde es y en qué fechas!

 Si tienes un caballo que necesita este tipo de trabajo estaré encantada de echar una mano! Pincha aquí para la información!

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¿Cómo no utilizar la tralla?

This entry is part 9 of 18 in the series "Cómo no hacer" en equitación

Hace poco fui a dar un repaso a unas yeguas que estuve trabajando en verano. Sé que prometí vídeos sobre ese trabajo y estamos en ello para publicarlos :).   Cuando estaba trabajando con una de ellas en libertad para reforzar el respeto y la confianza antes de montarlas, alguien me preguntó: ¿no es contradictorio que utilices una tralla  para presionar al caballo para que ande y luego le pasas la tralla por el cuerpo y se la mueves con vigor cerca del caballo para desensibilizarlo? ¿Cómo distingue el caballo si tiene que asustarse o no hacerlo?

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