Principales conceptos sobre nuestro asiento a caballo que aprendimos el fin de semana

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Conceptos básicos, teóricos y prácticos. Pero nos olvidamos fácilmente de ellos…a cualquier nivel.

Esto es precisamente lo que aprendemos durante los cursos. Y no fue diferente en el último curso en el Cerrillo. Tuvimos muchas y variadas sesiones y eso es lo que hacen nuestros cursos tan interesantes, no sólo para los alumnos. Para todos, los que escuchan, los que montan, los que están de paso y ven la diversidad de las sesiones, para los caballos que estamos trabajando y para mí.

Comenzamos con una breve presentación con unos conceptos básicos pero frecuentemente olvidados y luego los pusimos en práctica durante los dos días en todas las sesiones. Son válidos para todos los niveles pero no siempre se nos ocurre volver a la base para solucionar nuestros problemas de comunicación.

¿Cuáles fueron esos conceptos?

  • Recordamos que el caballo aprende en 4 pasos
  • Que nosotros enseñamos en 6 pasos
  • Cómo debe ser la comunicación en pocas palabras pero cada una de ellas esencial para que nos entendamos con nuestros caballos
  • Vimos que el asiento no es siempre el de libro, es mucho más que sólo asiento, es el hilo de comunicación entre caballo y jinete
  • Vimos el tipo de respuestas positivas y negativas que podemos obtener de nuestros caballos mientras estábamos enseñando o pidiendo cosas
  • Practicamos una serie de ejercicios pie a tierra que nos dan otra percepción de nuestro asiento cuando estamos a caballo.

Todo esto fue puesto en práctica en las diferentes sesiones que hicimos con cada caballo, hicimos un simple test de la gestión del espacio con nuestros caballos, aprendimos que el miedo desaparece en cuanto estamos bien sentados a caballo y tenemos las herramientas esenciales para andar, parar, girar y sobre todo, venir a menos sin tener que tirar de las riendas. Nos dimos cuenta de que, cuando se hace bien, realmente funciona para TODOS los caballos.

Nos dimos cuenta de que cometemos errores de forma inconsciente, y que sólo los corregiremos si los aceptamos, intentamos tener conciencia de los mismos y practicamos con determinadas herramientas y ejercicios para mejorar. Los cursos sirven precisamente para encontrar herramientas en nosotros y en los caballos que podemos pasar a utilizar siempre.

Nos dimos cuenta de que cuando hay contracturas y otras tensiones, ya sean físicas o psicológicas, las ayudas normales dejan de funcionar y hay que aplicar herramientas específicas que el caballo entienda, para disipar dichas tensiones, para luego volver a pedir normalmente. Recordamos que eso forma parte del capitulo 4 del libro en el que se basa mi trabajo con los caballos:

Demostramos que un ligerísimo cambio en el asiento cambia todo el equilibrio del caballo, facilita el movimiento hacia delante, cambia la expresión en la cara del caballo y pasa a trabajar más a gusto, y muy importante también…el miedo de quien va encima se va disipando…

Vimos que las ponys… tanto la de tres años como la de 18-20 que había empezado a atacar y a morder, también son equinos, se comportan como tal y hay que tratarlos como tal. Sobre todo la que atacaba hizo un cambio muy muy grande en su actitud cuando seguimos los cinco pasos del libro:

  1. Diagnosticamos el tipo de relación que suele tener con quienes la tratan a diario
  2. Vimos las señales que utilizaba para demostrar que no estaba de acuerdo con la situación
  3. Yo tuve que entrar en el recinto con la máxima atención, presencia y calma posible para actuar en el momento adecuado, cuando probó su táctica “feroz” 🙂
  4. Establecimos normas para compartir el espacio, le di a entender que yo ponía las normas, pero que no la dañaría, disipando todas las tensiones en todo momento
  5. Repetí hasta que…

El resultado apareció. Ella confió y se entregó completamente.

Vimos que la tranquilidad, la dirección y la acción de los caballos empiezan por nuestra propia mente, no por las ayudas físicas que les damos.

Aprendimos también que aunque parezca contradictorio, a un caballo que huye de la pierna, le hace mucho más falta de lo que creemos, pues con la pierna logramos darle la confianza que necesita para precisamente aceptar las ayudas y no huir de ellas.

En el vídeo puedes ver un poco los conceptos en la práctica:

Y seguro que me dejo cosas, de lo mucho que aprendimos, y seguiremos aprendiendo.

Lo que digo siempre, me encanta mi trabajo, me voy siempre muy muy satisfecha, con la sensación de haber dejado a los caballos más tranquilos y atentos y a los jinetes más conscientes del buen hacer con sus caballos y con muchas ganas de ver el progreso en el próximo curso!!

¡Ayuda! ¡Mi caballo está hermanado con otro y cada vez que los separo se lía una gorda!

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El principal problema de los caballos hermanados es la relación que tienen con el jinete que los trabaja o quien los maneja y comparte el espacio con ellos. Dos caballos pueden estar hermanados, pero en cuanto entramos nosotros en el espacio, tienen que atendernos a nosotros. Y eso se trabaja.

Hace poco tiempo traté de un caso de hermanamiento bastante fuerte.

Eran dos yeguas, la más joven era insegura e inestable por lo que empecé con el trabajo en libertad y a la cuerda. Primero con la otra yegua dentro del campo para disminuir el estrés y cuando ya me estaba atendiendo a mí quité a la yegua con la que estaba hermanada. Estaba lejos de su vista y mientras, iba trabajando a la cuerda. El trabajo consistía en pedir cambios de mano cuando relinchaba y relajar cuando ella relajaba. Al relajar iba aumentando muy poco a poco la distancia entre las dos yeguas. Hubo que repetirlo varias veces, pero al llegar al final del campo, ninguna de las dos relinchaba y la atención de la yegua joven hacia mí era completa. Este trabajo lo repetimos durante varios días.

Y luego vino el trabajo montado. Yo llevaba a la yegua joven y la dueña a la otra. Había que mantenerla ocupada y así no relinchaba. En cuanto se relajaba le quitaba presión. Si quería correr hacia la otra yegua, la dejaba y en cuanto llegábamos cerca, entonces empezábamos a trabajar alrededor de ella: círculo a un lado y a otro, luego me apartaba de la yegua y le dejaba las riendas sueltas y relax total.

Repetimos el proceso varias veces hasta que se dio cuenta que si ella tomaba por mí la decisión de ir junto a la yegua, entonces tendría que trabajar. Así conseguimos ir al paso y relajada a 20, 30… 50 metros de la otra yegua. Relajada, con las riendas casi sueltas y atenta a lo que yo le transmitía. Si nos acercábamos a la otra yegua era siempre por petición mía y si nos alejábamos, también.

En cuanto entendió que pase lo que pase su atención tiene que estar hacia mí, la querencia desapareció. Entró en el agua (que tanto miedo le daba), pasó por encima de plásticos, se separaba de la otra yegua…. ¿Y la mayor? Dejó de empujar y pasar por encima cuando le echaban de comer, es decir, aprendió a respetar. Se solucionaron un montón de problemas sólo con hacerles entender que desde el momento en que nosotros entramos en su espacio, ese espacio nos pertenece. Esta es la base de la relación humano-caballo y la mejor forma que he encontrado para mantener nuestra integridad física cerca de los caballos.

En mi opinión están apareciendo un montón de problemas relacionados con esto porque, por alguna razón, se cree que no hay que trabajar a los caballos, o con un poquito es suficiente y no siempre sabemos qué es exactamente lo que debemos trabajar con ellos. Que todos los caballos son para cualquier jinete, y el solo hecho de ser caballos ya es suficiente para que cualquiera se pueda montar en ellos, jugar en libertad con ellos, montarlos a pelo, llevarlos de paseo con otros caballos…

En base a alguna experiencia que tengo y a las muchas consultas que recibo sobre caballos hermanados o con fuertes querencias, me parece importante divulgar la necesidad del trabajo diario con el caballo. Tener un caballo que esté atento a nosotros lleva su tiempo y requiere trabajo pero es impagable.

La verdadera gente de caballos tiene a sus caballos bien trabajados, relajados, flexibles y siempre dispuestos a cooperar. Esa cooperación les da seguridad y confianza,  y con el tiempo quedan condicionados a responder y atender al jinete pase lo que pase. Esto conlleva un gran responsabilidad por parte de quienes los montan y trabajan.

Las personas de caballos que saben lo que hacen, sólo dejan montar los caballos verdaderamente seguros a los jinetes noveles o con poca experiencia. Los demás, hay que trabajarlos y buscarles un jinete a medida.

No podemos confundir el  bienestar de los caballos con dejar de trabajarlos y educarlos.

Tener caballos y potros, dejar a los caballos en libertad y respetar su naturaleza, rescatar caballos de malos tratos o abandono es muy bonito y admirable, pero al mismo tiempo, tenemos que conocer lo que son las bases de la equitación, y saber identificar nuestras limitaciones ecuestres, antes de lidiar con caballos inestables e inseguros.

Creo que estarás de acuerdo conmigo si decimos que la base de la equitación es la atención constante del caballo al jinete y la capacidad del jinete de comunicar con su caballo para poder formar un binomio de dos seres que colaboran uno con otro.

Esta base tiene que estar siempre presente, pie a tierra y montados, ya sea con un caballo como con cuatro. Todos tienen que tener claro que quien pone las normas mientras se comparte el espacio somos nosotros. A los más dominantes habrá que tratarlos con más firmeza, a los más líderes habrá que negociar un poco pero ganando siempre el 55% de las acciones, y a los más sometidos o asustadizos habrá que moderar nuestras actitudes hasta que estén más confiados.

Y hablando de normas, si no tienes la guia con 15 Normas de Educación Equina, puedes descargarla aquí:

 






Preguntemos a cualquier buen jinete (repito, bueno) de competición de salto, de doma, de equitación de trabajo o doma vaquera, qué es lo que más importante en un momento crucial como darnos un recorrido de grandes alturas, hacer ejercicios de gran dificultad técnica o cerrar las vacas por el campo…. Todos dirán que la atención del caballo hacia su jinete es lo más importante.

El que está en medio de las vacas y a su caballo de repente le da la querencia, no ha cumplido bien su misión como jinete, o aún está trabajando en ello.

El que esté haciendo recorridos a 1,50 y en medio de una combinación al caballo le da la querencia hacia otro caballo, falló como jinete y tendrá que dar unos pasos atrás en las alturas de los recorridos para corregir esa falta de atención.

El que está haciendo un trote largo en competición y el caballo de repente se va porque otro le relincha, le falla la base más importante y rápidamente tendrá que trabajar en ello.

Entonces, ¿no será igual de importante trabajar su atención constante cuando entremos en un campo con dos o más caballos, que nos pueden dar patadas, morder  y pisar si no nos tienen en cuenta? ¿No es por ahí que empieza nuestra relación con el caballo? Yo pienso que sí. ¿Tu qué opinas? Las opiniones, dudas y sugerencias son siempre bienvenidas en este blog, adelante, ¡opina y deja tu mensaje o tu experiencia para que aprendamos todos!

Libro recomendado:

Ayuda! Cuanto más ayudas doy al caballo, menos responde!

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A caballo Menos es Más…

Supongo que ya habré dicho alguna vez que me gusta mi trabajo…

Un fin de semana más de curso y unos días más de satisfacción de haber cumplido mi deber. Las sonrisas en la cara de un jinete al que estamos ayudando cuando de repente se hace un “clic” y la ola de auto-confianza que ese clic produce en ese jinete provoca una sensación en él mismo y los demás que están asistiendo, que no tiene precio.

Es muy difícil cambiar cuando tenemos vicios adquiridos, cuando tenemos ideas mezcladas, cuando siempre nos han dicho que debemos hacer mucho para que un caballo reaccione. Hace falta ese clic para empezar a ver que realmente se puede confiar en que haciendo menos podemos provocar una respuesta mucho más positiva en el caballo.

El caballo es sensible. No hay ninguna duda de eso. Cuando se bloquea emocionalmente, parece que se vuelve insensible. Cuando nosotros actuamos en exceso, nos volvemos insensibles nosotros y bloqueamos al caballo emocionalmente que luego nos bloquea a nosotros…¿Te suena? A mí sí.

Para solucionar un problema de, le llamaremos “bloqueo del binomio”, tenemos dos opciones:

  • Desbloquear al caballo primero para que el jinete sienta que el caballo está desbloqueado, se desbloquee él también y pueda aprender a utilizar la herramienta necesaria para desbloquear al caballo en el futuro.
  • Desbloquear al jinete primero y luego desbloquear al caballo. Cuando somos nosotros, debemos tener alguna experiencia para poder disociarnos del problema (si no te has leído el libro, te recomiendo el capítulo tres donde hablamos de esto) y actuar sobre el bloqueo del caballo. Cuando son otros jinetes que están bloqueados la cosa puede ser un poco más complicada y demorada.

Cuando desbloqueamos al caballo, en la mayoría de casos necesitamos  aplicar pequeñas correcciones en el momento oportuno, de forma eficaz y las repeticiones necesarias hasta que el bloqueo desaparezca.

Para desbloquear al jinete, necesitamos que éste sepa y tenga confianza en que es posible hacerlo de forma diferente de la que ha estado haciendo hasta ahora sin grandes resultados.  Es necesario que se vuelva consciente de su error, lo acepte y se predisponga a cambiar. Precisamente la misión de Equierrores 🙂

A veces es necesario que alguien se monte para demostrarlo. Y este fin de semana ha sido el caso. Así lo hemos hecho. Jinetes y caballos desbloqueados emocionalmente, hemos podido avanzar en nuestro trabajo de asiento y trabajo físico de los caballos. Y la sonrisa de quienes lograron solucionar sus problemas fue para mí una de las grandes alegrías del fin de semana (junto con la nieve que hacía mucho que no veía :)).

Este fin de semana hemos tratado de varias cosas:

  • Vimos los avances de los alumnos habituales como resultado de sus deberes
  • Solucionamos un problema de querencia de un caballo que se plantaba al salir de casa
  • Seguimos trabajando el asiento con quienes tenían deberes
  • Empezamos a trabajar en el asiento de los alumnos nuevos, dejando deberes para el próximo curso (¡que será en breve!)

(pincha en las imágenes para verlas mejor)

Indi ha mejorado muchísimo!

En la imagen vemos al caballo Norton, un cielo de caballo, ya mayor pero con muy buena salud, sociable y muy muy buena cabeza, que llevaba meses en un bloqueo con su dueña en el momento de ir por caminos que no lleven a casa…

Identificamos el momento justo en el que el caballo se bloqueaba y logramos darle la seguridad y la comodidad necesaria una vez tomó la decisión adecuada.

El tacto de Virginia ayudó mucho a que aprendiera a identificar el momento de suavizar la mano para que todo fuera seguido y también logró el mismo resultado con Norton.

A Trasto le viene de fábula esto de hacer un poco menos y más eficaz

Tiempo para hacer el ganso hay siempre en los cursos 🙂 Las risas y buen ambiente son ya una tradición 🙂

Muchas gracias al Centro Hípico El Cerrillo por la hospitalidad!¡En breve daremos noticias del próximo curso!!

¡Ayuda! Cómo corregir la actitud de tu caballo

¿Debo corregir? ¿Si? ¿No? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué no reacciona o reacciona mal?

Queremos tener un caballo educado y para ello debemos empezar desde su edad más temprana y buscar siempre una respuesta a nuestras peticiones. Puede ser buena o mala, pero debe haber una respuesta para poder transmitir al caballo si era lo que esperábamos de él o no. Si lo es, premiamos y relajamos para que se dé cuenta de que ha hecho algo positivo.

Si la respuesta es negativa (no reacciona, se resiste o se defiende), debemos corregir. Sí, tenemos que hacerlo porque si no, el caballo no sabrá que su respuesta no era la que se espera de él mientras está con nosotros. Si ignoramos una coz a lo lejos, una invasión en nuestro espacio no deseada, una reacción defensiva a una ayuda,  estamos ignorando una actitud que para nosotros es peligrosa y para ellos es algo natural. No se dan cuenta de que para nosotros es peligroso. Es instintivo. Y sus defensas nos pueden matar. Así de simple.

Nosotros somos los responsables de enseñarles lo que deben y no deben hacer mientras están con nosotros. Y si cada vez que se le pide algo le permitimos reaccionar de forma negativa e ignoramos dicha actitud, estamos transformando un caballo normal en uno peligroso. Este cambio se produce rápidamente y cuando nos damos cuenta a veces ya es tarde…

Generalmente me encuentro con cinco problemas principales, muy típicos y que se comenten demasiadas veces a la hora de corregir a nuestros caballos, seres puramente instintivos y con una memoria tremenda:

  1. Presión inadecuada al tipo de caballo
  2. No saber corregir utilizando nuestro lenguaje corporal
  3. Nuestras emociones en el momento de corregir
  4. Seguir corrigiendo cuando ya hemos tenido la respuesta que buscábamos
  5. Nos da miedo volver a pedir por si no sale bien

Ahora un poco más en detalle.

1- Excesiva presión para el tipo de caballo, carácter, educación o medio en el que se encuentra

A los caballos hay que pedirles con la presión suficiente para que respondan, y no más de lo que están capacitados a dar en ese momento. Si no tenemos muy muy claras las señales de tensión en el caballo, no sabremos distinguir el momento en el que debemos dejar de pedir o pedir un poco más. De igual forma, si no sabemos distinguir claramente las señales de relajación durante un proceso de «tensión-relajación», cuando pidamos no lograremos adecuar nunca la presión al momento y al tipo de caballo que tenemos. Y si no sabemos identificar el momento exacto en que el caballo empieza a responder, nunca sabremos transmitir al caballo que va por el camino correcto.

Si tienes dudas en este punto no te pierdas el curso sobre el Lenguaje Equino porque en este curso te enseño en detalle todo el proceso:

2- No saber cómo corregir utilizando nuestro lenguaje corporal

Los caballos no entienden palabras. Las acaban por asociar a gestos o ruidos que hagamos, pero no entienden las palabras en sí. Lo que sí entienden son nuestros gestos,  la tensión o relajación que llevamos en nuestro cuerpo y la intención que mostramos al pedir algo o dejar de pedir. Si nuestra voz le dice: «¡Para atrás! y nuestro cuerpo se arruga con miedo de pedir, o nuestro cuerpo le transmite una tensión tan grande que transmite amenaza al caballo, los confundiremos cada vez que les corrijamos y los volveremos inestables. Otro proceso que no tarda mucho en instalarse en su cabeza.

Deja un comentario sobre lo que creas que puedes cambiar en tu forma de transmitir las cosas. (Nuestro lenguaje corporal es un poco inconsciente, y si tomamos consciencia de lo que estamos haciendo, podemos modificar los mensajes que transmitimos. Una herramienta muy potente para trabajar con estos animales…)

3- La emoción que nos provoca el hecho de tener que corregir a nuestro caballo

Hay que corregir, no condenar ni juzgar. Mientras no tengamos esto muy muy claro en nuestra cabeza, no tenemos derecho a pedir cosas a nuestros caballos, ellos aprenden de nosotros, y nosotros somos los que tenemos el uso de la razón para enseñarles lo que están haciendo mal.

Es un mal muy común hoy en día, se espera de los niños, los potros, los cachorros que sepan comportarse siempre y solucionar los conflictos, y si no saben hacerlo se les corrige cargados de emociones negativas o entonces se les deja hacer para evitar “represalias” de alguien o pesos en la consciencia. El problema es que no sabrán cómo afrontar las equivocaciones si como respuesta obtienen un ataque de ira, o entonces, si no se les corrige, entenderán que pueden hacer lo que les vaya en gana y se volverán tremendamente inestables y peligrosos.

Volviendo al tema caballos, hay muchas formas de decir que no a un caballo, y hay que encontrar la adecuada para pasar el mensaje claro y firme, sin mezclar nuestras emociones. Si queremos transmitir a un caballo que debe irse pero no se va o responde con una coz y tenemos miedo de corregir (nótese la emoción negativa «miedo») nuestro cuerpo nos delata y el caballo lo percibe como una inseguridad por nuestra parte. Cualquier inseguridad es considerada una amenaza por el caballo.

Si crees que sufres de (mezclar las emociones durante los conflictos) definitivamente el curso de Lenguaje Equino te cambiará toda tu forma de hacer y casi sin querer, utilizarás más tranquilidad y firmeza con tus caballos, simplemente porque aprenderás cómo pedir las cosas y cómo reaccionar si no responde.

4- Quedarnos (emocionalmente) en el momento de la corrección aun cuando el caballo ya ha respondido de forma adecuada

¿Corregimos y seguimos corrigiendo? ¿Para qué vivir en el pasado? Si hemos corregido y el caballo ha respondido, relajémonos y dejemos que el caballo procese lo que acaba de aprender. Si seguimos corrigiendo, la presión será excesiva y el caballo, además de no aprender, puede tener una respuesta agresiva, y al poco tiempo puede quedar completamente reprimido o inestable. Un peligro de todas formas.

¿Tienes miedo de que vuelva a hacer lo mismo? Pasa al punto siguiente, porque ahí tu miedo es a la nueva corrección…

5- No volvemos a pedir por miedo a tener otra vez la respuesta no deseada y tener que corregir de nuevo

Si a un niño hay que decirle mil veces a lo largo de los años que se lave los dientes después de comer. ¿Dejaremos de corregirlo cada vez que no vaya directo a lavarse los dientes? No creo. Hay que asumirlo, el aprendizaje demora tiempo. Como dicen los americanos: «Live with it». Vive con ello. En otras palabras, hay que aguantarse. El niño no tiene culpa. Es un niño y está aprendiendo. Sí que es verdad que si de entrada se le explica de forma correcta y las correcciones son correctas, en nada se lo sabrá y no habrá que decirle nada. Cuanto más inestables somos pidiendo y diciendo las cosas, más tiempo tardan en aprender…

El caballo no tiene la culpa de equivocarse. Hay que corregir, esperar respuesta, insistir y corregir de nuevo si no la hay o hay una defensa, y si responde, relajar y dejar que se equivoque de nuevo. ¿Es un pesado y hace siempre lo mismo? Toca aguantarse. Es lo que hay y nosotros no dejamos de ser responsables por la razón de que él sea más pesado. No siempre se lo hemos pedido de forma correcta. Es fallo nuestro, no suyo. Humildad ante todo. Si tenemos en cuenta estos cinco puntos, en muy poco tiempo, el caballo habrá aprendido lecciones muy duraderas de nosotros….Mucho más rápido de lo que esperamos 🙂

Si eres nuevo en este blog, empieza por descargarte la Guia con 15 Normas Esenciales de Educación que te regalamos cuando te suscribes. Después de leerla, te iremos guiando por correo, qué proceso debes seguir para aprender a pedir las cosas de forma que tu caballo atienda a tus ayudas y al mismo tiempo confíe en ti. Sé que suena bien. Sé que sienta bien porque lo he sentido. Y sé que tu también puedes sentirlo porque ya he ayudado a muchos jinetes a sentirlo. Así que, aquí tienes la guía, te espero en los correos 😉 :