Caso práctico. Como hacer la equitación más segura. Parte II

This entry is part 24 of 30 in the series ¡Ayuda!

«Bajarse es de cobardes» se suele oír. Nada más lejos de la realidad. Bajarse en una situación que vemos que no va a mejorar, al revés, va a empeorar, sea por la razón que sea, es una decisión inteligente. Siempre y cuando, luego dejemos al caballo y al jinete en condiciones de volver a montarse otra vez y controlar la situación.

Si no has visto la primera parte pincha aquí

En el momento de bajarse, el caballo estaba en máxima tensión. Y esa tensión suele terminar siendo explosiva, lo suficiente como para provocar una situación peligrosa sin haber necesidad alguna.

Decidimos darle cuerda para ver qué tal reaccionaba a la presión-relajación, es decir, qué señales me mostraba al presionar y cuáles cuando yo relajaba. Para así evaluar el tipo de comunicación que tendría conmigo si la situación fuese otra. No fue posible. El caballo corría y corría. Casi se caía. Cada vez corría más, entonces decidí que había que dar otro paso atrás: Dejar que se expresase en libertad y a una distancia que no sintiera tanta presión debido a mi presencia como sentía a la cuerda:

Qué vimos con este trabajo:

Cuando le pedí por primera vez que se fuera se me quiso encarar, algo que corregimos sin más, y al llevarse la corrección, reaccionó huyendo un poco confundido y quiso salir por la puerta que estaba cerrada. Por un lado, dominancia, por otro lado inseguridad. Lo suficiente para empezar a trabajar.

Normas principales con las que empezamos a trabajar:

  • Tienes que salir de mi espacio cuando te lo pido
  • No puedes encararme con la cara tan alta invadiendo mi espacio con ese porte tenso y elevado
  • No puedes pararte en la puerta
  • No puedes darte la vuelta

Fueron suficientes para que empezase a atenderme en todo momento. A partir de ahí, empezó también a responder a mi relajación. Empezamos a pedir unos cambios de mano llamando su atención para que me diera la cara en vez de la grupa durante el cambio y…

Dejó de querer buscar al compañero, relajó toda la línea de arriba, merecí su confianza y su respeto y decidió que lo mejor para él era estar conmigo.

El paso siguiente era introducir la amazona. Su asiento y su energía no daban seguridad al caballo en ese momento, pero lo harían en breve. Una vez el caballo ha confiado en mi forma de ser, podré ayudarle a confiar en su dueña mientras hacemos unos cambios puntuales en el asiento y forma de pedir las cosas. Todo acabará bien porque su amazona tiene tantas ganas de hacerlo bien para su caballo, que no tarda nada en darse cuenta de los errores y hacer un cambio radical en un tiempo récord (sólo 2 sesiones montada 🙂 )

En el próximo post veremos la tercera parte, cuando trabajamos con la amazona y luego la ayudamos a formar de nuevo el binómio que tenían que ser.

Advertencia de seguridad: No hagas este tipo de trabajo sin alguien que sepa cómo y cuándo hacer cada cosa. No nos arriesguemos a probar de hacer cosas que vemos sin estar con alguien que sabe el porqué, el cómo y que pueda ayudarte en caso de peligro. 

¿Vas identificando los pasos del libro?¿Te vas dando cuenta que para solucionar un conflicto de vez en cuando hay que dar un paso atrás?:)

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This entry is part 3 of 9 in the series Trabajando caballos

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