Equierror nº1 cuando el caballo está nervioso en la ducha

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Seguro que has tenido alguna vez entre manos un caballo que no se está quieto en la ducha o atado. Anda de un lado a otro, empieza a relinchar o a escarbar el suelo, va dando cabezazos, se gira de repente para ver todo lo que le rodea, etc etc etc. 

Lo peor que puedes hacer en esta situación es ponerte nervioso. No es lo primero que se nos ocurre pero la gestión de nuestros nervios es crucial si quieres ayudarle. Si has leído el libro habrás entendido ya que, dependiendo de esa gestión,  nuestra relación con los caballos será fantástica o un auténtico desastre. 

Te diré un secreto para cuando te sientas nervioso: ¡no le hables!

¿Chocante verdad? Porque siempre hemos escuchado que debemos «hablarle al caballo»…Pero hay momentos en que hablarle al caballo es nefasto para nuestra comunicación. 

Exacto. La voz transmite una energía que nosotros no vemos. El sonido es vibración. Y esa vibración acompañada de una energía negativa como el nerviosismo delata nuestro estado de ánimo para quien sabe escuchar. Y los caballos son «escuchadores profesionales» porque saben estar y comunicar en silencio. 

Dicen que la voz es el sonido del alma. Y si nuestra alma está nerviosa cerca de un caballo que también está nervioso, la voz pasa a ser un instrumento que impide la confianza del caballo. Es más, lo vuelve más inseguro.

Te diría que hables con él sólo cuando estuvieras muy muy seguro de cómo le debes decir las cosas cuando él se pone nervioso. Y te garantizo que el caballo no miente. Si sigue nervioso cuando le hables con lo que tú crees que es una voz tranquila, es porque no lo es tanto. Y si es tranquila, no está siendo efectiva. Y como consecuencia de ello, no sirve lo que estás haciendo o estás empeorando la situación.

Y además, con los años que llevo en esto, te aseguro que el caballo nervioso prefiere que le digas las cosas en un lenguaje que él entienda, no en el nuestro que se sirve de palabras (o palabrotas si los nervios nos llevan a ellas). 

Muy bien. Como ves, no solo te he dado UN Equierror que solemos cometer sino además un bonus:

No te pongas nervioso, pero si lo estás, no hables.

-¿Entonces cómo lo hago para que se tranquilice?- Me dirás. Y ya que estamos, ¿cómo lo hago para no ponerme nervioso?¿Eso se controla?

En el próximo post te hablaré sobre el ERROR Nº2  y verás 😉 

 

3 Errores que cometemos con un caballo no sabe estar solo

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Si por lo general tu caballo es tranquilo, pero en cuanto le dejas solo empiezan los problemas, aquí te dejo 3 errores que solemos cometer cuando esto ocurre. No vale hacer ver que no existen, no vale decir que no los cometemos, aunque sabemos que sí, esto de «autoengañarnos» en la equitación es equivalente a perder tiempo y ponernos en peligro así que vamos directos al grano:

Error 1: No lo tratamos como a un caballo: Siento estar metiéndome donde no debo, pero…nuestro caballo no es nuestro pobre bebé ni somos sus padres salvadores. Nop. Somos compañeros de una especie diferente, que, se supone que sabemos lo que hacemos con ellos. Y tenemos el mando del ambiente «doméstico» en el que vive nuestra “presa” (caballo) y es nuestro deber que en esas condiciones el caballo se sienta seguro, confiado y sepa que puede esperar. Hala, ahí lo tienes.

El caballo es un animal que vive bien en el campo, que no necesita que le arropes, es claustrofóbico de naturaleza porque en las cuevas oscuras suelen vivir animales que se los comen, pero debemos convencerles de que en el ambiente doméstico no les pasa nada por entrar en un remolque o en una ducha o en un box y es nuestro deber explicárselo en su lenguaje. Las yeguas no necesitan reposo ni encerrarse en una cuadra para que no le molesten las moscas mientras está preñada y no le pasa absolutamente nada al caballo que se queda sólo durante un rato si le explicamos con un lenguaje que él entiende, que no pasa nada.

Error 2: No entendemos sus necesidades. De nuevo me meto donde no debo, pero es lo que hay. El caballo necesita mover los pies cuando está asustado o cuando está intranquilo. Atar a un caballo un poco enérgico que no sale de hace 24 horas o más, en una ducha o en un palo, es una estupidez. Cepillar al caballo no es prioritario, prioritario es que mueva los pies, suelte la musculatura y ponga su cuerpo en marcha. Una vez ha soltado la energía, el caballo necesita saber qué puede y no puede hacer. Si no le explicamos a un caballo inseguro que en la ducha puede y debe estar quieto, se pondrá nervioso y se pondrá a mover los pies o a rascar con las manos, o a piafar, etc.

¿No se lo sabes explicar en un lenguaje que él entiende? Te recomendamos que empieces a gastar un poco menos en champú y más en aprender a utilizar su lenguaje. Te lo agradecerá y aprenderá a estar solo sin ningún problema 😉 

Error 3: Nos da pena. Sí, lo dije antes, no somos sus mamis salvadoras. Somos sus compañeros y los compañeros no sienten pena entre ellos. Sí que se miman y se rascan e interaccionan, pero no se tienen pena unos de otros. 

No hay que confundir los comportamientos sociales de los mamíferos con nuestras emociones: pena, rabia, frustración, tristeza, etc. Ellos no interpretan la emoción en sí, interpretan la energía que viene derivada de esa emoción, que es diferente. Y si esa energía es negativa (como la que transmite la pena), sienten necesidad de huir o enfrentarse a la situación.

Si le estás teniendo pena a tu caballo y crees que a él le reconforta tu pena, estás perdiendo tiempo. Le estás estresando más de lo que ya está. Y te digo más, es muy probable que esa pena sea la razón por la que tu caballo no se esté quieto cuando está solo. 

Descubre quien soy si no conoces mi trabajo. Si has leído por lo menos parte del blog, has visto algunos vídeos de Equierrores en Youtube, rápidamente te darás cuenta de que gran parte de los errores de los que hablamos en este blog,  los he cometido y que dejar de cometerlos aprendiendo a comunicar en un lenguaje que el caballo entiende, transformó mi relación con todos los caballos que trabajo. El resultado es que les caigo bien.

En muy pocos minutos logro hacerme entender por prácticamente cualquier caballo que trabajo, sé que te puedo ayudar con esto y estaré encantada de hacerlo

Si crees que estás cometiendo alguno de estos errores, y quieres:

  • Saber qué «decirle» al caballo
  • Saber cómo decírselo 
  • Saber cuándo actuar
  • Que tus emociones se controlen prácticamente solas
  • Sentirte más fuerte que nunca, más suave, pero a la vez más firme de lo que jamás has estado
  • Darte cuenta de que puedes solucionar un montón de cosas que a lo mejor llevas años «ignorando secretamente» o intentando solucionar
  • Todo esto en muy poco tiempo (Mucho menos de lo que imaginas, te lo dirán mis alumnos sin dudarlo un segundo)

¡Este curso es para ti, pincha aquí para toda la información y…..¡nos vemos del otro lado, te acompañaré por el proceso!