Te dejamos aquí la introducción al libro «Cómo ganar la confianza de un caballo en 5 pasos» :
La forma como gestionamos nuestra tensión y la del caballo hace de nosotros las personas de caballos que somos.
Los caballos nos hacen ser quienes somos de verdad. Derruyen nuestra fachada, anulan las historias que nos contamos a nosotros mismos hasta convencernos de ser lo que no somos, nos transmiten la verdad pura y dura sobre nuestro ser. Los animales no engañan. Y de la misma manera, es imposible engañar a un caballo.
Nuestro lenguaje corporal delata cualquiera de nuestras emociones más íntimas y escondidas. La sensibilidad infinita de los caballos nos transmite constantemente lo muy equivocados que estamos y lo mucho que nos queda por aprender…
Si no estamos en paz con nosotros mismos, tampoco ellos lo estarán con nosotros. Si no sabemos perdonar nuestros errores ni perdonar a los demás, nuestro caballo lo captará y nos lo recordará hasta que logremos aceptarlo.
Quien esté dispuesto a que el caballo le transmita todas esas verdades dolorosas, frustrantes y egocéntricas que a veces nos hacen girar sobre nosotros mismos, y a aceptarlas en su más pura humildad, conseguirá que la relación con el animal se transforme en un milagro de todos los días. El caballo será capaz de transformarlo en mejor persona, en un buen jinete, en claro competidor, en amigo de sus amigos, en verdaderos padre, madre, marido o mujer, y en mejor hijo…, y su relación con el mundo que le rodea se transformará en una felicidad transmitirá a los demás, y a expresar con su actitud, su actuación y sus gestos (con la salvedad de la palabra), las ganas de vivir dejando que los demás participen de su felicidad.
El verdadero amante de los caballos advierte de qué manera son ellos capaces de transmitirnos esa felicidad. Seguro que lo ha notado. Y esa felicidad que ha sentido tantas veces y que procura sentir cada vez que está con su caballo le incita a amarlos más y a que no pueda dejar de estar con ellos.
Cuando no logramos sentir esa felicidad, empezamos a pensar que no estamos a la altura de nuestro caballo. No estamos preparados para tener un caballo: no nos responde y no sabemos hacernos entender por él…
Esta falta de respuesta se traduce en incomprensión, y cuando nos sentimos incomprendidos, germina en nuestro interior un incierto complejo de inferioridad delante de un animal que pesa quinientos kilos, que podría destrozarnos con una simple patada o en un ataque agresivo.
Es difícil aceptar esta falta de entendimiento, y generalmente se la compensa empezando por ignorar pequeñas situaciones sobre las que hemos perdido el control, que se repiten una y otra vez, y que la aumentan de forma exponencial. El caballo se confunde, nosotros nos confundimos, empezamos a utilizar trucos que sólo sirven para empeorar las cosas, escuchamos y pedimos la opinión a todo el que parezca saber más que nosotros y acabamos con un “cóctel de ideas y conceptos” que no somos capaces de aplicar.
El caballo es gregario por naturaleza. Cuando vive suelto, se agrupa en manadas para defenderse en grupo de los ataques de otros animales, y el grupo cuenta siempre con el liderazgo del jefe de la manada. Si el caballo es un animal doméstico, entonces necesita del liderazgo de su amo, y si el amo no responde a sus expectativas, el animal acabará desquiciado a la hora de tener que dejarse llevar por alguien que es inseguro, imprevisible, inestable, o, de otra forma, aprovechará la falta de seguridad de su dueño y pasará a llevar él las riendas de la situación.
Las frustraciones empiezan a ser patentes cuando el caballo comienza a “ganar la mano” en su sentido más puro o a ser completamente imprevisible, tanto en el pie a tierra como montado. El dueño empieza a tener dudas sobre cómo imponer otra vez respeto, comprometiendo muchas veces la confianza del caballo al intentarlo.
El esquema siguiente muestra un ejemplo de cómo podría progresar la relación cuando surge una falta de entendimiento entre caballo y jinete:
Cuando el jinete no sabe cómo resolver la falta de entendimiento, se instala en él un sentimiento de inseguridad, tanto si somete al caballo a la fuerza como si no quiere hacerle daño: es el miedo a perder el control…
La inseguridad de quien gobierna una relación con cualquier animal gregario provoca un desequilibrio emocional que puede llegar a ser muy peligroso. Piense por un momento en las relaciones sociales, en la relación padres-hijos, jefes de estado-nación, jefes de empresa-trabajadores…
El liderazgo es un tema muy común hoy en día en todos los aspectos. Saber gobernar al caballo es muy importante, pero ¿sabemos lo que es ser realmente un jefe? ¿Tenemos idea de las responsabilidades que debemos asumir? ¿Seríamos capaces de asumir esas responsabilidades sobre un caballo? ¿Qué tipo de caballo seríamos capaces de gobernar? ¿Entendemos que no se puede liderar nada por mucho tiempo sin que haya una relación de confianza?
Pretendo que viaje a lo largo de este libro a través de una experiencia más emocional que técnica, que le llevará a conocer mejor a su caballo y sus reacciones más comunes, y a dirigir esas reacciones un poco más en su favor para que el liderazgo empiece a surgir de forma natural.
Grandes hombres y mujeres de caballos son capaces de utilizar el sentido de la razón para mantener todas las reacciones del animal como parte de sus instintos primitivos sin mezclarlas con la razón humana, utilizando ésta únicamente para la interpretación de las señales, la elección de los momentos ideales para el aprendizaje, el autocontrol de las propias emociones, la resolución de las diferentes tensiones provocadas por los instintos del caballo y la gestión del espacio tanto del propio jinete como del caballo.
Este libro habla sobre estos aspectos de forma natural, de forma que recuerde los momentos en los que realmente se entendió con el animal, cuando pareció que todo estaba en su sitio, que fue “uno” con su caballo, que logró acertar con el ritmo necesario para salvar un obstáculo o hacer un ejercicio, que entendió perfectamente lo que su caballo quería, que logró enseñarle algo prácticamente por instinto y utilizando el sentido común, que el caballo se le acercó en un momento de inseguridad para buscar apoyo, que logró tranquilizar a un caballo que entró en pánico y supo cómo transmitirle su objetivo sin utilizar la fuerza para ello, que se sintió seguro cerca de su amigo….
Todos esos momentos en los que siente felicidad, confianza, control y tranquilidad junto a los caballos son aquellos en los que, en cierta manera, se siente como esos grandes hombres o mujeres que tanto admiramos todos por su naturalidad, respeto, humildad y liderazgo ejemplar con sus caballos.
El principal error que solemos cometer es no saber apreciar un momento de satisfacción sin pararnos a pensar qué es lo que ocurrió entonces y qué podemos hacer para que se repita de nuevo. Aprenderá de los errores, pero aprenderá muchísimo más de las virtudes al aprender a sistematizarlas.
Me gustaría aprovechar la introducción de este libro para presentar a una niña de 5 años:
La niña de las botas grandes y manitas de oro
Su hermana mayor montaba como si nada fuese más fácil… Incluso le iban a comprar un caballo. Todo el mundo a su alrededor estaba tan tranquilo entre los caballos… Nadie les tenía miedo y a ella le aterrorizaban… No quería demostrarlo y se les acercaba, pero… Era superior a sus fuerzas. No conseguía estar tranquila cerca de los caballos.
Un día un amigo la montó consigo en un caballo tordo con unas crines preciosas. La llevó a pasear y ella sintió que cerca del cuello del animal le desaparecía el miedo. Notó la confianza que el caballo tenía en aquel chico. Lo manejaba de forma suave y el caballo parecía poner un cuidado especial en llevarla a ella…
La belleza de las crines, el poder que parecía tener, la facilidad con que se movía… La niña no pensaba en nada más que en el caballo…
Cuando llegaron a las cuadras, la niña lloraba de emoción. Quería montar. Quería perder el miedo, entender a los caballos, volver a experimentar aquella sensación… Sentía amor por Festivo, aquel que había montado.
Empezó a montar una yegua alazana. La llevaban de paseo con una cuerda que iba atada a otro caballo que montaba una chica. El conjunto que avanzaba ante la niña le parecía un centauro. Marta, la otra chica, semejaba la continuación del animal que montaba. Aquello habría sido su sueño…
A veces la llevaba otro chico, pero siempre de la cuerda. Siempre. Le daba mucho miedo soltarse.
Durante muchos días dio paseos por la playa a la orilla del mar, por los prados, hizo excursiones entre turistas que iban a pasear a caballo como ella. Siempre con la cuerda. Le daba pánico soltarse y cabalgaba siempre con la cuerda que llevaba la chica que mantenía el control de su caballo. Pues si no, no iba segura.
Un día decidió que era hora de soltarse: “Creo que entiendo a la yegua, y además, todos me dicen que calzo unas botas grandes pero tengo mano de oro. Seguramente significará algo bueno. Y ya podría soltarme. Probaré en el picadero”, pensó.
Aquel día la yegua no quería echar a andar… Quién sabe por qué razón se le metió en la cabeza que la yegua iba a parir. Y así se lo fue a decir al dueño de los establos. Éste se echó a reír, pensando probablemente que no era más que una excusa, y le recomendó guardar a la yegua. Ya la montaría alguien, para hacerla andar, por no dejarla viciada. Al día siguiente, ya se vería cómo iba. Así que la montaron, la hicieron galopar por todo el picadero y, al final, quien la guardó fue la niña.
Pero la niña no se quedó tranquila. Metió la yegua en la cuadra y se quedó allí con ella. Cuando se fueron todos a ocuparse de sus cosas, la yegua empezó a revolcarse y a levantar el labio de forma extraña…
Fue el primer nacimiento de un potro que la niña presenciaría en su vida…
Cuando el dueño apareció y vio la yegua pariendo, no supo qué decir. Lo único que dijo fue: “Desde luego, eres una niña muy especial…, y espero que hayas perdido ya el miedo”.
Fue la primera vez en sus vicisitudes con los caballos en que la niña pensó:
-“¿Cómo lo sabría yo?”
Durante los veintiocho años que siguieron al suceso se formuló esa misma pregunta una y otra vez. Y con ayuda de su familia, de los profesores, los mentores, de entrenadores fantásticos, de sus mejores amigos, de los alumnos, de su marido, de sus hijos, habiendo montado muchísimos caballos, después de miles de errores, tanto ecuestres como no, graves o menos graves, en medio de miedos, nervios, frustraciones y amenazas de “abandonar la equitación para siempre”, descubrió que, cuando hacía las cosas con el sentimiento, todo funcionaba a la perfección de forma natural.
Cuando la inseguridad se cruzaba en su camino, era un desastre, y sintió la necesidad imperiosa de reconocer y definir en forma de sistemas a la intuición que utilizaba cuando las cosas funcionaban, para poder aplicarlos de forma voluntaria en los momentos más inseguros.
Una vez identificados los errores y echando mano del sistema, todo aquello funcionaba, mejoraba el resultado una y otra vez con los diferentes caballos que iba montando.
Y es así como nació este libro, que espero le ayude a lograr los mejores resultados con sus caballos.
Antes de empezar, me gustaría proponerle un pequeño ejercicio:
Escriba la siguiente frase en un papel y colóquela en algún sitio donde la pueda ver a cualquier hora del día.
Ríndase y nunca ganará. El ganador NO se rinde.
Esta vieja frase me inspiró en los momentos más difíciles de mi vida desde que la escuché, y me sigue ayudando a responsabilizarme por las decisiones (buenas o malas) que voy tomando a lo largo de mi aventura, que está lejos de terminar.
Hace un tiempo sentí la necesidad de poner en orden mis conocimientos, ideas y experiencias con los caballos. Podría ayudar a jinetes y amantes de caballos que tuviesen las mismas frustraciones, los mismos miedos. A aquellos que cometen los errores una y otra vez sin encontrar la manera de solucionarlos.
El equipo de Equierrores hemos logrado divulgar todo este material en forma de un gran proyecto que empieza por este libro. Creo firmemente que se ha logrado un trabajo maravilloso, algo que nunca hubiese pensado que ocurriría.
Todo esto está hecho de forma muy especial para nuestro querido lector, que nos lee, que perdona nuestros errores, que siente lo mismo que nosotros a caballo, que quiere mejorar, que lucha por divulgar las ideas que comparte con nosotros, que siente la necesidad de entender mejor a los caballos, que vela por su bienestar, y que comparte con nosotros esta pasión.
…para el lector de parte de todo el equipo de Equierrores
Gracias por compartir nuestra pasión.
El mundo del caballo está muy bien descrito en libros sobre el arte de montar, que incluyen los cuidados, las competiciones, la cría, las razas con su relación completa, etcétera, para adquirir cultura en este tema.
Pero si no sentimos una necesidad de comunicarnos mejor con quienes nos rodean, de proponernos aceptar la verdad, perdonar nuestros fallos y los de los demás, de dejar de buscar excusas a nuestros miedos y abandonar la postura egocéntrica de tener la razón siempre, no hay libro, ni entrenador, que gane por nosotros la confianza y la amistad de un caballo.
Pretendo con estas páginas guiarle por 5 secretos que le ayudarán a formar una base sólida para establecer una relación de confianza con sus caballos.
Para obtener buenos resultados utilizando los métodos de este libro, es recomendable que el caballo esté físicamente sano y bien alimentado, de forma adecuada al trabajo que se le ha destinado.
En cada capítulo recogerá beneficios que le resultarán útiles para pasar al siguiente y se irá encontrando ante diversos escenarios que le podrán parecer familiares, cuya resolución le ayudará dar el paso siguiente con naturalidad.
Es absolutamente necesario entender que si el amante de caballos pretende subir un nivel en la equitación, practique la disciplina que practique, tendrá que percibir la obtención de la confianza, respeto y equilibrio, tanto del jinete como del caballo, como un medio para poder practicar el Arte Ecuestre.
La capacidad de desarrollar el Arte Ecuestre, dependerá de la sensibilidad y talento de cada jinete, pero el medio que utilizamos para llegar, es sistematizable. Y es a ese medio al que dedico estas páginas porque, sin éste, el verdadero Arte Ecuestre no es alcanzable por mucho talento que uno pueda tener.
Si está teniendo problemas con su caballo, piense por un momento en cuál está siendo su prioridad: ¿la disciplina que está practicando en sí, o el medio para lograr practicarla? Si advierte que sus prioridades están cambiadas, empiece por recordar lo dicho antes:
Todos los momentos en que sintió amor, paz, confianza, alegría, paciencia, autocontrol, humildad o tranquilidad junto a sus caballos fueron momentos en los que fue un gran hombre o mujer de caballos y este libro le enseñará a descubrir cómo, cuándo y porqué surgen esos momentos y aprenderá a sentirlos una y otra vez hasta que se forme un hábito. En el momento en que se conviertan en un hábito…
…descubrirá que cada día que pase entre caballos se vuelve un milagro.