En este post y vídeo veremos algunos errores que cometemos con frecuencia, esta vez, cometidos por nuestra amiga Irene. También a mí me pasaba  y me llevó algún tiempo en encontrar la forma adecuada de hacer las cosas hasta que entendí que estaba dando los mensajes equivocados al caballo. En este caso no es grave es un caballo tranquilo y manso (aunque ella no estuviese del todo segura de eso puesto que es un caballo adquirido recientemente), pero a pesar de serlo, hay pequeñas cosas que hacemos, que pueden ir a más, y poco a poco, se pueden ir volviendo un problema mayor sin que nos demos demasiada cuenta.

En este vídeo veremos algunos errores típicos:

El caballo ha pasado una vez. La segunda no quiere. Creo que la segunda vez va en dirección contraria a la dirección hacia casa. Irene duda entre si al caballo le da miedo o está siendo terco. En este caso, en vista de cómo pasó al principio, no hay dudas. No le apetece por alguna razón. Miedo no tiene demasiado.

• Error 1: Es muy muy típico y nos cuesta no cometerlo. Estamos yendo, le estamos poniendo la pierna a cada tranco. El caballo se para pero nadie se lo ha pedido. Y le acariciamos. Esto es un error. ¡Le estamos diciendo que pararse es lo que tiene que hacer cuando le ponemos la pierna! La caricia tiene que estar presente en algún momento, pero en este caso, no es el mejor momento para acariciarlo. Este error ocurre varias veces en el vídeo.
• Error 2: El caballo vuelve hacia atrás e Irene acaba por dejarlo. Al principio actúa correctamente y lo mantiene en movimiento sin darle la vuelta por donde el caballo quiere irse, pero luego abandona esa técnica. Si hubiese continuado con la técnica de “no señor, parado no, en movimiento, no hacia delante sino en movimiento porque no te he pedido que pares”, el problema quedaba resuelto en muy poco tiempo (ver serie en vimeo “el caballo se planta”).
• Error 3: Lo deja y se baja. Yo no me bajaría a no ser que fuera un lugar muy peligroso para ambos. Entiendo que no quiera entrar en conflicto con el caballo y decida que es mejor bajarse. Sí, tiene razón. Pero si tuviese claro qué hacer exactamente, no haría falta bajarse.
• Error 4: Al ir a pie, de nuevo un error, ella le pide que avance pero el caballo se para e Irene lo acaricia. Mensaje transmitido de nuevo: “yo ando y tú debes pararte”.

Todo acabó bien en el vídeo, el caballo siempre tranquilo, Irene también y por lo demás no hubo ningún problema si exceptuamos que el caballo aprendió menos de lo que debería durante el proceso. Sería mucho más interesante si el caballo aprendiese que cuando Irene le pone la pierna es para moverse y no para pararse o quedarse parado y no responder. Cuando Irene anda, es para que le siga y no para que se quede parado.

El problema cuando no aprenden esta lección en cada conflicto, es que cada vez que haya un conflicto, el caballo se parará y seguirá el mismo problema. Si ponemos presión en el momento adecuado y recompensamos en el momento adecuado, los problemas acaban por desaparecer porque el lenguaje utilizado es el que entienden ellos.

Quiero apuntar que hay situaciones extremas en que sí es bueno bajarse, y hacer que pierdan el pánico (probablemente el caballo que entra en pánico ni siquiera está listo para montarse), pero si no están en pánico, tienen una mezcla de “miedo-con-resistencia-hacia-nuestras-ayudas-porque-les-apetece-más-irse-a-casa” por lo que es preferible enseñar algo más productivo que implique responder a nuestras ayudas en todo momento.

Para ver cómo solemos solucionar este problema de una forma eficaz y con resultados a largo plazo, puedes alquilar la serie en Vimeo sobre la solución del conflicto “el caballo se planta”. Se ve desde arriba, desde la posición del jinete, solucionando un caso práctico en el momento en el que ocurre.

Corrigiendo esos errores y algunos detalles de la posición de Irene que pueden influir de forma negativa o positiva en la transmisión de confianza al caballo,  estos pequeños problemas quedarán resueltos en muy poco tiempo.

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