Hay caballos, (normalmente sufren un exceso de energía y/o están mal educados en el trato pie a tierra), que cuando los soltamos un ratito en algún prado luego no se dejan agarrar. Los más dominantes son capaces de demostrar su desagrado al acercarnos, girándose de repente y dando unas coces al aire mientras se gira o justo después. (Este caso es diferente al que vimos en el caso de la parte I de esta serie, pues el caballo está solo y no es por miedo que no se deja agarrar)

Alegría, enojo, demasiada energía o mal educación, sea lo que sea, es necesario tener cuidado porque este tipo de reacción es muy peligrosa Debemos conocer el tipo de caballo que es, saber cuándo es más propenso a manifestar este tipo de reacción y sobre todo, saber utilizar razonamientos lógicos al ir a buscarlo. No debemos entrar en emociones negativas, no son productivas para nuestro objetivo y pueden agravar las consecuencias de nuestro intento.

El objetivo en estos casos es que deje de reaccionar de esta forma peligrosa, así que enfadarnos exageradamente con él no nos lleva a ningún lado, el caballo no aprende nada que pueda utilizar a largo plazo y a nosotros no nos sirve de nada porque la próxima vez hará lo mismo o peor.

Veamos el vídeo de un caballo dominante, nuestro amigo Xeque-Mate, que cuando llegó a mis manos era especialista en este tipo de reacciones. Había ganado la batalla demasiadas veces y aunque confía en mí para otras cosas, no es suficiente para dejar de reaccionar así por voluntad propia y necesita una educación dirigida a esta reacción específica, ya que necesita entender que por mucho que se vaya o que pegue botes, acabará viniendo porque es lo que más le conviene. La cámara quedó un poco baja, pido disculpas, pero lo que debes concluir de este vídeo es: Hay que utilizar la razón y no la emoción para solucionar los conflictos con nuestros caballos

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