Para explicar estas diferencias utilizaremos la siguiente imagen que está tomada en el momento más necesario para poder realizar este trabajo: el momento en que uno SIENTE realmente el resultado. Sintiendo y recordando estos momentos y estas diferencias hacemos posible la evolución en la equitación, así que dejo aquí mi granito de arena sobre lo que aprendo con los que aceptan montar conmigo.

Esta imagen está tomada del trabajo que hicimos este fin de semana en Gerona. Fiona es una amazona de salto y la yegua Zest VDL,que en su momento la empecé yo, tiene un cuello muy «acamellado» y cuando se abre se pone “feota», pero salta bien y realmente no es fea 🙂.  En casa saltan 1,35-1,40 en recorrido pero en concurso están en 1,20 (En el momento de esta publicación).

No voy a extenderme demasiado sobre todo el trabajo que hicimos, pues lo explicaré en otro post con el vídeo completo de esta sesión de trabajo cuyo objetivo era el de sentar a la yegua sobre los posteriores.

Esta foto fue precisamente el momento de la primera sesión (de este tipo de trabajo) donde la amazona sintió realmente que la yegua le cedió el equilibrio, cargó el peso atrás, se suavizó en la mano y se puso cómoda para el trabajo. En mis clases está prohibido «teclear» con las manos y las riendas porque sí. Los caballos no se teclean, se trabajan. Trabajamos el movimiento de espaldas, de grupa y los alargamientos de aire y acortamientos para flexibilizar, círculos y ejercicios según el nivel del caballo para enderezarse cuanto antes. Es muy difícil que el caballo vaya en equilibrio y  pueda utilizarlo a su favor si no está derecho.

El «teclear» ese del que se oye hablar para cerrar los caballos no sirve para nada en concreto, no tiene ningún objetivo. Cerrar el puño (o los dedos) de vez en cuando buscando un objetivo, es diferente y el caballo debe estar bien puesto a las ayudas. Se hace para enderezar o mover al caballo complementando una ayuda de pierna o peso al estilo de la utilización de las riendas de apertura en los inicios de la doma.

Veamos ahora el problema principal de la yegua que tan irritante es entre los saltos y delante de ellos: el peso cargado sobre las espaldas. A veces es tan sutil que no nos damos cuenta, pero los caballos van incómodos, nosotros también y no sabemos muy bien cómo solucionar tal incomodidad.

En esta foto la yegua está torcida, la espalda le sale por la derecha en ese punto del círculo, y aunque con poco contacto debido al hierro que lleva en la boca, la yegua va encapotada y colgada sobre las espaldas. Como no es absolutamente bueno para nada, hay que corregirlo.

En la foto siguiente veremos la yegua, después de la corrección, y la posición que lleva en esta foto es necesaria para luego poder de nuevo estirar el cuello sin que la yegua entre en la posición de la foto anterior, como veremos:

Aquí vemos un momento sublime, la yegua sentada, la amazona con una mano suavísima, el cuello en una posición fabulosa, la cabeza de la yegua en una posición natural, la actitud de la yegua de lo más atento y esperando a que se le dé la siguiente orden. En general, creo que da una sensación de comodidad absoluta en el trabajo. No pido que se fijen en el hierro que lleva en la boca porque el trabajo y los resultados hablan por sí solos. Yo a lo mejor no pondría ese hierro, pero ella sí, y como  tiene una muy buena base de equitación (dada por su profesora habitual, Paz de Delàs),  fue perfectamente capaz de trabajar bien con ese hierro.

Después de cargar, estiramos el cuello:

Esto es estirar el cuello según mi punto de vista…aquí sí. La yegua saca provecho de este gesto tan buscado por todos y tan poco conseguido por muchos, porque realmente estira la musculatura desde los pies, pasando por el corvejón, grupa, dorso, cruz, cuello y nuca. El peso está detrás, la amazona puede pedirle en cualquier momento que vuelva a la posición de la foto anterior porque la yegua no depende para nada de la mano de su amazona. Así es como me gusta a mí que trabajen los caballos, que podamos soltar y recoger las riendas cuando queramos y ellos mantienen su equilibrio. Se llama confianza y es la misma confianza que buscamos pie a tierra porque nos permite una comunicación donde nos entendemos caballo y jinete. Precisamente es el tipo de confianza que está descrito en el libro Cómo ganar la confianza de un caballo en 5 pasos.

Cuando aprenden a ir en este equilibrio, no quieren otra cosa porque van cómodos, se sienten seguros,  alargan bien, acortan bien, entran en los ejercicios cuando queremos, precisamente porque no dependen de nuestra mano sino de su propio físico y equilibrio.

Repitiendo este tipo de trabajo dejará a los caballos de salto listos para lo que venga. Luego hay que ir adaptándolo a la velocidad de recorrido que tienen que llevar y el trabajo de salto propiamente dicho, pero es este el tipo de trabajo que mejora los caballos en cuanto a llegada y salida de los saltos y entre las combinaciones. Me atrevo a decir que mejora también la cobertura de los saltos. Para los caballos de doma, los jinetes de doma dirán si estoy equivocada, pero esto es…la doma, como yo la entiendo.

Y pasemos al momento crítico del círculo donde normalmente la yegua saca la espalda. Esta posición de la yegua que se ve en la foto, es derivada a las dos fotos anteriores.  Esta foto hay que compararla con la foto que he puesto titulada «No deseado»:

Atención porque no es exactamente el mismo momento, pero creo que se puede ver que la yegua no se va a encapotar ni a caerse sobre las espaldas una fracción de segundo después, tres o cuatro trancos después sí puede ser porque depende de lo mucho o lo poco que se trabaje este tipo de ejercicio (y de la aplicación correcta de la pierna y rienda exterior en el momento oportuno), pero una fracción de segundo después de esta imagen seguro que no. No sé si se ve, pero la amazona va prácticamente sin riendas trabajando sobre el equilibrio de la yegua. Si luego tiene que corregir, ya logra hacerlo casi sin ellas. En esta posición de equilibrio y disponibilidad para el trabajo, no es relevante si llevamos las riendas largas, cortas, manos arriba o abajo precisamente porque el caballo no depende de nuestra mano. La pondremos donde mejor convenga para darle la corrección siguiente o dirigir a la yegua hacia el ejercicio siguiente. Así, la equitación con caballos que no tienen un equilibrio natural cuesta-arriba, se convierte en otro deporte.

Aquí de nuevo la foto del antes y después, a ver si ahora en base a lo explicado puedes ver las diferencias 🙂

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