Equierror en los alargamientos de trote

This entry is part 9 of 9 in the series Trabajando caballos
El equierror que cometemos con frecuencia es montar para el espectador en vez de montar para el caballo…y con este error, viene el de tener a los caballos detrás de la mano para que «parezca que va redondo».
 
En esas condiciones, a lo mejor sí logramos un trote corto y cómodo (si el caballo es cómodo), pero una vez queremos alargar, el caballo corre, se precipita, nos fuerza la mano y volver al trote corto (y falso) es bastante más difícil, obligándonos a tirar de ellos para venir a menos. 
 
A nivel de embocadura, lo que interesa para mejorar el equilibrio y la expresión en el trote, es que los pies vayan donde deben ir, no lo que llevamos en la boca del caballo. En este pequeño vídeo, estaba haciendo una preparación para un ligero alargamiento del tranco.
 
No vale con sólo meter la pierna y aguantar primero con la mano para pedir el alargamiento. Hay que crear las condiciones para que el caballo se pueda expresar.
 
Una pequeña cesión a la pierna izquierda ayuda a levantar la espalda interior, enderezar el pie izquierdo y a preparar a la yegua psicológicamente para el orden en sus trancos en vez de precipitar hacia delante sobre las manos y sacar los pies por detrás, mientras «alarga».
 
Al principio, el alargamiento es menos expresivo, sí, y todos tenemos miedo que el caballo no «saque las manos» lo suficiente como para dejar al espectador con la boca abierta.
 
Pero a largo plazo y poco a poco (más rápido de lo que uno se imagina), le sacamos un brillo natural a su expresión y su tranco, dando al caballo una sensación de poder y auto confianza que lo va dejando listo emocionalmente para disparar hacia arriba y hacia delante en los siguientes alargamientos.
 
Cuando esto ocurre, (y a veces nos pilla por sorpresa porque ni nosotros creemos que es capaz), el propio caballo toma una actitud que nos transmite algo así como: «Estoy más que listo, ¿cuándo puedo disparar?» y basta pensarlo para que vuele (aunque sean pocos trancos al principio).
 
Una de las pruebas de algodón (a parte de ser una sensación única e inconfundible), es que la transición al trote de trabajo al final de la diagonal (o antes de que pierda el equilibrio) es suave y fluida; con un pequeño gesto, ellos entienden lo que se espera de ellos porque están en equilibrio y la preparación para entrar en la esquina o en el próximo ejercicio, es muchísimo más fácil que si los llevamos colgados en las manos con una gran embocadura (o pequeña, da lo mismo, en las espaldas es en las espaldas). 
 
Si esa transición es suave, nuestros deberes están bien hechos. 
 
Un secreto es hacer pocos trancos de todo, pero bien e ir comprobando que el equilibrio está en su sitio. Muchas repeticiones. Es mucho más eficaz hacer cinco repeticiones de alargar acortar y pequeñas cesiones a una y otra pierna de pocos trancos, que hacer treinta diagonales alargando machacando al caballo en cada alargamiento.
 
De esta forma, teniendo en cuenta no sólo la mecánica como también la psicología de los caballos, serán capaces de dar, lo que nadie creía que tenían para dar, mucho menos ellos mismos…
 
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