Durante un ejercicio pie a tierra que le llamo «Eh, estoy aquí, atiéndeme» con un caballo desatento o atento a algo que no sea a nosotros, como por ejemplo a la comida (y en los cursos explicamos la importancia de que nos atiendan, como hacerlo, etc. En un post necesitaríamos muchas páginas :)), se nos ocurre una duda: Si le decimos que no puede comer la zanahoria (aunque sea con la intensidad adecuada a la sensibilidad del caballo y mediante un paso a paso) puede ocurrir que al caballo no le gusta demasiado…
Dejemos claro que no estamos hablando de caballos que se están muriendo de hambre, y comen bien todos los días, se trata de un ejercicio de establecer normas de convivencia, no de privarle de comida, que parece que escucho desde aquí a alguno pensando 😉
A nadie le gusta que le digan que NO a algo que está haciendo». Y seguiría con: A mi hijo tampoco le gusta demasiado que le quite el móvil cuando ya le he dicho tres veces que lo guarde. Es que no le va a gustar absolutamente nada. Pero si me arrugo porque se enfada, o me da pena porque se pone triste a llorar es cuando lo que le estoy pidiendo o impidiendo daña más de lo que educa. Porque hay emociones mezcladas y porque no tenemos claro que pasadas tres veces de decir que guarde el móvil, es más que suficiente para que efectivamente, guarde el móvil.
Lo mismo pasa con el caballo. Hasta que no tenemos perfectamente claro que él podrá comer su zanahoria después de habernos atendido y esperado tranquilamente para que se la demos, sin que nos la exija, se ponga impaciente o muestre señales negativas para nuestra relación, mezclaremos todas las emociones y más.
Y si muestra señales negativas algo más dominantes y nos enfadamos (es posible ser muy exigentes sin enfadarnos, aunque a veces pueda parecer que no) y, o nos frustramos o sentimos decepción por su comportamiento, vamos a lo mismo. No estamos educando y a veces hasta maltratando. De la misma forma que les decimos a nuestros hijos que NO por su bien y por su formación como persona y aprenda que existen consecuencias para sus acciones (sin juzgar ni dejar de quererles), los caballos tienen que seguir siendo caballos aunque estén en ambiente doméstico. Entre ellos tienen las normas muy claras y si no las tienen, algún superior se las dejará claras.
Vemos pruebas de que funciona todos los días:
Cuando le decimos tres veces que no a un caballo, o le limitamos alguna acción para que descubra por sí sólo lo que sí puede hacer mientras está con nosotros, se enfadará a la primera, reaccionará mal a la segunda, pero a la tercera o cuarta, se relaja. Se tranquiliza. Se pone más sereno y más atento. Y si eso le supone relajación y premio por nuestra parte, cada vez buscará más esa forma de estar, para obtener esa reacción relajada de nuestra parte. Más tarde, la sensación de auto-control durante momentos de conflicto dejará al caballo menos ansioso y listo para colaborar con nosotros. A eso le llamo educación Equina.
Y, apelando de nuevo a las reacciones instintivas del niño, cuando le quitamos el móvil a un niño porque le hemos dicho tres veces que lo guarde y se vaya a hacer otra cosa, se enfadará, hará berrinches, hará lo que tenga que hacer para sacar la frustración, pero a los diez minutos habrá buscado algo que le guste hacer y acabará entretenido con cosas que a lo mejor, ni él sabía que era capaz de hacer. Y con el tiempo veremos que es capaz de dejar el móvil por sí sólo para ir a hacer otra cosa. Cuanto más tardamos en poner orden, más largos se hacen los berrinches. Con los caballos pasa lo mismo.
Con este post, lo que pretendo decir es que el momento de empezar a educar es: ¡Ayer!
La guía de normas que regalamos a quien suscribe no es, desde luego para caballos que ya están educados, nos respetan y nos atienden en todo momento porque en ese caso da un poco lo mismo lo que hagas con el caballo que ya lo sabrás poner en orden en cualquier momento que sea necesario. Pero si tienes un caballo que no respeta tu espacio, debes empezar por saber qué normas debes tener claras primero para luego aprender el paso a paso y ponérselas claras a él.
La verdad es que todos queremos caballos a los que les podemos dar de comer de la mano, dejar que coman hierba mientras los llevamos de paseo, dejar que hagan un poco lo que quieran dentro de determinados límites sin que nos hagan daño y sin que cada vez pidan más de nosotros, pero antes, hay que educarlos para ello.
Claro que para todas las normas descritas en la guía que regalamos es recomendable que sepamos disipar de forma correcta los momentos de tensión que surgen en el caballo cuando le pedimos cosas que, en verdad, no está demasiado dispuesto a hacer.
En el clínic pasado aprendimos a gestionar nuestras emociones enfocándonos a pedir cosas a nuestros caballos (ya que es difícil estar ocupados con dos cosas al mismo tiempo) y mientras enfocábamos nuestra atención en nuestro caballo, nuestras emociones se iban manteniendo bajo control.
En el curso siguiente, hablaremos de cómo gestionar la tensión de nuestros caballos cuando les queremos pedir algo y no están atentos y/o tensos por la razón que sea. Puedes ver aquí las fechas.
Si estás interesado, por favor mándanos un mensaje o deja tu comentario en este post y te mandaremos la información una vez estén definidas las condiciones y todo el programa. Recuerda que las plazas con caballo son limitadas;)
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