3 Errores que cometemos con un caballo no sabe estar solo

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Si por lo general tu caballo es tranquilo, pero en cuanto le dejas solo empiezan los problemas, aquí te dejo 3 errores que solemos cometer cuando esto ocurre. No vale hacer ver que no existen, no vale decir que no los cometemos, aunque sabemos que sí, esto de «autoengañarnos» en la equitación es equivalente a perder tiempo y ponernos en peligro así que vamos directos al grano:

Error 1: No lo tratamos como a un caballo: Siento estar metiéndome donde no debo, pero…nuestro caballo no es nuestro pobre bebé ni somos sus padres salvadores. Nop. Somos compañeros de una especie diferente, que, se supone que sabemos lo que hacemos con ellos. Y tenemos el mando del ambiente «doméstico» en el que vive nuestra “presa” (caballo) y es nuestro deber que en esas condiciones el caballo se sienta seguro, confiado y sepa que puede esperar. Hala, ahí lo tienes.

El caballo es un animal que vive bien en el campo, que no necesita que le arropes, es claustrofóbico de naturaleza porque en las cuevas oscuras suelen vivir animales que se los comen, pero debemos convencerles de que en el ambiente doméstico no les pasa nada por entrar en un remolque o en una ducha o en un box y es nuestro deber explicárselo en su lenguaje. Las yeguas no necesitan reposo ni encerrarse en una cuadra para que no le molesten las moscas mientras está preñada y no le pasa absolutamente nada al caballo que se queda sólo durante un rato si le explicamos con un lenguaje que él entiende, que no pasa nada.

Error 2: No entendemos sus necesidades. De nuevo me meto donde no debo, pero es lo que hay. El caballo necesita mover los pies cuando está asustado o cuando está intranquilo. Atar a un caballo un poco enérgico que no sale de hace 24 horas o más, en una ducha o en un palo, es una estupidez. Cepillar al caballo no es prioritario, prioritario es que mueva los pies, suelte la musculatura y ponga su cuerpo en marcha. Una vez ha soltado la energía, el caballo necesita saber qué puede y no puede hacer. Si no le explicamos a un caballo inseguro que en la ducha puede y debe estar quieto, se pondrá nervioso y se pondrá a mover los pies o a rascar con las manos, o a piafar, etc.

¿No se lo sabes explicar en un lenguaje que él entiende? Te recomendamos que empieces a gastar un poco menos en champú y más en aprender a utilizar su lenguaje. Te lo agradecerá y aprenderá a estar solo sin ningún problema 😉 

Error 3: Nos da pena. Sí, lo dije antes, no somos sus mamis salvadoras. Somos sus compañeros y los compañeros no sienten pena entre ellos. Sí que se miman y se rascan e interaccionan, pero no se tienen pena unos de otros. 

No hay que confundir los comportamientos sociales de los mamíferos con nuestras emociones: pena, rabia, frustración, tristeza, etc. Ellos no interpretan la emoción en sí, interpretan la energía que viene derivada de esa emoción, que es diferente. Y si esa energía es negativa (como la que transmite la pena), sienten necesidad de huir o enfrentarse a la situación.

Si le estás teniendo pena a tu caballo y crees que a él le reconforta tu pena, estás perdiendo tiempo. Le estás estresando más de lo que ya está. Y te digo más, es muy probable que esa pena sea la razón por la que tu caballo no se esté quieto cuando está solo. 

Descubre quien soy si no conoces mi trabajo. Si has leído por lo menos parte del blog, has visto algunos vídeos de Equierrores en Youtube, rápidamente te darás cuenta de que gran parte de los errores de los que hablamos en este blog,  los he cometido y que dejar de cometerlos aprendiendo a comunicar en un lenguaje que el caballo entiende, transformó mi relación con todos los caballos que trabajo. El resultado es que les caigo bien.

En muy pocos minutos logro hacerme entender por prácticamente cualquier caballo que trabajo, sé que te puedo ayudar con esto y estaré encantada de hacerlo

Si crees que estás cometiendo alguno de estos errores, y quieres:

  • Saber qué «decirle» al caballo
  • Saber cómo decírselo 
  • Saber cuándo actuar
  • Que tus emociones se controlen prácticamente solas
  • Sentirte más fuerte que nunca, más suave, pero a la vez más firme de lo que jamás has estado
  • Darte cuenta de que puedes solucionar un montón de cosas que a lo mejor llevas años «ignorando secretamente» o intentando solucionar
  • Todo esto en muy poco tiempo (Mucho menos de lo que imaginas, te lo dirán mis alumnos sin dudarlo un segundo)

¡Este curso es para ti, pincha aquí para toda la información y…..¡nos vemos del otro lado, te acompañaré por el proceso!

Una de las frases más peligrosas en el manejo del caballo

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Sí, sé que es una cuestión polémica, pero si no se tocan estos temas, más y más gente seguirá confundiéndolos y cuantos más aficionados tengan claro este error, mejor se llevarán con sus caballos y sus caballos.

Esta frase me preocupa cuando viene de un aficionado que está teniendo problemas en el manejo diario de su caballo.  Curiosamente, aunque no por casualidad, los problemas de los caballos de quienes me suelen decir una determinada frase son debidos a la falta de respeto o atención al humano por parte del caballo. 

La frase es esta: «No me gusta pedirle que haga las cosas o corregirle, porque no quiero que me tenga miedo«

En esta frase está el GRAN problema que tenemos con nuestro caballo (y lo pongo en GRANDE porque, si no logramos entender esto, nos pondremos en peligro). Este problema hará que pasemos miedo muchas más veces de las que nos gustaría, y no es necesario. El miedo forma parte, pero ponernos en peligro gratis es algo que no necesitamos en este deporte que ya de por sí tiene su peligro. El GRAN problema del que estamos hablando es: confundir la disciplina con el abuso.

Es verdad que a los profesionales quizás, no les sueles ver poner los límites, o no se notarán demasiado pero eso no significa que no lo hagan. (Eso los discretos, porque los otros curiosamente aprovechan cualquier monada del caballo para levantar la voz, la fusta o la mano.) 

Si un caballo que yo llevo de la mano deja de atenderme y se va, se llevará un tope antes de que se vaya por completo. Si me rebasa quizás también se encuentre con un tope. En el primer caso puede ser la cuerda que no cede y en el segundo caso puede ser mi codo que está «en medio del camino».

Un caballo no va contra una pared, tampoco irá contra un codo y si lo hace, lo hará una vez. Y aprenderá.

Nadie aprende sin sentir una necesidad de aprender.

Hemos de introducir en los caballos la necesidad de aprender a hacernos caso y a saber estar en nuestro ambiente, ya que ellos no lo harán porque sí. Tenemos que ser interesantes para ellos, si no, pasarán de nosotros.

Llevo 35 años entre caballos y te garantizo que un ser humano se hace interesante para un caballo cuando sabe poner límites, normas y al mismo tiempo les transmite que les protege y cuida, eliminando casi del todo, el papel de presa al que, instintivamente, pertenece el caballo.

Esto le hará cada vez más dócil y menos asustadizo. 

Si ves que los profesionales no ponen topes es porque ya los han educado para que les respeten y eso no se hace con palabras bonitas, se hace con topes y resistencias, presión y relajación cuando hay respuesta adecuada, etc. Es todo un proceso que utiliza un lenguaje que ellos entienden (muchísimo mejor que las palabras) que lleva a un objetivo:

Sutileza en las ayudas para pedir a los caballos de forma que entiendan. 

Pero es un objetivo. Y hay trabajo que hacer hasta llegar allí. Las cosas no aparecen de la nada:

Estamos hablando de lo que se enseña en el curso online «Cómo utilizar el LENGUAJE EQUINO en tu día a día con el caballo» que, si tienes este problema o sabes de alguien que lo tenga, recomiendo que lo hagas cuanto antes. Allí estaré, dentro, para echarte una mano con lo que necesites. 

Si te fijas, cuando va un potro delante de su madre y la madre quiere que el potro vaya hacia determinada dirección se lo pide suave con el morro y si el potro no hace caso le pegará un mordisco y el potro saltará hacia delante.

¿Lo ha traumatizado? No, le ha dicho «¡Eh, chico, atiende que para eso soy tu madre y tienes que aprender!». Eso no es malo.

El problema viene cuando se abusa de ese poder. Cuando se utiliza esa ventaja que tenemos sobre ellos cuando llevan una cabezada, una cuerda o unas riendas y las utilizamos para disfrazar un peligroso complejo de inferioridad sembrando miedo, agresividad alegando que a eso se le llama autoridad. 

Utilizar esa ventaja que tenemos sobre ellos de forma responsable, hará que las relaciones caballo-jinete se transformen en espectaculares. De estas relaciones está hecha la equitación, según mi modo de ver. 

Espero que esto ayude a tener una perspectiva diferente sobre la idea de que el caballo se encuentre un tope cuando se va a comer y no se lo quieres permitir. No hará de ti una mala persona, hace de ti alguien que es responsable de su caballo porque si ese caballo se va y la lía por ahí, hace daño a alguien, se hace daño él, le hacen daño o le atropellan, tendrás un peso mayor en tu conciencia.

Es absolutamente necesario encontrar un equilibrio sano entre los límites «No te puedes ir a comer ahora porque tenemos que ir ………… o porque  me pierdes el respeto cuando puedes » y darle la comida en un momento en que sí podáis hacerlo siempre que el caballo respete tus indicaciones y sepa siempre, que cuando hay que irse, se acabó la comida. Y decisiones tales como esta última, hay que tomarlas con la responsabilidad de que hablábamos hace un momento para no caer en un abuso. 

Encontrarás ese equilibrio en el curso online «Cómo utilizar el LENGUAJE EQUINO en tu día a día con el caballo». Te veo del otro lado 😉

Si quieres empezar por entender si tu caballo realmente está teniendo problemas de educación y de respeto contigo te sugiero que te descargues esta guia con 15 Normas Esenciales de Educación Equina. Después de la guía te mandaremos una serie de clases por correo que te llevarán por un camino hacia una equitación inteligente, sugeriremos procesos que te pueden interesar, y te mandaremos información sobre cursos online o presenciales que te podrán ser de gran utilidad en la comunicación con tu caballo: 

 

Relato del primer Raid con Jaguar 30-11-2019

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Hoy fue el primer raid del caballo Jaguar de 5 años conmigo. Llevo como 4 semanas entrenándolo, antes ha hecho cosas, creo que hizo uno en Mayo de 40 km y luego medio que descansó, medio que se montó, la verdad es que no sé al cierto lo que se hizo con él. No he preguntado demasiado, prefiero sentir lo que tenga que sentir para hacer las cosas. 

A las seis de la mañana estábamos preparando las cosas para cargar. Hoy, como suele pasar con algunos caballos que tienen alguna experiencia cargando pero no demasiada, tardó un poquito más en cargar. Algo en lo que habrá que trabajar de nuevo. La última cosa que queremos es llegar tarde a una prueba por culpa de un caballo que no hemos entrenado bien para cargar.

La inspección veterinaria fue razonable, el caballo pasó bien, pero estaba triando a histérico. Normal en un potro con ese carácter especial. Como iba junto con otro con el que iba a correr el raid,  fue razonable. 

A la hora de montarme montó un pequeño show, parecía un pura sangre inglés listo para correr. Se lo olía. Tuve que subirme rápido, pedir que lo soltaran para luego volver a pedir que lo llevaran de la mano. Cosas de caballos finos. (Además de falta de trabajo en la educación básica). Mejorará. Con el tiempo. 

La primera fase la dediqué a ponerlo recto, a relajar lo más que pude, tuvimos algunos imprevistos con otros caballos, no fue una fase muy constante pero el objetivo que tenía en mente de prepararlo para que en la segunda fase pudiera ir más relajado y ligeramente más rápido lo cumplimos. Como ya había practicado en casa lo de enderezar galopando, en la prueba no fue muy difícil a pesar de tardar un poco más por el estrés de los demás caballos, etc. Pero, me encantó descubrir que al caballo le encanta galopar. Mucho más que trotar. Se siente a gusto galopando y el terreno, era fantástico para ello, así que dejé que fuera en el aire que mejor le sentaba. Siempre equilibrando, nunca dejando que pesara en la mano, hasta que él sólo encontró el equilibrio que mejor le iba. Cómodo. Para él. Y para mi. 

En la primera asistencia, otro show, ¿botellas de agua acercándose? Jaja, sin reacciones demasiado tontas pero algún salto que otro hacia los lados se manejó para dar. Una vez tenía yo las botellas, mojarlo fue un poco…en fin. Complicado. Pero lo conseguimos. No bebió agua, estaba demasiado estresado para ello. Suerte que los promoción son 40 km y no más. Precisamente porque hay que entrenar todo esto sin acabar con los caballos ni deshidratarlos ni esas cosas. 

Llegamos a la primera meta, a los 20 km en el tiempo ideal, quizás medio minuto antes o después, no recuerdo. Al llegar, el caballo que iba con nosotros recuperó en tres minutos y se fue al control, dejando al pobre Jaguar para atrás que se puso como una moto. (¿Lo de quedarse atrás, el problema que se intentó trabajar en casa? Lógicamente que el trabajo no está terminado! Y en prueba, la tensión escala a niveles bastante más altos): Daba pataditas con un pie y otro, relinchaba, se movía…Aún y así recuperó y fuimos a la inspección veterinaria. 

El veterinario casi que nos manda para casa porque le tenía hasta miedo al caballo. Se movía, relinchaba, daba patadas con un pie y cada vez que se acercaba el veterinario se movía de un lado a otro…Pedí al chico que me estaba ayudando que me dejara agarrarlo y así lo hice. Se tranquilizó y logró sacarle las pulsaciones. Palabras del veterinario: «Lo más estúpido de todo esto es que el caballo está más que recuperado»!

Pero tardamos 8 minutos entre una cosa y la otra. 

Merecido descanso de 40 minutos. El caballo sólo comía algo de heno cuando me quedaba con él en el padock. Tiene mucho que aprender 😉 Pero se relajó, se revolcó, se ensució, quedó un tordo marrón precioso (llovía) y tocaba la segunda fase. Y tocaba salir sólos…Pues el otro caballo recuperó antes y salió antes. El pobre potro estaba medio perdido, al subirme fue otro show, pero lo disimulamos bastante bien. Dimos una vuelta con alguien que lo llevaba de la mano, faltaban 30 segundos, y justo antes tuve que poner la aplicación del móvil funcionando para no tener que parar justo después de arrancar porque seguro que me montaría una gorda si lo hiciese. Tocaba salir galopando un poco fuerte para que no tuviese tiempo de inventar por ir sólo. 

Salió dando saltos de un lado a otro, asustándose de todo lo que veía, relinchando por estar sólo, tuvimos que galopar un poco más fuerte de lo que quería pero no había otra. A los pocos minutos, pudimos relajar el galope, se dio cuenta de que no era tan grave ir sólo y nos dedicamos a disfrutar. Empecé a notar que el trabajo de la primera sesión fue productivo. Lo tenía recto y cómodo. Pude galopar con un contacto muy muy suave que él respondía a todo. Podía dejarlo galopar que no correría, estaba bien. Llovía mucho. Pero lo disfrutamos. 

Iba todo perfecto, tiempo ideal, velocidad ideal, todo bien. Pero llovía, yo no tenía reloj, llevaba una aplicación en el móvil, algo que no recomiendo para nada, para ir viendo la velocidad media, km, tiempo, etc. Y llovía mucho así que cada vez que sacaba el móvil se mojaba, tenía que fregar el móvil en el pantalón, la huella digital no la leía, en fin, un engorro. Y en una de estas que estaba yo luchando con el móvil a galope, me perdí una indicación y seguí recto. Perdí unos minutos, tuve que volver atrás, y me costó uno de los primeros lugares de clasificación en la prueba, pues íbamos terceros de la primera fase, la chica que estaba en segundo llegó tres minutos antes de tiempo. Por lo que me informaron fue que si no me hubiese perdido hubiésemos quedado segundos.  Así que, aplicación en móvil ni hablar para la próxima vez. 

La aplicación se fue, dejó de funcionar, yo perdí un poco la noción del tiempo, sabía a qué hora debía llegar pero no sabría decir cuántos km me quedaban en todo momento, así que decidí jugar un poco con mi intuición pero no quería pedir un sobre esfuerzo al caballo sólo porque perdí unos minutos por mi culpa. Tuve que encontrar un compromiso. Decidí galopar siempre en el mismo ritmo hasta los últimos 2 km (aproximadamente). Si el caballo estuviese listo para pedirle un poco más al final, lo haría para recuperar lo que pudiese recuperar de tiempo perdido. Si no lo estuviese pues me tendría que aguantar. Esa era la decisión que tomé bajo un montón de lluvia. 

Mi gran alegría fue cuando, al ver que faltaban dos km (me acordaba de la primera fase que dijimos que nos quedaban dos km en un sitio determinado, por suerte porque mi orientación no es de fiar), fue pensarlo…y el caballo parece que lo entendió. Levantó la espalda, y empezó a alargar el galope, gradualmente y yo le dejé. No sabía si era lo correcto, pero lo veía determinado. Vimos caballos a lo lejos y fui pidiendo permiso para adelantar. Adelantamos a dos o tres grupos que habían partido después de nosotros, a un galope potente y equilibrado. Me recordó la época que monté y galopé algunos caballos de carreras. Qué delicia. Y llegamos justo por detrás del caballo que había salido dos minutos después de nosotros…

Disfruté del caballo como una enana y me quiso parecer que él lo estaba disfrutando también puesto que no ablandó hasta que se lo pedí justo antes de la meta. Se puso al paso, me bajé, y lo tenía recuperado con 49 pulsaciones en 5 minutos (entre que aún no fui muy rápida en quitarle las cosas y llegar al veterinario, supongo que serían 3 minutos, pero en fin, todo es experiencia)….Desde luego que no le pedí demasiado. Ni hablar. Ese caballo tiene aún mucho para dar, y me alegro que haya acabado la prueba con esa sensación. Ese era mi objetivo, teniendo en cuenta que no entiendo nada de raid, y es verdad, es mi primero. Pero después de hablar con quien ya ha hecho este tipo de pruebas, entre otros, el propietario del caballo y una gran amiga que conozco desde hace muchos años con quien me identifico en forma de pensar y tratar a los caballos, Silvia Casamitjana, había trazado un objetivo para este caballo: Acabar la prueba dejándolo con ganas de más. Con sensación de esfuerzo hecho y misión cumplida, pero con la sensación de que puede con esto, y con mucho más. 

Misión cumplida para esta prueba. A por la siguiente 😉 

Claro que en la última inspección veterinaria, el caballo ya estaba bastante más relajado y sin tantas ganas de guerra, aún y así relinchó un par de veces cuando vio que su compañero ya estaba en el padock de descanso. 

Jaguar es un caballo del propietario Nuno Carido que es propietario y entrenador de caballos de raid, si no me equivoco está 5 en el ranking nacional Portgués, de Quinta dos Pinheiros en Azeitão. 

Publicamos esto para transmitirte que la base es la misma para todas las disciplinas, nunca había hecho un raid y conocí al caballo un mes antes. Así que si no fue todo como calculado, fue por errores míos. El siguiente y último raid que hice con este caballo, lo ganamos. Esta vez, no me equivoqué tanto. El caballo podía haber recuperado mejor, pero llovía, hacía viento, alguna indicación estaba caída y anduvimos buscando el camino durante unos minutos, uno de los pulsómetros no funcionaba, había mucha gente alrededor del caballo y él se agobia un poco con tanta gente…todo cosas que se pueden trabajar, así que, aunque ganó la prueba, podríamos mejorar muchas cosas en un próximo raid de promoción un poco más largo. 

No es una gran hazaña, es un raid de promoción, pero para poder hacer pruebas mayores se supone que hay que entender al caballo primero para entender precisamente detalles como:

  • Sabe ir con los demás?
  • Sabe estar sólo?
  • Le agobia la gente a su alrededor?
  • Le pone nervioso trotar en el veterinario sabiendo que los demás están lejos?
  • Podemos encontrar la mejor manera de bajarle las pulsaciones? 
  • Si le llamamos la atención haciendo algunos ejercicios de educación de base para que nos atienda (potros, enteros y caballos más histéricos) mientras le mojamos recupera las pulsaciones?
  • Sabe galopar durante mucho rato seguido sin cansarse?
  • A qué aire se encuentra más cómodo?
  • Lo tenemos bien equilibrado en el trabajo de base?
  • Podemos llevarlo con un contacto suave pero mantenerlo equilibrado?
  • Le va bien que vayamos con las riendas totalmente sueltas pensando que le hacemos un favor? Seguro que le hacemos un favor? O podríamos ir con un contacto suave que no moleste que permita que le ayudemos a poner un pie aquí o allí o la grupa para aquí o para allá para enderezarlo y ayudarle a que utilice mejor su cuerpo?
  • Bebe durante la prueba?
  • Come, bebe y hace pis en el rato de descanso?
  • Cuando vuelve a empezar la prueba empieza frío?
  • Le ponemos una manta mientras espera y lo andamos al paso o lo dejamos tranquilo?
  • Cómo reacciona a las subidas, bajadas, al que le pasen otros caballos, el llevar a un compañero a 100 metros delante, o detrás, etc etc etc

Sin entender la base de la comunicación entre jinete y caballo, no podremos mejorar estos pequeños detalles. A lo mejor nos daremos cuenta, pero no sabremos mejorarlos, y nos haremos con otros caballos más fáciles, quizás muchas veces perdiendo joyas de caballos que sólo piden que se les entienda. Y creo que esto no sirve sólo para caballos jóvenes e inexpertos. Estoy casi segura que los grandes jinetes de raid entienden de verdad a sus caballos. No sólo dependen de un buen caballo para esta disciplina. Digo los grandes jinetes, no los grandes binomios vencedores. 

Y esto se aplica a cualquier disciplina. Si no entendemos al caballo, él no nos entiende, le pedimos cosas que no saben hacer sin habérselas enseñado, aunque tengamos éxito alguna vez como jinetes con algunos caballos, nunca durará.  

Si quieres ver una clase on-line gratis sobre los grandes problemas derivados de la falta de comunicación entre caballo y jinete, puedes suscribirte a nuestra lista sobre la comunicación e información sobre cursos on-line y clínics. Todo ello dedicado a que aprendas a educar a tu caballo para que atienda a tus peticiones y al mismo tiempo confíe en tus acciones. 

Aquí tienes el formulário:

 

 

 

 

 

Equierror cargando caballo al remolque

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Hablemos de un error clásico y molesto, además. Lo suelen cometer  personas que, con toda su buena intención, quieren ayudar cuando alguien está cargando un caballo en el remolque y no quiere entrar por el motivo que sea.

¿Cuál es ese error?

HABLAR. Pues sí, hablar: decir cosas, dar opiniones, hablar con el caballo, mover las manos, silbar, hacer ruiditos…

Si nunca has cargado un caballo, no lo entenderás, o puede que al leerme caigas en la cuenta de todas estas cosas. Si ya has cargado alguno y has tenido dificultades, estas recomendaciones te pueden ayudar para que, a la próxima vez, hables con esa gente bienintencionada que te quiere echar una mano y no perder los nervios mientras lo haces.

Analicemos la situación

Los caballos respiran energía, son energía, viven de ella y se comunican mediante ella. Cualquier palabra dicha por alguien que en ese momento está sintiendo pena, miedo, rabia, frustración, prisa, confusión o inseguridad, estará cargada de todas esas emociones por mucho que intentemos disimularlo. Cuando hay que cargar a un caballo y si éste pone alguna pega, automáticamente despierta en los asistentes, emociones que normalmente no son nada positivas.

Esto sería (si el caballo pensase) lo que esa energía transmite al caballo: «Aquí no me meto porque si tú, que tanto dices que mandas y que eres mi líder, me transmites algo que me pone más nervioso, yo no me meto seguro. Estoy listo para salir corriendo o atacar a esa rampa

Para ti que estás cargando y ya tienes un montón de experiencia:

Recuerda sólo respirar profundamente, tomártelo como si tuvieras todo el tiempo del mundo y limitarte a disipar tensiones, esperar que el caballo relaje un poco para pedir más, si se bloquea demasiado acuérdate de mantenerlo en movimiento, si hace falta ponerlo a trabajar un poco delante del remolque para dejar que descanse encima de la rampa o del remolque (dependiendo de la fase de cargar en que estés trabajando) y estar seguro de que todo irá bien.

Tú sientes el tipo de energía que transmiten los que están a tu alrededor y deberás pedir su ayuda o su alejamiento según lo que sientas. Tú eres el que sabe, y si te equivocas con el caballo, haz las cosas de forma quecreas que es correcta, no te dejes llevar por la situación y mucho menos por la opinión de “alguien que ha leído que”.

Para ti que estás ayudando con toda tu buena intención:

No hables y haz lo que te diga el que está cargando. Eso sí, si te pide que le pegues, da media vuelta y te marchas. (Atención porque apretar o incomodar con una fusta por detrás no es pegar. Es incomodar. Y sólo se puede incomodar sabiendo que dejaremos de incomodar cuando el caballo reaccione de forma positiva. Igualmente, si no sabes hacerlo mejor no lo hagas, pero dejemos claro que tener una fusta en la mano no es pegar a un caballo.) Pero si te dice que no te pongas al lado del remolque, le preguntas dónde quiere que te pongas sin dar opiniones. Respiras profundamente y te pones donde te diga a una distancia prudente. Si te piden para que no hagas nada, apártate sin tomártelo a mal.

Hay muchas personas de caballos que están conectados a su caballo y saben perfectamente sentir cuándo la energía o el «timing» (momento adecuado de actuar) de las personas que están intentando ayudar no son los adecuados para echar una mano. Lo más probable es que no te sepan explicar por qué, pero prefieren que no estés cerca. No pasa nada. Sólo di que si necesitan algo que te llamen. Así les ayudarás de verdad. 

Algunos motivos que dan origen a este problema

El principal es que al caballo no se le suele dar tiempo para procesar lo que está haciendo. Existe la creencia de que un caballo tiene que tener miedo para andar. Ese es uno de los mayores mitos que existen en la equitación. Y el que provoca el 50% de los problemas de comportamiento en caballos. (El otro 50% es darle siempre muchos besitos, azucarillos, zanahorias y dejar que haga lo que quiera siempre porque es un caballito, no queremos “abusar» de él).

Cuando un caballo que ya ha cargado alguna vez, pero no lo tiene confirmado, se para delante de un remolque es la primera señal que nos da de que nos dará problemas en un tiempo cercano. No es que nos esté tomando el pelo, es que se queda bloqueado o está probando nuestra reacción. Si está probando nuestra reacción y cuando reaccionamos le damos un palo o un fustazo para que acabe de entrar, quizás entrará, pero es poco probable que tengamos el problema solucionado por mucho tiempo. Eso si había un real problema, porque si no lo había habremos creado uno. Y corregir a un caballo bloqueado que se espera un fustazo, un grito o un palo, cuesta muchísimo más que enseñarle a entrar correctamente y a procesar lo que hace en cada momento. 

Puedes ver lo que hacemos en los cursos, dos días hablando sobre estos temas, solucionando cosas, corrigiendo asiento y dedicándonos a la comunicación con nuestros caballos puede abrir muchísimas puertas para tu equitación 😉 Ahí te espero con ganas de ayudar y colaborar!!