Redondeando dorso durante el calentamiento

This entry is part 11 of 40 in the series Misión re-posicionamiento a caballo

En un deporte donde existan varias disciplinas encontramos que todas tienen un tronco común, es decir, la base es la misma: en la equitación pasa lo mismo, y hablamos de ella como doma base y se trata de una fase del aprendizaje por la que todos los caballos deberían pasar. En esta fase es donde conseguimos tener a los caballo estable emocionalmente, gracias al trabajo de inicio (o muchas veces de re-entrenamiento) pie a tierra y montado. Una vez estable emocionalmente, es importante establecer la base física para las diferentes disciplinas que vamos a practicar. Sobre la parte emocional del caballo puedes descargarte aquí el libro.

En este artículo me voy a centrar en el calentamiento de un caballo donde le enseñamos y practicamos los principios para establecer estas bases físicas. El calentamiento de cada caballo depende de muchos factores y hay que adaptarlo a cada caballo. Depende de su carácter, de su conformación física y del tipo de monta a la que esté acostumbrado (si no es un potro).

¿Qué tipo de calentamiento le tengo que hacer a mi caballo?

Es una pregunta que me hacen con mucha frecuencia y después de hablar llegamos a la conclusión de que con unos hay que empezar calentando en subidas y bajadas. Con otros hay que calentarlos a un galope o trote cochinero. O hacer serpentinas y cambios de mano. En algunos el paso atrás es imprescindible para que encuentren su equilibrio natural y también tenemos los que necesitan trotar y galopar con las riendas sueltas a su ritmo y a su aire. Pero lo que TODOS tienen en común es:

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«Llevarse sólo» significa que el caballo va en su equilibrio natural a los tres aires con nosotros encima. Esto significa que podemos tranquilamente andar al paso, trote o galope sin ningún tipo de tensión en las riendas,  que el caballo no se arrancará corriendo y precipitado y no se caerá tropezando por llevar demasiado peso sobre las manos.

Los caballos que son “cuesta arriba” (tienen la cruz más alta que la grupa y la línea del dorso se dirige hacia arriba) suelen tener un excelente equilibrio natural, y si lo han perdido debido a una monta poco eficaz, es relativamente fácil incentivar al caballo a que lo recupere y lo mantenga.

A los caballos que no son cuesta arriba, hay que darles tiempo para  que encuentren o re-encuentren su equilibrio natural olvidando por algún tiempo esa imagen de caballo de gran premio que tenemos en nuestra cabeza y queremos que todos los caballos tengan. Hay que darle tiempo al caballo para practicar trabajar en su equilibrio natural con nosotros encima, para que luego nos sea muchísimo más fácil hacer peticiones y mejorar su equilibrio sin estar constantemente interviniendo (equivocadamente) con la mano intentando que “levante de delante”.

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Como lo considero la primera fase del calentamiento y muchos caballos están muy lejos de conseguirlo, esta fase puede alargarse un tiempo hasta lograr hacer de ello una costumbre. Una vez la tengan, se puede pasar a hacer un calentamiento decente antes de una sesión de trabajo. Hasta que lo consigamos debería ser éste nuestro único objetivo, puesto que, más hacia delante, cuando el caballo empiece a sostenerse mejor con los posteriores y el nivel vaya aumentando, le costará mucho menos reunirse y mantenerse sólo (con un contacto suave con nuestra mano) estando reunido.

Una vez el caballo encuentra su equilibrio natural, empezará a fluir el movimiento dentro del mismo.  Sentiremos que fluye porque empieza a dar un contacto ligero en la mano que debemos aceptar. La mano tiene que estar lista para aceptar ese contacto y para ello nuestra buena posición es crucial (Al final de este post podrás ver una serie de enlaces hacia post que hablan sobre la posición). Ese movimiento hay que  gestionarlo de forma que el caballo aprenda a ir sobre una rienda u otra aceptando la mano como un medio de comunicación con él. Una vez acepta el contacto, podemos tranquilamente empezar a poner límites con nuestras ayudas manejando la longitud de su cuello y la posición de los pies y espalda del caballo. Esa gestión hará que cuando pierda el equilibrio y pese en la mano, vuelva a encontrarlo en poco tiempo.

Empezamos a gestionar la longitud del cuello mientras mantiene el equilibrio natural :

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-Atención-Hablo de la mano porque parece que hay un cierto «tabú» en hablar de ella. La mano no hace daño si el resto funciona bien. La mano es sólo un complemento al resto de las ayudas que damos (si montamos en una posición adecuada) para que el caballo se ponga a trabajar en equilibrio. Si no tenemos claro cuál es el equilibrio del caballo y no tenemos claro qué tipo de trabajo debemos hacer, nuestra mano (al igual que el resto de las ayudas mal aplicadas) es la responsable de la pérdida del equilibrio natural del caballo cuando está mal utilizada.

Una vez logramos gestionar la longitud del cuello sobre el equilibrio natural del caballo podemos empezar a invitar al caballo a una posición estirada del cuello manteniendo los pies funcionando y debajo de la masa (dentro de su equilibrio natural), al principio muchas veces les resulta incómoda esta posición por la tensión acumulada en el dorso debido a un mal trabajo. Aquí es donde muchas veces el caballo empieza a sentir cosas que no está acostumbrado a sentir y una de ellas es una liberación de tensión del dorso que puede tener como resultado un “bote”, una “alegría” o un repentino “tirar de nuestra mano”.

¿Lo mejor en este caso? Seguir con el trabajo y no preocuparnos de ello. Mantenerle en acción, dejar que venga arriba y hacer algún trabajo lateral o círculos si lo necesita,  para luego volver a sentir de nuevo esa liberación de tensión. Cuando la ha sentido varias veces durante el trabajo, empezará a sentirse cómodo en esa posición. No se me ocurre una posición más cómoda para el caballo que galopar o trotar (principalmente galopar) con los abdominales contraídos pero relajados, subiendo el dorso y dejando pasar el movimiento hacia delante estirando el cuello mientras lleva nuestro peso encima.

Debemos ayudar al caballo a sentirse cómodo en esta posición de trabajo:

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Una vez sepa que esa posición es cómoda para él, debemos acostumbrarle a reaccionar a nuestras ayudas para que vaya a esa posición cuando se lo pidamos.

 Si logramos esto, tendremos una buena base para calentar a nuestros caballos todos los días. Considero que la forma física y la evolución del caballo está directamente relacionada con los momentos de relax que le damos durante el trabajo, la comodidad y soltura en la que el caballo sigue galopando o trotando una vez aprende a buscar el suelo (sin volcarse ni sacar los pies por detrás o por los lados y sin levantar la grupa). Conseguimos así una herramienta fabulosa para darle momentos de reposo entre ejercicios más extenuantes sin tener siempre que recurrir al paso/riendas largas.

Cuando el jinete sabe cómo trabajar esta actitud en el caballo durante el calentamiento y durante el trabajo dentro de la disciplina que practica, puede beneficiarse del momento de relax para estirarse, respirar y recuperar pulsaciones contribuyendo también a su forma física como jinete y, además, confieso que lograr que un caballo responda a nuestras ayudas, se relaje y se estire en equilibrio sin volcarse sobre sus espaldas, es para el jinete una sensación altamente gratificante:

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Si quieres ayudarme a organizar algún clínic por tu zona, ponte en contacto con nosotros rellenando el siguiente formulario.  Estaré encantada de hablar contigo 🙂

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Pincha en los siguientes enlaces y  aprenderás «cositas» de algunos clínics dedicados a la posición que ya hemos hecho 🙂

El Cerrillo  (Madrid):

Cinco minutos antes y cinco minutos después de empezar la clase

Los que quieren aprender lo que yo sé son mis mejores profesores

La Bruguera (Gerona)

Diferencias entre cuello estirado volcado sobre las espaldas y en equilibrio

El método aplicado a diferentes niveles

Mas Paguina (Gerona)

Me alegro de haber dejado mi granito de arena sobre una base que se ya está siendo construida 🙂

Los que quieren aprender lo que yo sé son mis mejores profesores II

Las imágenes valen más que mil palabras pero en este caso…

 

 

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