No cometas este Equi-error con un caballo claustrofóbico

Minientrada

This entry is part 31 of 30 in the series ¡Ayuda!

El caballo es un animal claustrofóbico por naturaleza, los sitios cerrados le recuerdan las cuevas de los leones, lugar en el que nunca jamás se metería en estado salvaje.

La domesticación del caballo ha sido muy reciente en comparación con el tiempo que este animal lleva en el planeta, así que sus instintos “primitivos” siguen bastante activos. En algunos más que en otros, pero nos encontramos frecuentemente con caballos que tienen dificultad en aceptar la entrada en una ducha, en un box, entradas en camiones y remolques, etc. El hecho de que lo acorralemos para agarrarlo cuando el potro está cerril, agrava la situación aún más, aunque muchas veces sea la única opción a corto plazo.

Es importante tener esto en cuenta porque solemos cometer el error de, después de lograr ponerle la cabezada a un caballo (a veces un poco a la fuerza y sin contar con los niveles de estrés que le provocamos), pensamos que ya hemos logrado lo más importante y a partir de ahí ya podemos llevarlo del ramal y quizás subirlo al remolque sin preparar el terreno ni preparar al caballo psicológicamente para estar encerrado entre dos “muros”.

Algunos, acaban por ceder rápido la primera vez y subir pareciendo que no les importa demasiado, pero hay también caballos que no son tan explosivos, “sufren por dentro” y puede que en algún momento salga ese estrés contenido de otra forma, como, por ejemplo, no querer bajar del remolque, clavarse en el suelo y no dar un paso, ni hacia atrás ni hacia delante o defenderse hacia arriba en un momento dado.

Muchos no son claustrofóbicos y no dan ningún problema, y estos son los que nos engañan cuando trabajamos con otros caballos pues pensamos que todos son así 😊 Y nos encontramos de pronto con una realidad bien distinta y sin saber qué hacer en esos casos.

Esta imagen pertenece a uno de los vídeos que forman parte del curso on-line de educación del ramal, estamos trabajando a Trasto, un caballo muy claustrofóbico, y lo estamos preparando para estar tranquilo en sitios estrechos. 

Y cómo lo hacemos…

Hay que hacer un trabajo de base, seguimos con ejercicios básicos que hacen que el caballo no sólo confíe en nosotros, sino que también respete nuestras ayudas sin tener reacciones explosivas, y así empezamos a preparar el terreno para nuevas situaciones, una de ellas es precisamente el estar entre la presión que les supone estar junto a una valla y la presión de no poder pisarnos a nosotros.

Todo un reto

Hay caballos que sufren cuando se les acerca una persona para montarse, o cuando hay una persona de un lado y otra persona que se acerca por el otro lado, para estos, también es muy eficaz este tipo de trabajo. Así les ponemos retos que deben superar.

Este trabajo tiene un paso a paso y hay que “jugar” con ponerles la presión suficiente que puedan soportar y procesar en su mente, y relajar en el momento en que ellos dan señal de relajarse, aunque sea un milímetro. Hay que corregir lo justo cuando se bloquean o quieren darse la vuelta. Es fácil, pero no simple 😉 ¿un contrasentido? No.

¿Quieres participar en el curso online sobre la Educación del Ramal? Pincha en la imagen para ver toda la información:

Trabajando al caballo por el campo: El paso atrás

Minientrada

This entry is part 8 of 7 in the series Equitacion fuera de pistas

Mientras vamos por el campo no siempre encontramos que el suelo esté en condiciones para trabajar al trote y al galope. Yo solía tener una yegua que era anti-pista. Llegaba a la pista y era tremendo para ponerla a trabajar. Era grande y vaga, no saltaba mal, pero era larga y necesitaba trabajar para que no fuese dura en las vueltas y las llegadas, las salidas, las combinaciones, etc. En su momento era joven, ahora tendrá 17 años y disfruta de lo que le gusta hacer, pasear, pero por entonces tenía que trabajar para su educación, tanto física como psicológica. 

En el campo trabajaba bien, alegre y atenta a todo, trotaba muy bien y estaba atenta a las ayudas. En la pista era un castigo ponerla a trabajar, especialmente si antes no se daba su trotada y su calentamiento por el campo. 

No tardé mucho en adoptar el sistema de educación Fuera de pistas que fui desarrollando a partir de entonces. En la pista sólo entraba para galopar un poco antes del trabajo de salto y/o recorrido. Llegó un punto de mi vida en que la yegua cambió de dueño. Cuando llegó a su destino, nunca había hecho una espalda adentro en la pista o un cambio de pie (a no ser saltando), ni una cesión a la pierna…Pero resulta que la trabajaban en la pista y hacía de todo (sin ser cambios de pie al tranco ni series de cambios que eso no se lo enseñé). Eso sí, se quejaban de que era un poco bastante  vagota 🙂

Todo lo que sabía la yegua lo aprendió por el campo, nuestra rutina de trabajo incluía el campo y así la mantenía feliz, trabajada, educada y flexible. Y cuando digo campo no digo sólo pasear, digo montes, subidas y bajadas, sesiones de trote seguidas, sesiones de galope, andar por arenales, cesiones de lado a lado del camino, espaldas adentro alrededor de los pequeños pinos mansos o arbustos, paso atrás en varios terrenos, en subida, en bajada, etc.

Desde esa yegua, he tenido varios casos así y no hay caballo que esté conmigo que trabaje todos los días en la pista. Ni hablar.  No me gusta tener que forzar a los caballos a hacer el trabajo en pista, y con lo que me gusta trabajar a los caballos en el plano y mejorar su rectitud, su equilibrio y flexibilidad (me gusta no, me pierde 🙂 ), odio tener que pelearme para que se muevan en pista. No es necesario porque por el campo lo hacen a gusto y sin darse cuenta y así, cuando llegan a la pista, hay muchos ejercicios que ya los saben hacer y se hacen de forma más natural. En la pista luego es todo muchísimo más fácil y trabajan mucho más a gusto porque sienten que saben hacerlo naturalmente y no como una obligación. Y…curiosamente…saltan muchísimo mejor, los aires paso, trote y galope mejoran sin tener que sentir que estamos forzando constantemente para «sacarle más las manos», «meter más los pies» y «sentarlos cada vez más para que ese piaffé salga más y mejor». 

Dejo aquí un ejercicio que suelo hacer mucho con caballos que tienden a volcarse sobre las espaldas y caballos que suelen tener alguna dificultad en poner los pies de forma fluida debajo de la masa. Sobre todo en sitios donde no es posible trotar ni galopar porque el suelo no es adecuado, suelo hacer varias repeticiones conforme el carácter de cada caballo. Mejor poco y bien, que mucho y mal, desde luego. 

Lo más importante en este ejercicio es intentar que el caballo vaya lo más recto posible y esencial: una vez ha dado uno o dos pasos y haya levantado realmente su peso de las espaldas, andar hacia delante a un paso fuerte recolocando su espalda hacia el medio para que no pese más sobre una espalda que sobre la otra (se consigue abriendo una u otra rienda, pero de eso se puede hablar en otro post si te parece un tema de interés). Aunque se vuelque de nuevo y haya que empezar de nuevo. Esto genera por lo menos uno o dos pasos de buena proyección hacia delante. Pocos pero buenos pasos que quedan en la memoria tanto física como psicológica del caballo.

 

Si quieres recibir información sobre los próximos cursos, ya sean presenciales como on-line suscribe al blog si no lo has hecho ya, recibirás una guía de normas esenciales de educación equina :):

 



 
 
 
 

¡Ayuda!¿Cuándo podemos dejar que el caballo haga un poco lo que quiera?

Minientrada

This entry is part 27 of 30 in the series ¡Ayuda!

La Confianza del caballo versus Abuso…

Podemos dejar que haga siempre lo que quiera para que sea un caballo “feliz”, para ello le podemos dejar suelto en el campo y no interactuar con ellos.

Pero si no es ese el caso, si queremos interactuar con ellos, cuidarlos y protegerlos, no podemos dejar que hagan siempre lo que quieran. Sí se les puede dejar hacer cosas, pero dentro de unos límites que tenemos que establecer nosotros y nadie más.

Cuando conocemos a una persona y le damos libre acceso a hacer un poco lo que quiera en nuestra relación con ellos, sin poner ningún tipo de límites, pueden pasar dos cosas:

  • Que la persona sea educada y sabe donde están los límites de los demás y tiene en cuenta nuestro espacio personal. Aquí estaremos hablando de una educación general.
  • Que no tenga en cuenta los límites de los demás y empiece a ganar terreno. Y creo que todos sabemos por donde estoy yendo. No hace falta poner ejemplos. Esa persona, si no se le ponen límites, acaba por quitarnos todo lo que tenemos si le dejamos.

En ambos casos, nosotros estamos actuando de forma equivocada.

  • En el primer caso, por mucha educación que tenga la otra persona, no nos conoce. Y la única forma de conocernos es que de vez en cuando le dejemos entender lo que sí y lo que no nos gusta que haga cuando estamos juntos. Nadie es adivino y nadie ha nacido para complacer a otra persona, por mucha educación que se tenga. La relación puede ir a peor sólo porque uno no comunica lo suficiente sobre lo que sí y lo que no permite. Y puede haber malentendidos constantes por culpa de ello. Sintamos la diferencia entre: “Si si, estás en tu casa, soy tu amigo, haz lo que quieras.” O, “Sí si, estás en tu casa, soy tu amigo, pero esto no me gusta, y esto prefiero que no lo toques, etc”.
  • En el segundo caso, estamos lidiando con una persona que además de no haber aprendido los límites, está acostumbrado a conseguir lo que quiere de personas que no ponen límites. No hay confianza. Hay abuso. Y si no le paramos los pies a tiempo podemos estar metidos en un problema grande. Es mejor no hacer cosas serias con estas personas o si lo hacemos, ponerlas en orden a la mínima que veamos que están ganando terreno. (Por experiencia, cuando se ponen en orden, se apartan y se van a intentar ganar terreno con otras personas.)

Volvamos a los caballos, que aunque sigo siendo alumna en la equitación,  de las personas tengo aún mucho más que aprender 😊

Un caballo al que tenemos educado que sabe lo que sí y lo que no puede hacer en términos generales, no tendrá ningún problema si le dejamos que coma aquí o allá en un paseo relajado. O le damos comida de la mano. O dejamos que se mueva un poco cuando nos subimos de vez en cuando, o dejamos que se tumbe cuando no toca, etc. Siempre y cuando, se le recuerden las normas de convivencia cuando sea necesario. Generalmente con un gesto sutil ya han entendido que por allí pueden o no pueden ir.

¿Por qué?

Porque estos caballos saben perfectamente que a la mínima que se les llama la atención para seguir trabajando o atendiendo,  lo harán sin poner más problemas. Son los caballos con educación. Y de vez en cuando hay que recordar: “Sí sí, soy tu amigo, pero espera, esto no te lo permito.” Generalmente son caballos seguros de sí mismos, no sufren de ansiedad, son atentos y de espíritu relajado.

Los caballos que no han aprendido límites no son caballos con confianza en sí mismos cuando están entre humanos. Les dejamos hacer un poco lo que quieren y al ratito ya no aceptan que les llamemos la atención, hay que “tirar constantemente de ellos” para que nos atiendan, nunca están de acuerdo con una orden firme y a la mínima que nos despistamos nos han ganado terreno y nos tenemos que poner más firmes y serios. Suelen ser caballos inseguros, atentos a todo menos a nosotros, suelen tener querencia y tienen tendencia a resistirse a las peticiones. Estos caballos muchas veces también son causadores de problemas cuando vamos en grupo con otros caballos y cuando están sueltos con otros pueden ser los problemáticos del grupo.

Espero que esto ayude a reflexionar un poco sobre lo que hacemos con nuestros caballos.

Si aún no te has descargado la Guía con 15 Normas Esenciales de Educación Equina, puedes hacerlo en el siguiente formulario. Después de la guía recibirás una serie de Clases-correos especialmente para ti que eres de los nuestros, que te equivocas a caballo y quieres aprender más. Te ayudarán a mejorar la comunicación con tu caballo en el día a día practiques la disciplina que practiques:

 

¿Cuando y cómo empieza la «doma» de un potro?

Minientrada

This entry is part 5 of 6 in the series Gestión del espacio entre el caballo y nosotros

Es muy frecuente recibir este tipo de preguntas, ya que se suele entender como «doma» el hecho de empezar a montar al caballo. Y, además, también existe la idea de que, con un potro, todo empieza a los 3 años.

Quiero adaptar este post a la realidad que tenemos y no a lo que debería de ser, porque en realidad, antes de los tres años hay mucho tiempo para dar a un potro la educación de base que necesita, que debería empezar al nacer, cuando aún es pequeño y de relativo fácil manejo, algo que nos facilita mucho la enseñanza de las normas de la relación humano-caballo. Claro que el tiempo invertido no es el mismo que cuando tiene 3 años, trabajar 20 minutos a un potro de unos días sería una tontería, pero unos minutitos cada varios días para empezar a enseñarle cosas como:

  • el control sobre su grupa, su espalda, cuello y cabeza,
  • la presión-relajación,
  • las consecuencias de una respuesta negativa
  • las consecuencias de una respuesta positiva por su parte (siempre adaptado a la edad y sensibilidad del animal)
  • el respeto por el espacio y que aprenda a atendernos a nosotros en lugar de estar pendiente de todo lo que le rodea en todo momento que estemos junto a él (adaptado a la edad también)

Este trabajo hará que a los tres años todo esté claro y montarlo sea mucho más fácil, y que el tamaño que tenga a esa edad ya no sea un obstáculo para nuestra integridad física.

This image has an empty alt attribute; its file name is ABC5442_800.jpg

La realidad de la mayoría es que no hay ese tiempo o estructura de negocio para dedicar unos minutos todos los días al recién nacido (sobre todo si han nacido varios), y a los tres años como mucho saben ramalear. Es por eso por lo que cuando se venden, se les lleva con un serretón para que no sean tan “brutos” de trato. Estas cosas son fáciles de solucionar, aunque para muchos es un trabajo desconocido y para otros es innecesario “porque se ha hecho así toda la vida”. Una pena porque este trabajo da resultados a largo plazo.

Voy a intentar simplificar las cosas e intentar reducirlo en pocas palabras:

  • Cualquier caballo debe atendernos en todo momento mientras estemos compartiendo el espacio con él. Si no, corremos peligro.
  • NO es diferente con un potro.
  • Esta es la base de la educación para poderlo montar después minimizando los riesgos inherentes a este deporte.

El trabajo de educación bien hecho funciona y quienes han visto mi trabajo con los potros o reeducando caballos lo pueden confirmar:

  • Dejan de morder
  • Dejan de atropellar
  • Dejan de asustarse de todo con reacciones imprevisibles cuando sabemos tener su atención constante
  • Se relajan y disipan tensiones negativas emocionales en momentos de conflicto.

Es precisamente por esta razón que suelo empezar los cursos con el trabajo de un caballo en libertad y si el caballo está con exceso de energía mejor (mejor para la demostración porque cuando están fuertes de energía harán lo posible para demostrarme la fuerza que tienen e impresionarme con ella), para demostrar realmente que lo que hago funciona. Logro su atención constante sin ponerle un dedo encima. Y esto es una prueba de que comunicando bien el lenguaje no verbal con los caballos las cosas funcionan.

Los caballos que dan más problemas son aquellos caballos enteros a los que no se les ha educado desde muy pequeños y están, de alguna forma, frustrados con su situación. Es decir, no salen lo suficiente, comen más de lo que trabajan, no tienen las normas de educación claras con el ser humano, no cubren, etc. Esta frustración puede acabar en muchos comportamientos, agresión, ganas de cubrir todo lo que se encuentra, relinchos histéricos a toda hora, agresividad con otros caballos, imprevisibilidad cuando se acercan otros caballos o se trabaja entre otros, etc. Reeducar este tipo de caballos es bastante más difícil. No es imposible, pero es muy difícil captar su atención de una forma positiva debido a su frustración y exceso de energía que no siempre eliminamos trabajando. En este caso más vale castrarlos cuanto antes y seguir con la educación de base antes de montarlos.

¿Por qué digo reeducar si todavía no le hemos domado?

Digo reeducar porque muchos potros a los tres años, cuando supuestamente se les empieza a «domar» como lo entienden muchos, ya no se les doma, se les reeduca. Porque si han tenido contacto con el humano antes de los tres años y no se les ha establecido las normas mediante el respeto y confianza que se merecen ya están condicionados a tener ciertos comportamientos con el ser humano que no tendrían con su madre o los animales adultos de la manada si estuviera en libertad por decirlo de una manera. Algunos ya se han llevado sus «palos» del ser humano y otros simplemente nos tratan como si fuéramos otro potro de la manada con quien juega y mide fuerzas para mostrarle lo que vale.

Espero que haya quedado un poco más claro el concepto de «domar potros» para quienes tengan dudas sobre ello. Es importante también mencionar que no todo el mundo es capaz de educar potros y si lo que se desea es disfrutar de la equitación unas veces por semana, no recomiendo comprar/adoptar un potro ni un caballo inestable debido a malos tratos o abandono, ya que requerirá de un trabajo adicional que no siempre se le puede proporcionar. Y si lo hacemos, hay que asegurarse de contar con el apoyo de alguien que tenga experiencia y sepa cómo tratar la situación en cada momento, de otro modo es sólo cuestión de tiempo que nos hagamos daño.

Si ya has empezado a ramalear el potro, o quieres re-educar a algún caballo a que te atienda y respete del ramal, te recomiendo este curso online que puedes hacer a cualquier hora y a tu ritmo:

(Si no has hecho el curso Cómo utilizar el LENGUAJE EQUINO en el día a día, recomiendo que lo hagas antes, no es obligatorio pero te aclarará muchas dudas que puedas estar teniendo si tienes un potro o caballo falto de educación). Si ya lo has hecho, entra en la última clase para obtener el código de descuento para el curso de la imagen 😉

PIncha en la imagen para ver la información del curso

Si no tienes la Guía de Normas Esenciales de Educación Equina que regalamos cuando te suscribes, pincha aquí.