Creemos que tenemos una relación especial con nuestros caballos cuando en verdad…

Minientrada

This entry is part 29 of 30 in the series ¡Ayuda!

Es lo que nos gustaría…

A veces escuchar la verdad puede salvar vidas…

Lo sé, todos queremos una relación especial con nuestros caballos y porque vengan cuando les llamemos o nos sigan un poco por todos lados… No significa que tengamos una relación especial. Nos conocen, y nos aceptan hasta cierto punto, pero no quiere decir que hayamos establecido un liderazgo, una jerarquía, una forma de compromiso de «yo te pido, tu buscas la respuesta, yo corrijo o espero si no la encuentras, tu sigues buscando mientras te doy las indicaciones para que las encuentres, yo cedo y relajo cuando la has encontrado» y así vamos repitiendo, exigiendo más de forma gradual, creciendo hacia una relación de respeto, confianza y trabajo en equipo.

Esto tiene que ocurrir a todos los niveles y para ello, debemos saber leer la energía de nuestro caballo en todo momento, adaptar la nuestra, poner la intención o no ponerla en el momento justo, utilizando nuestro lenguaje corporal en la medida adecuada ajustada casi al milímetro.

TODOS los caballos funcionan de esta forma pero los de carácter más difícil y fino, si no nos adaptamos a su forma de ser y apuramos realmente nuestras capacidades, no saldrá nada bueno del trabajo y nos frustraremos porque aunque vengan cuando les llamemos, sabemos en el fondo, que no tenemos aquella relación que nos gustaría tener. Y la culpa… Nunca será de ellos.

Cuando durante un clínic con caballos trabajo 3 días con un potro de carácter fino y al tercer día ya le tengo la montura, le cuelgo una bolsa en los estribos y le cuelgo mi peso con toda confianza, no quiere decir que cualquiera se puede acercar y hacer lo mismo y no quiere decir que el potro sea de plena confianza. Quiere decir que bien hecho es posible. Nunca nos engañemos porque pondremos nuestra vida en peligro.

Por mucho que cuando otra persona que le conoce desde hace más tiempo que yo, le llame por su nombre, el potro atienda, reconozca su voz o su presencia y le de de comer todos los días.

No funciona así. Es muy fácil pensar que con esa facilidad con la que el potro se ha entregado, su carácter es otro del que es y olvidarnos de que con la energía equivocada podría saltar en cualquier momento.

Es muy fácil no reconocer lo siguiente:

  • Todas las señales interpretadas a tiempo
  • Correcciones sutiles con lenguaje corporal
  • Pausas activas hechas en momentos oportunos para evitar subidas de tensión en el caballo
  • Respeto por su espacio en momentos determinados
  • Pedidos de respeto por parte de quien trabaja con el caballo, sutiles pero eficaces
  • Pedidos de atención constante sutiles o no tanto
  • Adaptación de la energía de quien está trabajando con el caballo a la suya conforme aumenta o disminuye la tensión de las peticiones, cada vez más exigentes….

Todo esto forma parte de la construcción de una buena relación con nuestros caballos, ya sean de carácter fino como fácil y es aquí cuando se marca la diferencia entre tener una media relación de hace años y una relación completa y productiva en media hora, en un día, o en tres.

Lo que ocurre es que cuando son relativamente fáciles, nos saltamos muchos pasos y conceptos y ellos lo aceptan aunque te aseguro que una vez se aplican todos estos conceptos, la relación con cualquier caballo se vuelve otra, es otro mundo, también con caballos más facilones y dóciles. Cuando tienen un instinto un poco más apurado, son un poco más sensibles, tienen determinadas condicione físicas, han vivido en determinadas circunstancias o simplemente son más exigentes de trato, estos conceptos son fundamentales entenderlos y saber aplicarlos para no ponernos en peligro.

A veces duele, duele cuando otra persona en media hora se hace más con nuestro caballo que nosotros en mucho tiempo de tenerlo. Lo sé, a mi también me ha pasado así que me he tenido que aguantar muchas veces. Es la realidad. Y cuanto antes la aceptemos, antes estaremos dispuestos a aprender algo nuevo.

Si quieres saber como se construye una relación verdadera con tu caballo y aprender todos los conceptos de los que hemos hablado antes, apúntate al curso «Cómo utilizar el LENGUAJE EQUINO en el día a día» y entenderás qué camino debes seguir con tu caballo para lograrlo.

En nada, hablaremos de lo tercos que podemos ser a veces como jinetes por mucho que llevemos años en esto. 😏

No te lo pierdas, si estás suscrito al blog, añade nuestro contacto a tu lista de contactos y rescata los correos de la caja de promociones y esas cosas que hacen que te pierdas nuestra información.

Comenta lo que te parezca, si tienes preguntas, dispara!

Por si no tienes tiempo de leer, te dejamos aquí el podcast de esta publicación:

Simplificando Equierrores 1,2,3 Cuando el caballo está nervioso en la ducha

Minientrada

This entry is part 4 of 4 in the series caballo nervioso en la ducha

Empiezo por simplificar el Equierror3 que acabará por simplificar los otros dos errores también. 

El Equierror 3 de este tema era que solemos pensar demasiado y enfocamos mal nuestros pensamientos.

Enfocamos en lo que no podemos controlar que es «cómo invento una ayuda especial para no piafar en la ducha, otra para que no rasque, y otra para que no relinche, y otra para que no se de la vuelta y me empotre contra la pared con la grupa y otra para……»

Pffff me canso yo sólo de pensar en una ayuda para cada cosa!! Muy complicado. 

Otros pensamientos que hemos visto en el post anterior sólo complican las cosas.

¿Por qué no elegimos un lugar, un sitio específico para que el caballo se ponga y cada vez que haga algo que no sea estarse quieto lo ponemos de nuevo en ese sitio, hasta que encuentre la respuesta obvia, que es quedarse quieto y tranquilo?

¿¿¿No te parece más fácil pensar así???? 

Da igual que piafe, que hacer el pino, relinche, mordisquee, se quiera dar la vuelta, haga la voltereta…. la solución será siempre la misma y nuestra respuesta a sus acciones siempre igual: volver a su sitio. 

Resuelto el problema.

¿O quizás no?

Puede ocurrir que lo pruebes y  que cada vez que le digas que vaya a su sitio, vuelva una y otra vez a lo mismo (le llamo efecto yo-yo) Como consecuencia,  puedes quedarte con la sensación de que no lograrás los resultados esperados, te rindas y el caballo siga haciendo igualmente lo que le da la gana. 

Sí, porque ya lo he visto una y otra vez. Y es lo que suele ocurrir cuando no nos hemos tomado el tiempo necesario para aprender una serie de conceptos primero.

En los cursos presenciales acabo por utilizar el tiempo que puedo estar contigo resolviendo cosas que no se pueden solucionar a distancia para explicarte todos estos conceptos fundamentales, de ahí que ahora, puedas estudiarlos a tu ritmo y a distancia.

Si te tomas el tiempo y haces una pequeña inversión (pequeña si, comparado con todo lo que te puedes gastar en cosas insignificantes para tu caballo), y entiendes de una vez por todas una serie de conceptos básicos sobre la comunicación entre caballos y la comunicación entre caballo y jinete, te llevarás contigo para el resto de tu vida un paso a paso para enseñarle cualquier concepto a tu caballo. Sólo cambiarán las ayudas pero el paso a paso será siempre el mismo. 

Porque si sabes cómo pedirle o explicarle cosas a tu caballo…..¡tachááááááááááááán!

  • Ya no te pondrás nervioso (Equierror1 resuelto) cuando tu caballo se ponga «estresadito» porque sabrás exactamente el por qué ocurre,
  • Sabrás explicarle cómo debe hacer las cosas mediante un paso a paso (Equierror2 resuelto) y encima,
  • No tendrás tiempo de pensar. Actuarás y ya. (Equierror3 resuelto)

¡ ¡TOMA!!  BUM!!! Los tres errores solucionados para siempre con prácticamente cualquier caballo mediante una inversión que puede ser igual o inferior al precio de un pantalón medio decente de montar a caballo. 

¿Quieres más? Contacta conmigo, explícame qué dudas tienes sobre el tema «Caballo que no se está quieto» (puede ser en la ducha o en otro sitio).

Antes, si quieres, puedes ir a ver la información en la página del curso online Cómo utilizar el LENGUAJE EQUINO en el día a día, lee bien de lo que trata para ver si realmente quieres trabajar conmigo en esto puesto que no es para curiosos que esperan resultados de un día para otro (aunque aplicando algunos de los conceptos se pueden obtener resultados en pocos minutos no quiere decir que todo el comportamiento del caballo cambie para siempre con esos minutos).

Es para aficionados a los caballos que se comprometan a seguir las clases, responder a las preguntas que voy haciendo (allí mismo o en su cabeza por lo menos) y reflexionar sobre los conceptos de una forma objetiva para poder aplicarlos a su caballo y a su situación concreta. Estaré ahí para acompañarte junto con otros alumnos en el proceso.

Si estás en nuestra lista de suscritos y no estás en el curso trabajando conmigo, no pierdas más tiempo, ¡te espero del otro lado!

Si tienes el curso, verás que hay una clase específica sobre una yegua que está aprendiendo a estar quieta en la ducha con su propietaria. Si no la has visto corre a verla que la añadimos hace algunas semanas. Verás cómo funciona el proceso y cómo se pide para que esté quieta mientras le doy la clase. Si ya la has visto, cuéntame en el curso si lo has probado, si te ha funcionado y lo comentamos. 

 

 

Equierror nº3 Cuando el caballo está nervioso en la ducha

Minientrada

This entry is part 3 of 4 in the series caballo nervioso en la ducha

Veamos el tercero de los tres Equierrores sobre el caballo que no se está quieto en la ducha. 

En el error anterior estábamos en un dilema sobre si nos teníamos que pelear constantemente con nuestro caballo para que se quedara quieto en la ducha.

Sólo decirte que los dos errores anteriores han despertado toooooodos estos pensamientos en un montón de gente que los ha leído:

El tercer Equierror sobre este tema es, que pensamos demasiado, demasiado rato y nos obsesionamos con las cosas más difíciles de controlar en vez de prestar atención a las cosas más simples. 

Vamos a ver la última frase de la imagen y vamos a simplificar todo lo que pensemos sobre la misma:

«No apetece estar peleándonos todo el rato con el caballo y decirle constantemente lo que no puede hacer, tal como no piafar en la ducha, no rascarse, no relinchar una y otra vez, no andar de un lado a otro, etc, etc, etc.»

La vamos a simplificar con lo que SÍ y lo que NO. Y veamos si nuestro razonamiento se vuelve más productivo:

Sí, claro que el caballo debe saber lo que no puede hacer, pero si enfocamos nuestra energía y nuestro pedido a lo que DEBE hacer le daremos opciones al caballo para cumplir con lo que pedimos y además, todos los demás pensamientos desaparecerán porque nos concentraremos rápidamente en cómo debemos pedirle lo que DEBE hacer.

Y NO, no debemos pelearnos nunca. Eso está fuera de cuestión. Pelearse es agravar la situación de estrés en la que el caballo ya se encuentra. 

Es posible que el caballo entre en una especie de «discusión» porque si de repente le explicamos lo que puede y no puede hacer, no se lo tomará en serio si nunca lo hemos hecho antes. 

Pero si sabemos cómo explicarle las cosas, sabremos que no vamos a entrar en su intento de «discusión», le enfocaremos hacia lo que DEBE hacer y el caballo acabará por tranquilizarse y atender.  En muy poco tiempo (comparado con lo que hacemos normalmente) lo tendremos encaminado hacia la solución del problema. 

Este tipo de trabajo en estas «pequeñas situaciones» nunca se puede calificar como una «pérdida de tiempo» porque, son, estos mismos detalles como el de enseñar al caballo a estar quieto y tranquilo en la ducha donde reside tooooda la base de la equitación y de la comunicación entre caballo y jinete. Si te descargaste la Guía de 15 Normas y estás suscrito a nuestro blog sabrás de qué detalles estoy hablando, si no, ya sabes, corre a descargar tu guía porque después de la misma recibirás una serie de «EquiE-clases» que te ayudarán a entender mejor todo lo que hacemos en el blog.

Sinceramente si no queremos dedicar una parte de nuestro tiempo a esos pequeños momentos que son GRANDES OPORTUNIDADES para entendernos de una vez por todas con nuestros caballos y cambiar una relación algo sinuosa en algo fantástico, entonces no queremos realmente comunicar con nuestro caballo ni que la equitación sea algo a dos. Queremos montar, queremos pasearnos por ahí, queremos vivir tranquilos, montar a caballo y ya está. 

Es una forma de estar con los caballos, la respeto plenamente, especialmente si dejamos que este trabajo más específico lo haga un profesional. Perfectamente respetable.

No estoy de acuerdo, pero lo respeto si luego no te quejas de que tu caballo contigo no hace esto o aquello. Cuando no lo haga contigo, tendrás que conformarte con ver lo bien que va tu caballo con otra persona que no eres tú. LO MEJOR DE LOS DOS MUNDOS, no podemos tener. 

Para ti que sí quieres comunicar mejor con tu caballo, en el post siguiente,  simplificaré este error al máximo. Es más, de diré cómo simplifico este error y los otros dos anteriores. Y te diré cómo puedes llegar a simplificarlo tu también en muy poco tiempo (como máximo en 15 días si asistes a una clase por día) de una forma más práctica mientras te acompaño en el proceso, porque una cosa es entenderlo y otra cosa es aplicarlo en el día a día.

La solución que te propondré está diseñada para que nunca más tengas que pensar tanto, no solo en esta situación como en otras muchas situaciones 😉

Error 1,2,3 simplificados al máximo.

Equierror nº1 cuando el caballo está nervioso en la ducha

Minientrada

This entry is part 1 of 4 in the series caballo nervioso en la ducha

Seguro que has tenido alguna vez entre manos un caballo que no se está quieto en la ducha o atado. Anda de un lado a otro, empieza a relinchar o a escarbar el suelo, va dando cabezazos, se gira de repente para ver todo lo que le rodea, etc etc etc. 

Lo peor que puedes hacer en esta situación es ponerte nervioso. No es lo primero que se nos ocurre pero la gestión de nuestros nervios es crucial si quieres ayudarle. Si has leído el libro habrás entendido ya que, dependiendo de esa gestión,  nuestra relación con los caballos será fantástica o un auténtico desastre. 

Te diré un secreto para cuando te sientas nervioso: ¡no le hables!

¿Chocante verdad? Porque siempre hemos escuchado que debemos «hablarle al caballo»…Pero hay momentos en que hablarle al caballo es nefasto para nuestra comunicación. 

Exacto. La voz transmite una energía que nosotros no vemos. El sonido es vibración. Y esa vibración acompañada de una energía negativa como el nerviosismo delata nuestro estado de ánimo para quien sabe escuchar. Y los caballos son «escuchadores profesionales» porque saben estar y comunicar en silencio. 

Dicen que la voz es el sonido del alma. Y si nuestra alma está nerviosa cerca de un caballo que también está nervioso, la voz pasa a ser un instrumento que impide la confianza del caballo. Es más, lo vuelve más inseguro.

Te diría que hables con él sólo cuando estuvieras muy muy seguro de cómo le debes decir las cosas cuando él se pone nervioso. Y te garantizo que el caballo no miente. Si sigue nervioso cuando le hables con lo que tú crees que es una voz tranquila, es porque no lo es tanto. Y si es tranquila, no está siendo efectiva. Y como consecuencia de ello, no sirve lo que estás haciendo o estás empeorando la situación.

Y además, con los años que llevo en esto, te aseguro que el caballo nervioso prefiere que le digas las cosas en un lenguaje que él entienda, no en el nuestro que se sirve de palabras (o palabrotas si los nervios nos llevan a ellas). 

Muy bien. Como ves, no solo te he dado UN Equierror que solemos cometer sino además un bonus:

No te pongas nervioso, pero si lo estás, no hables.

-¿Entonces cómo lo hago para que se tranquilice?- Me dirás. Y ya que estamos, ¿cómo lo hago para no ponerme nervioso?¿Eso se controla?

En el próximo post te hablaré sobre el ERROR Nº2  y verás 😉