Si durante tres días el potro no ha hecho nada raro, no quiere decir que…

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Conversación frecuente:

_ Es muy tranquilo, me he subido en muy poco tiempo, el potro desde el primer día se ha dejado hacer de todo, me sigue, le he puesto la silla, me he montado y no ha hecho nada. 

_ ¿Le das un poco de cuerda antes de montarte hoy? 

_ No hace falta, se ha portado tan bien estos días que me subo directamente

_¿Cuántas veces le has dado cuerda a ese potro? 

_ Tres o cuatro

_Montado ¿el potro atiende a la rienda para girar? ¿Sabe parar? ¿Sabe lo que significa la pierna?

_No demasiado pero es tranquilo, muy manso y no parece que le asuste nada…

¡Ding, Ding, Ding!

En estos momentos suena directamente una alarma en mi cabeza y empiezo ya a no querer participar demasiado en el tema, si cuando aconsejo que le suelten primero o le demos antes un poco de cuerda, no lo hacen.

Me quedo esperando el siguiente capítulo que sé que en algún momento llegará. En cuestión de tiempo y cuando algo empieza a ir mal, es cuando ya se dirigen a mi con un : «tu que eres profesional, móntate un poco y explícame cómo puedo solucionar esto (no gira, no para, se bota, retrota, no quiere pasar por aquí o allí, se quiere poner de manos, no hace caso y un sinfín de etcéteras que ya sé yo que van a ocurrir de antemano…)».

En estos casos, no siento que tenga que probar nada a nadie y directamente diré que no, a no ser que volvamos a mis normas y mi método.

¿Por qué? «tienes miedo«, me dirán. ¿Conoces esa sensación que te invade cuando estás con alguien que sabe que no tiene razón pero que intenta manipularte para que hagas lo que quiere? Salen con esa frase tan utilizada que te machaca cuando no lo tienes muy muy claro? Seguro que te has visto en esas situaciones y conoces a personas así.

Tienes miedo, es una de esas frases en la equitación que pretenden ofender al sentido común, a la experiencia y al razonamiento lógico.

El primer paso del libro «Cómo ganar la confianza de un caballo en 5 pasos« es hacer un diagnóstico de la situación y de la relación caballo-jinete. Es un paso muy, muy claro. Hacer un diagnóstico de la situación antes de poner el trasero encima de un potro que está poco montado, me parece de lo más lógico y de sentido común. La valentía pasa a ser estupidez cuando nos saltamos este paso. No me canso de decirlo. 

Si hacer un diagnóstico para ver la situación es imprescindible para un caballo mayor resabiado, o un caballo que no se trabaja desde hace unos días por muy manso que sea, más lo será para un potro. En realidad deberíamos hacerlo con cualquier caballo para adecuar la sesión de trabajo según lo que observemos y no sólo para ver cómo anda de energía, hay que ver cómo está su musculatura, estado de espíritu y equilibrio ese día.

Y para que veas que no estoy siendo «moralista» sin conocimiento de causa, puedes adquirir este caso práctico de un error que cometo yo misma con un caballo de 18 años al que sabía perfectamente que debo soltar y trabajar pie a tierra un poco antes de montar, si lleva algún tiempo con menos trabajo y no lo hice ese día por…pues eso, pereza del momento, falta de tiempo, cualquier otra disculpa sirve. No deja de ser estupidez. Yo misma suelo seguir esa norma a rajatabla y esa vez me la salté.

La verdad es que ese caballo había tirado en su vida a muchas personas, y a mí, en 6 años no me había tirado nunca porque me había hecho un manual de instrucciones en la que la instrucción número uno era precisamente «nunca trabajarlo montado sin hacer el diagnóstico de su energía primero porque aunque es mayor, es un caballo peligroso cuando está con exceso».

Ese día, me pudo la prisa y fue el único día que me caí del caballo. 

En este caso verás lo que ocurre, cómo me descuelga, cómo lo soluciono y te demuestro que al caballo le sobraba energía ese día y cómo después de tratar del problema de base, trabaja fenomenal. Conclusión: debido a las prisas al final empleé más tiempo y además me puse en riesgo. ¡Pude haberme ahorrado todo esto! 

Lo bueno, ese día iba a realizar grabaciones para las clases online y quedó grabada la sesión. Ahora puedes aprender tú de mi error que para esto está este blog llamado Equierrores. 

Pincha en la imagen si quieres adquirirlo y verlo:

https://equierroreslab.teachable.com/p/retomar-el-liderazgo-con-un-caballo-del-tipo-dominante-que-nos-ha-puesto-en-el-suelo

Si realmente quieres evitar un montón de accidentes, te lo enseño todo en el curso «Cómo utilizar el LENGUAJE EQUINO en el día a día«, no sólo te hablaré en detalle sobre el exceso de energía, sino de otras 4 situaciones clave que debes tener en cuenta antes de ponerte encima de un caballo y más, sobre un potro. Pincha en la imagen y te llevará a la información sobre el curso en el que aprenderás a escuchar y a decirle las cosas a tu potro de forma que él entienda de verdad: 

Y si, siendo sincero contigo mismo, te das cuenta que alguno de tus caballos ni siquiera está demasiado educado del ramal como para que puedas llevarlo a cualquier lado con tranquilidad, te recomiendo el curso online sobre «Cómo educar al caballo del ramal«. Encontrarás ejercicios que puedes incluir en tu rutina diaria cuando lo llevas del box a la ducha o al campo o para incluirlos en el ratito que le des cuerda. En pocas sesiones verás que se vuelve mucho más atento y respetuoso contigo y, al mismo tiempo, confiará muchísimo más. Pincha en la imagen:

 

Creemos que tenemos una relación especial con nuestros caballos cuando en verdad…

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Es lo que nos gustaría…

A veces escuchar la verdad puede salvar vidas…

Lo sé, todos queremos una relación especial con nuestros caballos y porque vengan cuando les llamemos o nos sigan un poco por todos lados… No significa que tengamos una relación especial. Nos conocen, y nos aceptan hasta cierto punto, pero no quiere decir que hayamos establecido un liderazgo, una jerarquía, una forma de compromiso de «yo te pido, tu buscas la respuesta, yo corrijo o espero si no la encuentras, tu sigues buscando mientras te doy las indicaciones para que las encuentres, yo cedo y relajo cuando la has encontrado» y así vamos repitiendo, exigiendo más de forma gradual, creciendo hacia una relación de respeto, confianza y trabajo en equipo.

Esto tiene que ocurrir a todos los niveles y para ello, debemos saber leer la energía de nuestro caballo en todo momento, adaptar la nuestra, poner la intención o no ponerla en el momento justo, utilizando nuestro lenguaje corporal en la medida adecuada ajustada casi al milímetro.

TODOS los caballos funcionan de esta forma pero los de carácter más difícil y fino, si no nos adaptamos a su forma de ser y apuramos realmente nuestras capacidades, no saldrá nada bueno del trabajo y nos frustraremos porque aunque vengan cuando les llamemos, sabemos en el fondo, que no tenemos aquella relación que nos gustaría tener. Y la culpa… Nunca será de ellos.

Cuando durante un clínic con caballos trabajo 3 días con un potro de carácter fino y al tercer día ya le tengo la montura, le cuelgo una bolsa en los estribos y le cuelgo mi peso con toda confianza, no quiere decir que cualquiera se puede acercar y hacer lo mismo y no quiere decir que el potro sea de plena confianza. Quiere decir que bien hecho es posible. Nunca nos engañemos porque pondremos nuestra vida en peligro.

Por mucho que cuando otra persona que le conoce desde hace más tiempo que yo, le llame por su nombre, el potro atienda, reconozca su voz o su presencia y le de de comer todos los días.

No funciona así. Es muy fácil pensar que con esa facilidad con la que el potro se ha entregado, su carácter es otro del que es y olvidarnos de que con la energía equivocada podría saltar en cualquier momento.

Es muy fácil no reconocer lo siguiente:

  • Todas las señales interpretadas a tiempo
  • Correcciones sutiles con lenguaje corporal
  • Pausas activas hechas en momentos oportunos para evitar subidas de tensión en el caballo
  • Respeto por su espacio en momentos determinados
  • Pedidos de respeto por parte de quien trabaja con el caballo, sutiles pero eficaces
  • Pedidos de atención constante sutiles o no tanto
  • Adaptación de la energía de quien está trabajando con el caballo a la suya conforme aumenta o disminuye la tensión de las peticiones, cada vez más exigentes….

Todo esto forma parte de la construcción de una buena relación con nuestros caballos, ya sean de carácter fino como fácil y es aquí cuando se marca la diferencia entre tener una media relación de hace años y una relación completa y productiva en media hora, en un día, o en tres.

Lo que ocurre es que cuando son relativamente fáciles, nos saltamos muchos pasos y conceptos y ellos lo aceptan aunque te aseguro que una vez se aplican todos estos conceptos, la relación con cualquier caballo se vuelve otra, es otro mundo, también con caballos más facilones y dóciles. Cuando tienen un instinto un poco más apurado, son un poco más sensibles, tienen determinadas condicione físicas, han vivido en determinadas circunstancias o simplemente son más exigentes de trato, estos conceptos son fundamentales entenderlos y saber aplicarlos para no ponernos en peligro.

A veces duele, duele cuando otra persona en media hora se hace más con nuestro caballo que nosotros en mucho tiempo de tenerlo. Lo sé, a mi también me ha pasado así que me he tenido que aguantar muchas veces. Es la realidad. Y cuanto antes la aceptemos, antes estaremos dispuestos a aprender algo nuevo.

Si quieres saber como se construye una relación verdadera con tu caballo y aprender todos los conceptos de los que hemos hablado antes, apúntate al curso «Cómo utilizar el LENGUAJE EQUINO en el día a día» y entenderás qué camino debes seguir con tu caballo para lograrlo.

En nada, hablaremos de lo tercos que podemos ser a veces como jinetes por mucho que llevemos años en esto. 😏

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Comenta lo que te parezca, si tienes preguntas, dispara!

Por si no tienes tiempo de leer, te dejamos aquí el podcast de esta publicación:

¡Ayuda! Cómo pido un ritmo constante a mi caballo de forma que entienda

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Antes de contarte cómo puedes explicar al caballo el ritmo que quieres de él de forma que  lo entienda, quiero que hagas una reflexión sobre parar a un caballo que va galopando fuertemente por el campo: Si tienes un coche parado encima de una colina sin freno, ¿Cómo será más fácil pararlo y controlar su velocidad y dirección? 

  1. Intentando controlarlo al principio de la colina 
  2. Cuando ya esté casi abajo y a toda velocidad

Exacto, ¿te lo estás imaginando cierto? No tiene mucha vuelta de hoja. A caballo, el control viene antes, no después. Es decir, los primeros km que hagamos a caballo deben servir para establecer un ritmo que le permita equilibrarse, que nos permita mover la grupa y la espalda y flexibilizar sus dos lados, trabajar dónde pone el caballo los pies, en la obediencia a nuestras ayudas laterales, de más y de menos y establecer un contacto con la boca y el resto del cuerpo del caballo que permita que los mensajes fluyan.

Ese es el objetivo de los primeros km, es decir de cualquier calentamiento. Luego ya, podemos aumentar el ritmo, la velocidad, ejercicios más difíciles, etc. Y al final, vendrán algunos estiramientos, que puede ser dejarle estirar el cuello mientras lo flexionamos un poco hacia un lado y otro, etc.

En el primer galope, cuando vamos con otros caballos, es normal que el caballo quiera ir con los demás, a su ritmo, pero debemos contrariarlo y seguir con nuestros objetivos principales del calentamiento (los que hemos descrito arriba). Como parte importante vamos a hablar sobre el ritmo. Si controlamos el ritmo, controlamos su velocidad y, por lo tanto, educándolo en condiciones, lograremos pararlo SIEMPRE que sea necesario sin tener que llegar al punto de decir la frase ¡Ayuda, mi caballo no para!

Si alguna vez montas conmigo por el campo y ves que me quedo atrás con el caballo, ya sabrás lo que estoy haciendo. Los primeros km son cruciales para que el trabajo fluya sin problemas el resto de la sesión.  Dependiendo de la educación del caballo, su energía y entrenamiento, tardamos una sesión entera o más sesiones en las que nos debemos dedicar de pleno a los principios descritos antes para poder llegar a trabajar un poco más sólo en los primeros 15 minutos de cada sesión siguiente y tener al caballo disponible y fácil para el resto de la sesión obteniendo resultados a largo plazo.

Ahora sí, vamos a la cuestión en sí sobre cómo explicarle al caballo el ritmo que necesitamos desde el principio, de forma que él entienda.

No cometas este Equi-error con un caballo claustrofóbico

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El caballo es un animal claustrofóbico por naturaleza, los sitios cerrados le recuerdan las cuevas de los leones, lugar en el que nunca jamás se metería en estado salvaje.

La domesticación del caballo ha sido muy reciente en comparación con el tiempo que este animal lleva en el planeta, así que sus instintos “primitivos” siguen bastante activos. En algunos más que en otros, pero nos encontramos frecuentemente con caballos que tienen dificultad en aceptar la entrada en una ducha, en un box, entradas en camiones y remolques, etc. El hecho de que lo acorralemos para agarrarlo cuando el potro está cerril, agrava la situación aún más, aunque muchas veces sea la única opción a corto plazo.

Es importante tener esto en cuenta porque solemos cometer el error de, después de lograr ponerle la cabezada a un caballo (a veces un poco a la fuerza y sin contar con los niveles de estrés que le provocamos), pensamos que ya hemos logrado lo más importante y a partir de ahí ya podemos llevarlo del ramal y quizás subirlo al remolque sin preparar el terreno ni preparar al caballo psicológicamente para estar encerrado entre dos “muros”.

Algunos, acaban por ceder rápido la primera vez y subir pareciendo que no les importa demasiado, pero hay también caballos que no son tan explosivos, “sufren por dentro” y puede que en algún momento salga ese estrés contenido de otra forma, como, por ejemplo, no querer bajar del remolque, clavarse en el suelo y no dar un paso, ni hacia atrás ni hacia delante o defenderse hacia arriba en un momento dado.

Muchos no son claustrofóbicos y no dan ningún problema, y estos son los que nos engañan cuando trabajamos con otros caballos pues pensamos que todos son así 😊 Y nos encontramos de pronto con una realidad bien distinta y sin saber qué hacer en esos casos.

Esta imagen pertenece a uno de los vídeos que forman parte del curso on-line de educación del ramal, estamos trabajando a Trasto, un caballo muy claustrofóbico, y lo estamos preparando para estar tranquilo en sitios estrechos. 

Y cómo lo hacemos…

Hay que hacer un trabajo de base, seguimos con ejercicios básicos que hacen que el caballo no sólo confíe en nosotros, sino que también respete nuestras ayudas sin tener reacciones explosivas, y así empezamos a preparar el terreno para nuevas situaciones, una de ellas es precisamente el estar entre la presión que les supone estar junto a una valla y la presión de no poder pisarnos a nosotros.

Todo un reto

Hay caballos que sufren cuando se les acerca una persona para montarse, o cuando hay una persona de un lado y otra persona que se acerca por el otro lado, para estos, también es muy eficaz este tipo de trabajo. Así les ponemos retos que deben superar.

Este trabajo tiene un paso a paso y hay que “jugar” con ponerles la presión suficiente que puedan soportar y procesar en su mente, y relajar en el momento en que ellos dan señal de relajarse, aunque sea un milímetro. Hay que corregir lo justo cuando se bloquean o quieren darse la vuelta. Es fácil, pero no simple 😉 ¿un contrasentido? No.

¿Quieres participar en el curso online sobre la Educación del Ramal? Pincha en la imagen para ver toda la información: